jueves, 31 de enero de 2019


Todavía no muere Eligio viejo y sus herederos
pelean rabiosos por el control de El Mexicano

Se unen Lilian, Corina y el desflemado Junior, en
contra del regidor con licencia, Valencia López

Pedro Martínez Serrano
Los Valencia, los Cuervos de Tijuana
No tienen madre… Todavía no entierran al viejo y ya se andan peleando la herencia… Ve en lo que convirtieron al Mexicano, en un pasquín de extorsionadores… Ahora el hijo de Lilian, un tal Carlos Eligio, me llamó para decirme que cualquier asunto relacionado con la información o publicidad con el “periódico”, que lo viera con él, que porqué él es el jefe de información… Pedro, me dio risa, no saben ni hablar, pero se están matando, veo que se unieron en contra del hijo menor de Valencia Roque, el Eligio Valencia López.
         Lo anterior me lo comentó un viejo amigo que, en medio de carcajadas, recordaba los tiempos de la “diferiencia”, como llamaba Eligio Junior al restaurante la Di-fe-ren-cia; “esos pobres cabrones, son tan ruines que ya les urge enterrar al viejo; lo peor es que sienten que el hijo de Sarahí se los va a tragar, porque para colmo, él si se ve trucha. Es el que quiere meter don Eligio como delegado de Infonavit, aunque tampoco lo vamos a dejar pasar, ya ves que les gusta quedarse con propiedades ajenas”.
        Quien me platica lo anterior, es un importante activo político, que busca una de las candidaturas en disputa, con amplia experiencia en el servicio público e influencia en el sector empresarial y los medios de comunicación.
        ─Le contesté, porque se identificó como Eligio Valencia y no tuve el cuidado de preguntarle cuál de todos… Pero cuando le dije: a sus órdenes don Eligio, él me respondió de inmediato: No, no soy él; soy Carlos Eligio, el jefe de información del periódico, ese es el motivo de mi llamada, decirle que me designaron, que cualquier asunto relacionado con información o publicidad, lo arregla conmigo de ahora en adelante... Ah ´tá bueno, le dije y antes de que articulara la siguiente frase, me aclaró, me previno de no tratar ningún asunto con “el bastardo” de los Valencia y, como son tantos, le pregunté que ese quién era y me lo identificó como el que era regidor, di por hecho que se refería a Eligio Valencia López.
        En un rápido recuento, me narró cómo va la novela que ya tiene título: “Los Valencia, los Cuervos de Tijuana”
        Luego de la llamada, me comunicó a un amigo de ambos para saludarme, aunque el tema fue recurrente:
        ─¿Cómo ve a sus patrones?, me dijo a manera de saludo, a lo que repuse:
        ─¿Qué pasó?... Yo no tengo patrones y menos pendejos… El más abusado de los Valencia ya no coordina… Me dicen que ya anda tirando sablazos de a 10 mil… Pobre viejo, tan cabrón que fue y mire cómo fue a terminar, como objeto de disputa de una recua de hijos, ellos sí, muy pendejos, que no tuvieron el talento de adaptarse a los nuevos tiempos de la comunicación.
        Luego de las escaramuzas y los saludos, el buen amigo, vinculado también al sector empresarial y a los medios de comunicación, me comentó la bajeza “y lo hijos de la chingada que son los Valencia; ya ve que corrieron a un buen de sus trabajadores; bueno hasta a uno que le decían El Pachas y a muchos, incluidos sus amigos Sarmiento y Anzures”.
        Pues sí, le respondí, “son los estertores de El Mexicano, el periódico se murió y no se dieron cuenta; ahora se pelean por los pellejos de lo que queda del pasquín que han saqueado hasta hartarse”-
        El tijuanense, orgulloso de serlo y que ha promovido a la ciudad en diferentes foros, nacionales e internacionales, lamentó las condiciones en que ahora se ridiculizan en El Mexicano; “son gente sin dignidad, no supieron decidir a tiempo hasta cuándo el periódico… Valencia Roque creó parásitos, monstruos, cuervos que ahora buscan sacarle los ojos… Yo creo que sus ojos, los ojos de don Eligio, son el muchachito ese que también se llama Eligio, ese medio maleante, al que hizo regidor y que ahora quiere meter al Infonavit.       
        “Así las cosas por acá”, me comentó mi amigo; “me dice aquel que viene usted en estos días, ¿es cierto?...
        ─Pues sí, voy a subir a Tijuana, le voy a ayudar a algunos amigos en sus campañas; ya ve que, como dicen en Guerrero: aunque sea para hacer los mandados sirvo.
Llegaste tarde, AMLO

Desafortunadamente para AMLO, dentro
del concurso de improvisados que componen
su equipo, Rocío Nahle, Octavio Romero
y Alberto Velázquez se llevan las palmas;
son incompetentes de clase mundial

Jorge Suárez-Vélez / Reforma / Opinión
El proyecto de López Obrador es ideológico, no económico. Pero es su extrema ineptitud en el manejo de la economía lo que hará que su proyecto naufrague.
A quienes nos oponemos a éste nos toca, además de poner el reflector sobre los graves errores cotidianos, impedir que el daño estructural sea tal que provoque una situación de retroceso irreversible, aun cuando alguien apto tome después la rienda de este Gobierno.
AMLO llega tarde. Si hubiera ganado hace 12 años, con Cantarell a toda capacidad y con Hugo Chávez en ascenso, hubiera tenido los recursos y el apoyo para implantar el modelo que sueña. La realidad hoy es muy distinta y hace imprescindible tanto un manejo apto de las finanzas públicas, como la colaboración con el sector privado cuya inversión es vital.
Este Gobierno no entiende que para sobrevivir necesita generar condiciones de certidumbre para las empresas privadas, y que debería aplicar los escasos recursos que tiene a la mano para invertir en infraestructura real y gasto social eficiente, no clientelar.
En vez de eso, tirarán una millonada en su Tren Maya, con la refinería de Dos Bocas, cancelando la obra de un aeropuerto indispensable y repartiendo dinero sin ton ni son.
Tampoco entiende que en el sector energético está condenado a un fracaso rotundo si no asume como propia la reforma energética que heredó. No lo hará. Pemex no tiene ni recursos ni tecnología para recuperar niveles de producción, antes de que su pesado endeudamiento reviente a la empresa.
Desafortunadamente para AMLO, dentro del concurso de improvisados que componen su equipo, Rocío Nahle, Octavio Romero y Alberto Velázquez se llevan las palmas; son incompetentes de clase mundial. Los inversionistas ya se dieron cuenta, y las empresas calificadoras de riesgo están despertando. En cuestión de meses, Pemex perderá su Grado de Inversión y empezará la pesadilla. Recordemos que no llevan ni dos meses en el timón.
Urge que los empresarios reaccionen. Muchos encontrarán acomodo en esta nueva realidad nacionalista que sesgará regulaciones a favor de empresas locales, ahuyentando inversión extranjera.
Ésta es más necesaria que nunca por la transferencia tecnológica indispensable, cuando el mundo está inmerso en esta "Cuarta Revolución Industrial", y para crecer (ya no al 4 por ciento prometido, sino al menos al nivel del sexenio pasado).
Los grandes perdedores serán los consumidores mexicanos que se acostumbraron rápidamente a las ventajas que provienen de fomentar competencia y abrir mercados.
Urge exigir apoyo a entidades públicas autónomas (INE, Cofece, CRE, INAI, Inegi, IFT, TFJA, CNH) que tanto trabajo costó empoderar, y cuyo presupuesto está siendo recortado con el objetivo expreso de quitárselas de encima. Éstas fueron creadas para proteger derechos esenciales y para fomentar esa transparencia que están obstinados en terminar.
Los empresarios deben resistirse al Caballo de Troya que están por recibir, donde el Instituto de Formación Política de Morena les impondrá a miles de jóvenes, disfrazados de inocentes aprendices, para que incidan ideológicamente en sus plantas laborales. El objetivo es desarrollar mecanismos para presionar y extorsionar a quienes no colaboren con el "proyecto".
La implementación del capítulo laboral del nuevo T-MEC también dolerá. Fue ideado por las centrales obreras estadounidenses para fomentar relaciones obrero patronales menos amigables en México, y complicar el traslado de plantas industriales a nuestro País.
Seguimos deslumbrados por el arrollador triunfo de López Obrador. Muchos se dieron por vencidos antes de tiempo. La popularidad del tabasqueño irá haciendo agua porque decidió ser el único pararrayos de una administración incompetente. Errores como el de Tlahuelilpan, que ya costó 118 vidas, serán cotidianos.
México tiene un problema de pobreza y desigualdad, y nos urge construir Estado de derecho. Pero no podemos ser testigos pasivos de la destrucción de lo mucho que sí se ha logrado.

martes, 29 de enero de 2019


Lilian Valencia recurrirá a trampas legales,
para evadir responsabilidad con trabajadores

Una mujer sin escrúpulos, que cachetea a sus hermanos
y cuestiona a su padre, es una hembra de pelo en pecho

Conocí a la hija mayor de Valencia Roque, cuando llegó
a controlar publicidad a El Mexicano; nunca congeniamos

Pedro Martínez Serrano 
Es la hija mayor de Eligio Valencia; ella si es cabrona. No tiene ni puta idea de lo que viene a hacer, pero tiene más huevos que su hermano. El Junior (Eligio Valencia Alonso) es medio bonachón y pendejo, pero ésta trae al pedo hasta a su esposo. Ella mantiene a (Francisco) Hernández Vera; el Paco es su esposo, pero él pero ella es la de los huevos…
        Así conocí a Lilian Valencia Alonso, la hija de Eligio Valencia Roque, a mediados de 2001, cuando llegó para colocarse en la gerencia de publicidad y, desde ahí buscar el control del periódico, que entonces hacía hasta 75 mil copias, sólo en la edición de Tijuana.
        Quien me describió a la entonces nueva directiva del periódico, fue el ingeniero Óscar Rodríguez, “El Diablo”; era el encargado de sistemas. Dos gustos disfrutaba entonces: el béisbol y desaparecerse cuando la tecnología hacía crisis en la redacción.
        ─Se va a comer a tu compa el junior; ni mi padrino (así le decía a Eligio el viejo) la controla… A esta le arrastran los huevos, remató y luego de pellizcarme una chichi, salió de la redacción.
        Casi 18 años después, cuando el periódico El Mexicano enfrenta los estertores, confirmo lo que me dijo entonces el Óscar. Lilian Valencia Alonso, no tiene escrúpulos, cachetea a sus hermanos y cuestiona a su padre, es una hembra de las que llaman de pelo en pecho. Es traicionera, leguleya y tramposa, profundamente tramposa, asesorada por sujetos acostumbrados a pisotear la ley y los derechos laborales.
        Ahora, para ocultar su incapacidad como encargada de publicidad del moribundo periódico El Mexicano, Lilian, asesorada por su lacayo, el gerente de lo que hoy se ha convertido en un pasquín, Jesús Velázquez, diseñan una ofensiva en contra seis trabajadores que el pasado jueves 24 de enero, según ellos, los Valencia fueron despedidos.
No conformes con la intentona de despido, obviamente injustificado, en contra de quienes se “atrevieron” reclamar el pago de las doce semanas de salario que se les adeudan y no ser liquidados de acuerdo a la ley, la hija mayor de Eligio Valencia Roque, prepara un nuevo golpe.
Asesorada por su aliado y cercanísimo hombre “de confianza”, Jesús Velázquez, el mismo que antes juró lealtad al Junior, Lilian Valencia prepara una denuncia “por daños y perjuicios” contra los “despedidos”, por un monto de 3.5 millones de pesos, lo que no pudo más que arrancar sonoras carcajadas del equipo profesional de apoyo de los trabajadores en el conflicto legal con la empresa.
Con esta acción Lilian Valencia, “apoyada” por el pelele de su hermano Eligio “El Junior”, busca justificar ante los anunciantes, subcriptores, agencias de publicidad, proveedores y voceadores, las verdaderas razones por las que desde hace varios meses el periódico ha dejado de imprimirse y circular diariamente.
Lilian y Velazquez decidieron demandar a los empleados despedidos y con ello, pretenden evadir el pago de los salarios que adeudan, además de las indemnizaciones que por ley les corresponden.
Aunque dentro y fuera del Mexicano se sabe que las verdaderas razones de que el periódico no se publique regularmente, son los pésimos manejos financieros del clan de los Valencia, y que en algunas ocasiones les impide comprar el papel para que se imprima y que su tiraje se haya convertido en algo simbólico, tirando a irrisorio, pues cuando hay edición impresa, no supera las mil copias, al grado que la cadena Oxxo haya cancelado el contrato de venta de los ejemplares del matutino y El Segunda Edición.
Desde su llegada al departamento de publicidad, la venta de espacios en el impreso se ha caído de manera estrepitosa, dejando los convenios del gobierno como la principal fuente de ingresos de la empresa.

lunes, 28 de enero de 2019


Se desmorona “imperio” de los Valencia...
Se reparten la basura en que convirtieron al 
otrora poderosísimo periódico El Mexicano

* Traen como títere a Don Eligio; arrastran
sus pellejos para buscar empleo y dinero

* Presumen que compraron la delegación
del Infonavit a Bonilla, para Valencia López

La familia que formó Eligio Valencia Roque, se encuentra en guerra; un encarnizado enfrentamiento entre los herederos, que se esfuerzan en ocultar, aunque todo Baja California lo conoce, como conoce también la rabiosa extorsión en que incurren, para mantener con vida artificial al periódico El Mexicano.
        Y es que ante el principio del fin, en medio de la vergüenza y el desprestigio, ya a nadie de los hijos de Valencia Roque le interesa en nada, sino es agenciarse dinero fácil, que cada día es más difícil conseguir en el pasquín en que convirtieron al poderosísimo periódico, ese que empezó a morir con el surgimiento de las redes sociales y el rechazo “de la familia”, a adaptarse al cambio. La modernidad les quedó grande.
        Hoy, con el patriarca venido a menos y convertido en hazmerreir de quienes integran el mundillo político de Baja California, especialmente de quienes se empujan, en busca de candidaturas por el Movimiento de Reconstrucción Nacional (Morena), los Eligios desesperan, Valencia Alonso, se dedica a gorrear en mesas de restaurantes y bares. Me dicen que ya ebrio y drogado, ofrece en venta el periódico. Lo ha hecho lo mismo con su todavía amigo, Antonio Valladolid, con Arturo González Cruz (lo que ha presenciado mi amigo Carlos Mora Álvarez), con los hermanos Hauter y con Fernando Beltrán, como me lo confió una fuente cercana a ellos, uno de los que comparte en las mesas, en las que ahora el Junior da lástima.
        A su vez, el regidor con licencia, Eligio Valencia López, me confió un cercanísimo al Junior, que todavía despacha en una de las oficinas de El Mexicano, se ha convertido en un vulgar extorsionador.
        La versión, me fue deslizada hoy vía telefónica, desde una de las extensiones del periódico:
        Querido Pedro, se te pasó la mano… Creo que no tienes la versión clara de lo que pasa en el periódico… El Mexicano se empezó a caer, desde que empezó a meter las manos el hijo de Sarahí, el muchacho Valencia López se ha ido fuerte con el dinero y con bienes, me dijo uno de los pocos, muy pocos empleados de confianza de los Eligios Valencia, Roque y Alonso.
        Previo saludo e identificación de quien hablaba, le recordé: “los Eligios son unos hijos de la chingada; acostumbran a despedir a la gente sin razón y sin dinero, pero creo que ahora sí se van a chingar. No la tienen nada fácil”.
Apresurado para hablar y con alguien escuchando lo que decía, me dijo “generoso”:
        ─Te voy a confiar un asunto. Don Eligio ya acomodó a su hijo, al de la señora Sarahí, como delegado del Infonavit en Baja California. Ya habló con Jaime Bonilla y ya se arreglaron. Al Junior le urge que el morro deje el periódico, porque genera muchos problemas. A Mirna Rincón, le tumba un millón de pesos mensuales, al menos eso factura, pero no mete nada al periódico, porque según él le deja 500 mil a la presidenta y, también dice que le da a su papá… Con “El Patas” igual, hace muchos negocios pero no más para él; otro que le entra con el regidor con licencia es Marco Novelo, en Ensenada, además de los diputados locales a los que chinga bien duro.
        Estaba motivado enlistando los atracos en que incurre Eligio Valencia López, otro de los tantos junior´s del viejo y venido a menos dirigente de la CTM en Baja California, cuando le atajé:
        ─Entonces el Junior es un pendejazo, lo ha afectado mucho la droga; mira que dejarse que lo chingue su medio hermano. Primero lo desbancó del control del viejo, luego del periódico y ahora está a punto de sacarlo de la empresa… Me dicen que trae una alianza con Lilian y con Corina.
        Luego de que pendejee a Valencia Alonso, el corre ve y dile que me llamó, hizo un amplio silencio, para luego arremeter con más vuelo, en contra del “seguro delegado de Infonavit; Don Eligio ya se la compró a Jaime Bonilla… Le dio una propiedad en Ensenada”.
        ─El punto estimado (…), es que los Valencia, todos, están haciendo muchas pendejadas y traicionando mucha gente… El tema de los despidos les va a explotar, ya hay un grupo de gente dispuesta a ayudarlos; a todos los que han corrido… Yo llego en estos días a Baja California, para hacer los mandados…
        Los cuchicheos cada vez más recurrentes y esas fallas en la comunicación, cuando no se escucha bien, me llevaron a despedirme de mí conocido en El Mexicano: “ahí me saludas a Eligio… Saludos Eligio, no seas cabrón, traicionero y ladrón”, le grité, porque estoy seguro que estaba escuchando.


sábado, 26 de enero de 2019


El Mexicano…
Una historia de abuso, explotación y
promiscuidad; los Eligios, alcohol y drogas


Pedro Martínez Serrano / Primera parte
Conocí a Eligio Valencia Roque a finales de los 90´s. La primera impresión que tuve de él no fue buena. Era la réplica caricaturesca de don Fidel Velázquez Sánchez, sin embargo, en aquellos años, las condiciones se daban para que me empleara en El Mexicano.
Con todo y la carencia intelectual y profesional, que acentuaban la improvisación en la edición del periódico, a pesar de las herramientas tecnológicas de que disponía entonces la Editorial Kino S.A., de C.V., el matutino se presentaba como la mejor plataforma para la proyección profesional.
Desde mi ingreso a la plantilla de reporteros de El Mexicano, en aquellos días compartiendo redacción con Coco Castillo, Roberto Martínez Cuevas, Viky Fernández (qepd) de Hilario Ochoa y, en la jefatura de información, Sergio Anzures Ochoa, “el ojos”, digo además de un grupo de viejos “levanta notas”, que más que reporteros parecían vendedores de publicidad, como José Luis El Oso Cortés, un cínico motociclista de tránsito, que por azares de la suerte, cayó al periódico; y como él, muchos que iban a mal escribir, para bien cobrar a quienes mencionaban en sus remedos de notas periodísticas, me di cuenta que la improvisación, la ocurrencia y el remiendo, eran sellos que imprimía en cada edición el mismísimo Eligio Valencia Roque y, en su ausencia, Eligio Valencia Alonso, el Junior, ambos borrachillos de escritorio que disfrutaban el elogio ramplón del grupo de bufones del que se hacían rodear.
La primera impresión que tuve de Eligio, como se menciona al viejo caciquillo pueblerino que asaltó El Mexicano, para adueñarse de él, luego de un movimiento laboral a finales de los 60´s, en el que participaron muchos de los que se deshizo al paso del tiempo, en algunos casos con la paciente espera de que se fueran y a otros, a los que pisoteó y, se dice que a algunos, desapareció, fue lo que confirmé con el paso de los años, es un sujeto mezquino, ladrón, fanfarrón y traicionero. Abusivo y promiscuo.
Por allá supongo que del 2003/2004, la dirección de El Mexicano, decidió despedir al periodista y escritor José Job Flores, “por los purititos huevos de Eligio”, me dijo entonces Horacio Carbajal, uno más de los sujetos serviles y agachones que aguantaban su pisoteo, para mantenerse en la jefatura de personal.
El tema lo conocí de cerca, en un viaje que realizamos a la Ciudad de México.
En uno de esos prolongados silencios que acostumbraba Eligio, estábamos en la mesa de uno de los comedores del Presidente Chapultepec, cuando le pregunté:
Oiga Don Eligio ¿cuál fue el problema con Job? Yo lo veía muy cercano con usted; ya ve que hasta de paisanos se trataban…
En eso estaba, cuando el viejo Valencia Roque soltó:
─Ya no servía… Pensó que me podía ver lo pendejo, pero se equivocó…
Y como siempre fui igualado con Eligio, así mismo lo interrumpí para espulgar más en el tema:
─Pero los demandó, ¿o no?
Raro en él, pero la pregunta motivó que soltara un remedo de carcajada y rematará el tema:
─Intentó, pero no consiguió nada… En la junta, Carbajal y el abogado, ofrecieron reinstalarlo, pero ya no aceptó… Sabía que lo íbamos a encerrar 8 horas diarias y lo íbamos a poner a lavar baños… El trabajo ahí está.
Luego de esa conversación, antes de que llegara un empresario con el que teníamos cita, me quedé pensativo. Supe que estaba frente a un explotador, ladrón y cacique de horca y martillo.
El tiempo me dio la razón, hace un par de días me enteré, que la operadora en la que disfrazan el fraude laboral que diseñan hace unos 5 años, para desaparecer la empresa, en voz de Jesús Velázquez pelele, ladrón y bufón de Eligio Valencia Alonso, el drogadicto al que llaman el Junior, despidió a Sergio Anzures Ochoa, mi amigo el ojitos”, a Alberto Sarmiento y a otros 10 u 11 trabajadores, por haber incurrido en la exigencia del pago de su salario de 12 semanas, ante la autoridad laboral.

La falacia de la no intervención

“Si eres neutral
en situaciones de injusticia,
has elegido
el lado del opresor”


Héctor E. Schamis / El País Internacional
El subtítulo de esta columna es una frase de Desmond Tutu pronunciada en referencia al Apartheid. Por añadidura, se aplica a todo orden político y jurídico diseñado con el objetivo de restringir derechos. Con lo cual tiene validez para cualquier tipo de autocracia.
Ello ofrece la oportunidad de conversar sobre la actual regresión autoritaria en América Latina. La proposición aquí es que demasiados actores de la comunidad internacional han optado por la “neutralidad”; lo cual, por lo anterior, es una forma de intervención en favor del opresor. Invocan a tal efecto una arcaica concepción de la soberanía según la cual un gobierno puede actuar a voluntad dentro de sus fronteras.
Se trata de un argumento falaz, los Estados no pueden hacer lo que quieran simplemente por ejercer soberanía territorial. En el mundo real, además, ningún Estado está eximido de algún tipo de injerencia del exterior. Ello ocurre por la acción—u omisión, como nos señala el Arzobispo Tutu—de actores estatales, no estatales y supraestatales. Los Estados tienen compromisos internacionales que deben honrar.
Este es el caso del Sistema Interamericano, un conjunto de convenciones y tratados que obligan a los Estados a observar la democracia y los derechos humanos. Como en todo régimen internacional, el principio de reciprocidad es fundante entre las partes. Una porción de la soberanía es así cedida y transferida a dicha instancia supra-nacional. La paz y la seguridad—bienes públicos indispensables—se derivan de las normas compartidas y se logran por medio de la fiscalización mutua.
De ahí que estos instrumentos incluyan sanciones. La Carta Democrática Interamericana, por ejemplo, prevé suspender e incluso expulsar del sistema a los transgresores reiterados. El Estatuto de Roma, por su parte, que funda la Corte Penal Internacional, establece que violaciones graves a los derechos humanos tales como los crímenes de guerra, de genocidio y de lesa humanidad son imprescriptibles y de jurisdicción universal.
De esta manera, dichos acuerdos institucionalizan mecanismos de intervención. Siendo la mayoría de los países de América parte de ambos sistemas, están obligados a aceptar dichas normas y la intervención consiguiente en virtud de haber asumido sus obligaciones de manera libre y voluntaria. Más aún, muchos de esos Estados han incorporado esa normatividad internacional en sus propias arquitecturas constitucionales.
De tal modo que apelar a la neutralidad y la no intervención hace que la discusión actual transcurra por una zona de eufemismos, arsenal retórico para justificar crímenes. El sistema de partido único se juega todo en Venezuela con Maduro y en Nicaragua con Ortega. El primero que caiga hará caer al otro. Ello bien podría causar un efecto dominó: la perpetuación de Evo Morales sería entonces una quimera, la Cuba de Castro quedaría sin amortiguación en su periferia. Aquí también se trata de reciprocidad pero entre dictadores. En consecuencia, no intervención es su concepto más preciado.
No son los únicos. También es el caso de los gobiernos de Uruguay y México, a pesar de no ser dictaduras. Al primero, su silencio frente a los crímenes de Maduro lo ha llevado a distanciarse hasta de sus aliados más cercanos, ello en sentido geográfico tanto como en interés estratégico. De hecho, los demás países del Mercosur son críticos severos de la dictadura de Venezuela. La incoherencia es más que obvia al advertirse que, en contraste, el gobierno de Tabaré Vázquez sí condena los abusos de Ortega en Nicaragua.
En México, cambió el gobierno en diciembre pasado y López Obrador llegó con la doctrina Estrada y el principio de no intervención bajo el brazo; una distorsionada versión del mismo, esto es. Pues dicha idea no puede verse sino en su especificidad histórica, es decir, una noción vital en el siglo XIX y comienzos del siglo XX para un país recién independizado, vulnerable y expuesto a la fragmentación y la pérdida de territorio. Ese era el sentido de la no intervención: mantener la integridad territorial del país.
La posterior doctrina Estrada en los años treinta, sin embargo, no fue un impedimento para denunciar a Mussolini, Franco, al Tercer Reich y al fascismo en general, ni para llevar a cabo una noble política de asilo tanto en el país como en sus embajadas en las capitales europeas. Luego en los setenta, México condenó a las dictaduras del cono sur, recibiendo exiliados con generosidad y llegando a interrumpir relaciones diplomáticas con Pinochet. Algo similar ocurrió cuando López Portillo rompió relaciones con Somoza en los días previos a la revolución, prestando apoyo estratégico al Frente Sandinista.
Nadie le pide algo diferente a López Obrador. Intervenir quiere decir condenar, censurar moralmente, ejercer presión diplomática y mostrar solidaridad con aquellos cuyos derechos son vulnerados por una dictadura. Ocurre que el significado del concepto cambia según quien lo usa. Tanto que México ahora se abstiene de firmar declaraciones condenatorias de los crímenes de Maduro en el Grupo de Lima y en la OEA, pues lo que ocurre en Venezuela es un “asunto interno” y el presidente “no busca pleitos”.
Doble estándar por decir lo menos, ello sugiere una selección arbitraria, sino una lectura ideológica, de los derechos humanos. En cualquier caso, el gobierno mexicano abandona así su tradición y elude sus obligaciones internacionales. México también es Estado parte en todas las convenciones y tratados mencionados antes. Los crímenes de lesa humanidad nunca son un asunto interno.
Es que los derechos humanos no son de izquierda ni de derecha. Si no hay intervención, no hay derechos humanos. En situaciones de abuso, el opresor siempre invoca la soberanía y la no intervención. La razón es simple: mantener la opresión en privado. La víctima no tiene dónde recurrir, pues la norma es injusta y no existe una justicia independiente ni la voluntad política de enjuiciar.
A la víctima solo le queda la intervención de la comunidad internacional para hacer esa opresión pública y equiparar una relación de poder fundamentalmente asimétrica. La no intervención, como la neutralidad que menciona Tutu, es tan solo la herramienta retórica de la complicidad.
@hectorschamis

jueves, 24 de enero de 2019


TERTULIA POLÍTICA

¡A mí no me cuiden!

Pedro Martínez Serrano
Eran los primeros días marzo de 2014. Recorría entonces a diario, cuatro kilómetros de la Carretera Federal México Cuernavaca, para llegar a Buena Vista, cruzar la Avenida Heroico Colegio Militar y entroncar con la autopista, de norte a sur. Bajaba los casi 12 kilómetros, para agarrar un tramo del paseo Cuauhnáuac y entroncar con la calle 10 de Abril, allá por atrás de Satélite y, religiosamente, asistir a mi junta de AA. Iba entonces por mi vitamina que tiene un periódo muy corto: sólo por hoy.
        La vitamina de la AA la comencé a consumir a principios del sexenio de Graco Ramírez. Tenía que hacerlo así, porque de otro modo habría estado expuesto a alguna mala pasada del tabasqueño o de cualquiera de sus queda bien, especialmente Alberto Capella Ibarra, un presunto delincuente, de origen tijuanense, con antecedentes criminales en Estados Unidos, a quien conocí en los años que residí en la ciudad fronteriza más próspera del norte mexicano.
        La llegada de Capella a Morelos, me generó alguna preocupación personal, conocí de su proclividad a la revancha y la persecución de periodistas. Con él, las cosas son o blancas o negras; no hay medios tonos. O eres su amigo o su enemigo. Es un hombre que aplica a cabalidad la política de la bicicleta: patea a los de abajo y se agacha con los de arriba. Es un sujeto desflemado, proclive a lloriquear en el hombro de sus “cercanos”, Francisco Javier Viruete, el más.
        En ese tiempo, como lo hice siempre, había endurecido los cuestionamientos al gobierno de Graco Ramírez, por la altísima criminalidad que golpeaba al Estado. Capella me envió muchos y muy variados mensajes, desde aquellos que me enteraban que tenía mi “expediente completo” y en él, mis antecedentes como secuestrador, roba carros, asesino, violador, estafador, golpeador de mujeres y más y más delitos, que creo que no están tipificados como tales, hasta el cuchicheo de acomedidos que me advertían: “dice que mejor le bajes, porque ya lo conoces de qué es capaz”.
        Y así, las cosas fueron tomando algún sesgo, que agudizó mi preocupación, cuando patrullas de la “policía Morelos”, “Mando Único” o no sé qué otro mejunje, le fue impuesto como nombre a la policía, me empezaron a “acompañar” primero cada 8 o 10 días y, al final, casi a diario.
        En el momento en que cruzaba por el mercado de Buena Vista, cuatro kilómetros antes de mi casa, sobre la Carretera Federal México Cuernavaca, la patrulla me seguía hasta el portón de mi domicilio y, se esperaba a que abriera y entrara, para luego retirarse.
        Siempre que “llegábamos” a mi casa, se daban la vuelta en U y se estacionaban, para observar intimidantes mis movimientos.
        Ya molesto, decidí cruzar e interrogar a los patrulleros:
        ─¿Qué pasó mi jefe? ¿Se les ofrece algo?
        En esas estaba cuando uno de los tres o cuatro que a diario subían, respondió desde el lado del acompañante del conductor:
         ─Loooo ve-ni-mos cuidando.
        Arrastraba la voz, con tono chilango.
        El que venía al frente del volante, buscó el tono más amenazante, fanfarrón y con ese estilo norteño que identifica a los bajacalifornianos, porque lo era, terció:
        ─Debería usted de agradecer, porque tenemos la instrucción de cuidarlo, “para que llegue bien a su casa”. Nosotros lo escoltamos para cuidarlo, remató.
        Ya encabronado de la intimidación policiaca a mi persona, les pedí:
        ─¡A mí no me cuiden! Cuiden a su familia; cuiden a quien lo necesite, porque en lugar de generar confianza, la cercanía de ustedes preocupa.
        Frente a aquella campañita intimidatoria de baja intensidad y antes de que las cosas pasaran a mayor, o que “los cuidados” se cumplieran a gusto del jefe de policía del Estado, decidí cambiar mi domicilio.
        Hoy, los niveles de inseguridad no han bajado, por el contrario, creo que estamos en el momento en que registran picos, esas alzas y bajas propias de cada cambio de una administración a otra.
        Sin embargo, hoy participé en una reunión que sobre la seguridad que reclama Morelos, encabezó el gobernador Cuauhtémoc Blanco, junto con sus colaboradores más cercanos. Fue un evento desorganizado, en un principio, pero que al final, creo que reportará resultados favorables.
        En el evento, habló quien quiso, cuanto quiso y se propusieron acciones encaminadas a frenar la estadística criminal.
        Acudieron representantes de los 33 municipios, lo mismo alcaldes que del sector privado, organizaciones vecinales; agrupaciones emergentes y especialistas en el tema, como mi amigo Enrique Paredes; o el señor Christian Montero, el principal crítico que en materia de seguridad tiene el gobierno de Cuauhtémoc Blanco.
        Y fue el mismo titular del Ejecutivo Estatal, quien antes de retirarse, porque asistió a un encuentro de Gobernadores, dejó el compromiso de que esa reunión será mensual, con el propósito de evaluar resultados.
        Antes de salir del lugar, saludé a varios amigos, todos conocidos y reconocidos por su intensa actividad a favor de lo mejor en Cuernavaca y en Morelos.
        ─¿Cómo te va?, me preguntó uno de los asistentes, creo que sigue siendo presidente de un organismo empresarial; “Compraste las pantallas que me comentaste que necesitabas”.
        ─Sí, fíjate que mi hija las consiguió bien baratas, no más que las compró por internet; creo que una en Wallmart y la otra, en Sam´s… Salieron bien baratas, creo que como 13 o 14 mil pesos…
        No me dejó terminar la explicación de la forma y el precio, cuando me recordó su recomendación y a sus recomendados, para que me vendieran equipos de televisión y de audio:
        ─(…) Pero nunca más barato que como te las ofrecieron “mis proveedores”, dijo conchudo, bañado en cinismo de pies a cabeza y retamó en un tono profundamente burlón:
        ─Jamás “Roberto” va a ser caro, y soltó una sonorísima carcajada. El representante del sector privado, tiene una cadena de establecimientos, si no es millonario, si vive holgado, con comodidad, pero él cree que sólo los pendejos compramos legal, pagamos los impuestos que tocan y el predial a tiempo. Él, él compra robado, busca descuento en cada predial y, evade escandalosamente al fisco, por eso cambia razón social cada año.
        En la reunión de seguridad, habló de la importancia de que el gobierno y la Comisión Estatal de Seguridad nos cuide, que nos proteja y que se reduzcan los índices criminales.
        Él compra robado, explota a sus trabajadores y da litros de 800 mililitros… Así, ¿!cómo¡?

martes, 22 de enero de 2019


​No se hubieran llevado al Mario

A las víctimas de nuestra herencia cultural /
A ver pues, si se hubiera ido
a su casa a ver la novela,
no lo habrían detenido

Pedro Martínez Serrano
Eran los días de la abundancia invernal. Todos los que teníamos un trabajo lícito, cobrábamos nuestro aguinaldo. Eran aquellos días en que los políticos-políticos recordaban que lo eran y recorrían colonias y poblados de sus demarcaciones, para repartir regalos y despensas, puras cosas de utilidad, nada que hiciera bulto y a las pocas horas fuera basura.
Trabajábamos entonces para Carlos Cedano Vázquez, para mí,  el mejor vendedor del mundo.
Las oficinas del Vespertino, deben haber estado entonces en Galeana, en la propiedad colindante al restaurante Casa Taxco, bien bien una fonda de comida económica, que todo el día abarrotaban y abarrotan burócratas de medio pelo.
La ubicación exacta de la única cantina del mundo que editaba un periódico (así lo decía el propio Cedano) no la recuerdo. Trabajé con él en Estanislao Rojas, en Abasolo, en Hidalgo, en Galeana y Acapantzingo.
Tuvo también el Penthouse del Edificio Orraca, en la Calle de Guerrero, hacíamos entonces la revista Cuernavaca 2000. Sería a mediados de los 80´s, cuando llegó ahí, el Mago Tamez, para reportear nota roja. Lo llevó Arturo Brito Lilington. 
Mario Tamez Fernández, estaba cerca de los hechos, porque era socorrista de la Cruz Roja y tenía un aparato de radiofrecuencia, que le permitía enterarse de los accidentes, antes que nadie. Llevaba sus notas a mano y Carmen Cruz Figueroa, se encargaba de la corrección de estilo. Alejandro Medina era fotógrafo y se echaba la fotomecánica.
En nuestras redacciones, se emborracharon muchas y muchos, como se acostumbró a segmentar entre mujeres y hombres, luego de que el mamón de Vicente Fox fue jefe del Ejecutivo Federal.
Hubo días de echar cohetes, de abundancia y otros, no sé si los más, de levantar varas, como Juan Salgado Brito ilustraba en paquete los días buenos y malos, cuando tomábamos ron de marca libre y con 40 o 50 pesos el medio galón, que importaba la Comercial Mexicana, creo que de Guatemala, agarrábamos la fiesta, pero también aquellos en los que las botellas de las bebidas espitiruosas, portaban etiquetas de marcas, digamos Fifí, para estar a tono con el desdén con que se refiere el presidente López Obrador, a quienes cometen “el delito” de vivir bien y tener para pagar por ello.
Por la barra de la cantina de los periódicos de Carlos Cedano, no recuerdo si también gobernadores, pasaron a decir ¡salud! Lo mismo senadores, secretarios de despacho, alcaldes, diputados, regidores y oportunistas, muchos, muchísimos oportunistas y busca chambas, hubo de todo. Hay de entonces un larguísimo anecdotario, que se entrevera con la historia de Cuernavaca y el Estado, a partir de cuando menos los 80´s y hasta pasado el año 2000.
        En esas largas tertulias, juegos de cartas, tragos, mentadas de madre y pleitos, se cocieron anécdotas de todos y para todos. Todos los que trabajamos o pasamos por las instalaciones de los periódicos de Carlos Cedano, fuimos parte de algunas de las muchas historias.
Sería a finales del 94, cuando ya terminaba el gobierno de Don Antonio Riva Palacio López, cuando Jorge Cazales, “El Vaca”, como le llamamos sus amigos, llegó a la redacción del periódico/cantina o de la cantina/periódico y sin más, me comenta:
─¿Qué crees?... Anoche ¡atoraron a Mario!
El asunto llamó mi atención, porque se trataba de un muchacho desmadrozo, medio cabrón, medio ventajoso, pero eso sí, servicial completo. Era bueno para los mandados. Nunca ponía pretexto para ir por las tortas o por los chescos.
Mario caía bien a todos. El mismo Cedano lo saludaba y le echaba desmadre. Con todos se llevaba y, no sé si algún día, semana o mes, estuvo en la nómina del periódico, pero algún tiempo se convirtió en el mandadero estelar, el de tiempo completo.
 ─No me chingues… Y ahora ¿qué hizo?… Se supone que se fue contigo… No terminaba de espulgar el reporte de Cazales, cuando me completó la versión del hecho.
─Lo llevaba para su casa (en los Patios de la Estación), pero me dijo que se queda con unos compas, tu sabes, quería “atizar”.
Y antes de que me enlistara las adicciones del Mario, le interrogué:
─Bueno cabrón, ¿qué pasó?
─¿Supiste que atracaron Elektra?, me preguntó.
─No, cómo voy a saber, vengo llegando a la redacción, le respondí. En aquellos años, nos enterábamos de los hechos, en los periódicos, al día siguiente de que se registraban, si bien nos iba. No era como hoy, que explota un ducto y a los 5 minutos se sabe en el mundo entero.
─Lo dejé en el Vergel y se fue a la Estación… Se fue a meter con unos cabrones que habían asaltado Elektra… Acababa de entrar, cuando cayó la tira. Se lo llevaron. A ver pues y él no hizo ni madre, me dijo Cazales, como si yo fuera el juez de la causa, que iba a ordenar la liberación de Mario “el bandido”, como le decían a aquel chamaco servicial que nos ayudaba en la redacción, la mayoría de las veces, a cambio del refín.
─A ver pues, si se hubiera ido a su casa a ver la novela, no le habría pasado nada, le respondí, antes de iniciar las diligencias, tupir a mentiras y llenar de elogios al bandido, para que algún conocido se conmoviera e intercediera por él. Al final creo que así fue, lo pusimos otra vez en circulación. El apodo de bandido, le fue impuesto, porque de bebé, eso decían, agarraba la comida de hermanos y familiares.


jueves, 17 de enero de 2019


TERTULIA POLÍTICA

Que le vaya mal a Morelos

Pedro Martínez Serrano
Hace unos días, tuve oportunidad de platicar con un grupo de extraordinarios analistas políticos y una diputada federal y, aunque ella es cercanísima a Andrés Manuel López Obrador, desde que inició la legislatura, se ha colocado del lado de la razón y no en la posición comodina de aplaudir todo lo que diga, haga u ordene el tabasqueño. Evidentemente el peso mediático del gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, obligó a llevar la conversación al terreno de lo que sucede en nuestra entidad.
        Y es que desde los días del reparto de candidaturas y la descomposición electoral que motivaron Rabin Salazar y Miguel Lucia, desplazados en sus aspiraciones de ser candidatos, el primero a la gubernatura, y; el segundo, a la alcaldía de Cuernavaca, ambos personajes se encargaron de construir la red de golpeteo en contra de quien hoy gobierna Morelos y, en particular, del jefe de la oficina de la gubernatura, José Manuel Sanz.
        Para conseguir su propósito y generar el mayor número de problemas, en el menor tiempo posible, Rabín y Miguel Lucia, tejieron una red en contra del gobernador Blanco.
A la cabeza de ese grupo, cuyo mayor interés es desbarrancar a Morelos, se colocaron el propio Rabín, que encontró eco inmediato en la presidente nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky y, claro, en el ex gobernador Graco Ramírez, además de la hoy senadora Lucia Meza Guzmán.
Rabín y Yeidckol, operan con el grupo de los diputados locales de Morena; Graco y de su lado y a su servicio, el resentimiento de Rodrigo Gayosso y quienes se enriquecieron a su sombra, asumieron el control del grupo de diputados del Partido del Trabajo, abanderados por la vivales, corrupta y traicionera, Tania Valentina Rodríguez que, por cierto, sumó ya su equipo de operación a Javier López Sánchez, el panista que sirve a los intereses, por el momento, de Javier Bolaños Aguilar, de nadie más.
La senadora Lucía Meza Guzmán coloca su posición en favor de la causa en contra de Cuauhtémoc Blanco. Lo que ha dicho y hecho en contra del gobernador de Morelos, ha sido ampliamente difundido. Es más, trae un grupo de golpeadores en su nómina, aunque el nivel de operación del mismo, es de un nivel ínfimo, con todo y las herramientas que ponen en sus manos, aliados históricos de Graco Ramírez. Sólo un ciego no identifica la alianza entre el ex gobernador y la senadora, que pretende la gubernatura en el periodo siguiente.
Y, sin más, mi amiga, una diputada federal del norte central del país, ataja lo que se habla en torno a la mesa de un restaurante en el sur de la Ciudad de México: el golpeteo en contra del gobernador Cuauhtémoc Blanco, no va a parar hasta que no ponga tras las rejas al principal saqueador del Estado y patrocinador del golpeteo en su contra: Graco Ramírez.
Sobran elementos y argumentos legales para encarcelar a Graco. El gobernador debe entrevistarse con el presidente López Obrador, poner el tema sobre la mesa y, de una vez por todas, definir si el tabasqueño que gobernó Morelos, entra en el paquete de los perdonados o no. Y si no hay acción legal en su contra, el propio jefe del Ejecutivo federal, debe dar un manotazo y ordenar a quienes están bajo su mando, sacar las manos de la tierra de Emiliano Zapata, no hacerlo es permitirlo.

martes, 15 de enero de 2019


Entrega Ejecutivo estatal segunda
parte del aguinaldo a trabajadores

Cumple Gobierno de Morelos con
obligaciones laborales: Mirna Zavala

Los trabajadores al servicio del Gobierno del Estado recibieron hoy el segundo y último pago de su aguinaldo, en el marco del compromiso del gobernador Cuauhtémoc Blanco con la base laboral, informó la secretaria de Administración, Mirna Zavala Zúñiga.

Con esto, cerca de siete mil 700 trabajadores activos, así como cinco mil 300 jubilados y pensionados del Poder Ejecutivo fueron beneficiados, respetando sus derechos y asegurando sus prestaciones anuales generadas en el año, mismas que recibieron en tiempo y forma.

“La prioridad del Gobierno que encabeza el gobernador, Cuauhtémoc Blanco Bravo, es cumplir con el pago de las prestaciones del personal que fueron generadas durante un año. Hasta hoy el Poder Ejecutivo ha sido responsable”, afirmó Zavala Zúñiga.

Es preciso mencionar, que en total fueron destinados 343 millones de pesos, suma que corresponde al aguinaldo de los trabajadores, activos, jubilados y pensionados.

lunes, 14 de enero de 2019


Garantiza Rafael Reyes pago de
primera quincena a sindicalizados

A pesar de que la anterior administración dejó de pagar 43 millones 686 mil 581 pesos al personal de base, de confianza, jubilados y pensionados, además de aquellos a quienes laboraron bajo el régimen de servicios profesionales, mañana martes 15 de enero será depositada la primera quincena del año a los trabajadores sindicalizados del Ayuntamiento de Jiutepec.
Lo anterior lo adelantó el presidente municipal de Jiutepec, Rafael Reyes Reyes, durante su participación en la ceremonia cívica de Honores a la Bandera, que se efectúa la mañana de cada lunes en el zócalo del municipio
Comentó que giró instrucciones a Roberto Hernández Horcasitas, Oficial Mayor y a Ramiro Escobar Terrones, Tesorero Municipal, a fin de que este martes sea remunerado el trabajo hecho, en la primera quincena de este 2019, por los más de mil 30 trabajadores sindicalizados.
Por otra parte, solicitó comprensión y tolerancia a los integrantes de su gabinete ya que por las condiciones financieras en que se encuentra el Ayuntamiento, derivado de los malos manejos hechos por la administración 2016-2018, su pago será ministrado en la primera quincena de febrero.
Recordó que en días pasados fueron depositados un millón 841 mil 635 pesos para el pago de sueldos y vales a favor de elementos de seguridad pública municipal.

domingo, 13 de enero de 2019


El donapri…
¿Tú eres Pedro Martínez?

A Laura, Ariana, Luciana y Luis

─ ¿Tú eres Pedro Martínez? 
Preguntó Luis Arturo Valdez Otañez. El entonces Delegado del Instituto Nacional Indigenista (INI) en Baja California, se dirigió a mí con un tono fuerte y claro. Como que quiso tirar a majadero, sin que llegara a serlo.
Eran los primeros días de agosto de 1999. En el entonces poderosísimo periódico El Mexicano, se me había asignado la cobertura de las delegaciones federales ─siempre que no interfiriera en las que “atendía” José Luis Cortés, un pintoresco policía de tránsito, metido a “periodista”─, cubría también religiones y organismos no gubernamentales, entre ellos el polémico Centro Binacional de Derechos Humanos, propiedad del antropólogo, según decía él mismo, Víctor Clark Alfaro.
Y fue precisamente Clark Alfaro, unos días antes, quien declaró, palabras más, palabras menos, que Luis Arturo Valdez había desviado recursos federales, que el INI debía asignar a proyectos productivos de organismos no gubernamentales. No mostró ninguna documental, pero no era necesaria. En la redacción te exigían una cuota de notas que había que cumplir. Publiqué la versión en El Mexicano.
Estaba yo en la antesala de la dependencia federal, esperando su llegada. Sería el mediodía, cuando se escuchó el portazo del Pick Up que conducía personalmente el funcionario.
─ Ya llegó, me adelantó su secretaria, la misma que unos 15 minutos antes le reportó al “Donas”, como se conocía a Luis Arturo: “Está aquí el periodista Pedro Martínez, viene de El Mexicano… Me dice que tiene cita con usted”.
Tan pronto apareció frente a su secretaria y a la derecha del sillón de espera en su recepción, tiró la pregunta: ¿Tú eres Pedro Martínez? Y sin esperar respuesta, ordenó a su secretaria:
─ Que pase… Y tráeme también los documentos que te pedí ordenar, las comprobaciones de los programas sociales…
De entrada a su oficina, volvió a dirigirse a mí y con ese tonillo mandón, muy propio de los norteños, me pidió: ¡Siéntate! Le respondí con una mirada que acusaba enojo.
Y suavizó:
“Así hablamos por acá, atajó y preguntó, como para abrir plática: ¿Tu eres chilango?
─ No, no soy chilango, soy de Cuernavaca, de la mera tierra “Del Jefe”, le respondí, señalando la imagen de Emiliano Zapata, a sus espaldas.
En eso estábamos, cuando se aproximó su secretaria y, acomedida, entregó un montón de folders. “Aquí están los expedientes…”
Sin buscar, porque el que necesitaba venía hasta arriba, agarró el folder que contenía los documentos presentados por el Director del Centro Binacional de Derechos Humanos y me dijo clarito, contundente y fuerte:
“Víctor Clark me quiso extorsionar; ahí está el expediente de ese bato… Como me negué a entregarle los recursos que quería, me ha estado golpeando. Acá (los reporteros) ya no lo toman en cuenta… Te sorprendió”, me dijo, como acusando desconocimiento de mi parte de lo que sucedía en la ciudad.
─ No me sorprendió; él hizo una declaración, yo la tomé y la publiqué. Es todo…
Sin permitirme terminar, atrabancado y arrebatado como luego entendí que era su personalidad, abrió el “expediente” y lo puso frente a mí: “Eso es lo que presentó, una hoja en la que intenta explicar las funciones de su agrupación, pero que en realidad no justifica nada”.
Y luego de colocar a un lado la hoja de Clark, me ofreció seleccionar, cualquiera de los folders que contenían cada uno de los 20 proyectos productivos que habían sido favorecidos. No tomé ninguno. Entonces, él mismo tomó uno de los de en medio y me explicó uno a uno los requisitos que se debieron cubrir.
“El Donas” Valdez Otañez me comentó los muchos proyectos que se realizaban, particularmente en las regiones indígenas de San Quintín, al sur de Ensenada, a donde acudí muchas veces con él.
Así, más menos, fue mi primer encuentro con Luis Arturo Valdez Otañez, con quien trabé una sólida amistad que tardó años, hasta el maldito 13 de enero, un domingo como hoy de 2008, cuando se negó a dejar el restaurante que instaló en la Colonia Cacho, El Rincón del Donas, porque “llegó una buena mesa”, como le respondió a Laura, a mi querida Laura Sánchez, su propuesta de ya irse a su casa.
“Fue la última vez que lo ví”, recordó Laura unos meses después, en una velada que transcurrió hasta el amanecer, en mi departamento de la Colonia Juárez de Tijuana, en donde muchos años fui vecino de Luis Arturo Valdez Otañez, a quien mantengo vivo en los muchos, muchísimos recuerdos que guardo de él, lo mismo viajes que realizamos, que invitaciones de viajes que le rechacé, primero en el 2000, para recibir el año en Nueva York, junto con Laura y Lusito, su hijo menor y con Dolores mí esposa; luego o antes, no recuerdo, a Europa.
Luis Arturo fue un priísta de verdad, tanto que cuando me dio su dirección electrónica, no pude evitar reírme: eldonapri.

jueves, 10 de enero de 2019

TERTULIA POLÍTICA


Quítate tú,  para que me siente yo / Basurero legislativo


Pedro Martínez Serrano
Conozco el trabajo legislativo, la convivencia y la conveniencia con que se mueven los diputados al Congreso del Estado, desde 1982. Me tocó cubrir sesiones y comisiones durante los gobiernos de Lauro Ortega Martínez, Antonio Riva Palacio López, Jorge Carrillo Olea, Jorge Morales Barud y, luego, la voracidad de representantes populares en otros estados del país, especialmente en Baja California.
El peor basurero que he presenciado; el estercolero más pestilente, plagado de traiciones, es el actual, en el que fermentan especies como Tania Valentina Rodríguez Ruiz, Héctor Javier García Chávez, Keila Celene Figueroa Evaristo, José Casas González, Blanca Nieves Sánchez Arano, Alejandra Fllores y más y más improvisados, oportunistas y presuntos socios de criminales.
La señora Tania Valentina, la misma que filtró la información de que una diputada fue cantinera en Yautepec, se refería, me dicen, a Maricela Jiménez Armendariz, del Partido Encuentro Social, es la misma que se cansó de difundir los antecedentes de violador y acosador sexual, del diputado de Morena, Javier García Chávez (El Gato).
En los primeros días de la legislatura, Tania Valentina, y sus “operadores de prensa” tenía para todo y para todos; es cínica, difamadora y traicionera. A José Casas González, a mi amigo el atrabancado, bravucón y extraviado, pero mi amigo el diputado Pepe Casas, lo acusó de tener vínculos con grupos criminales de “huachicoleros”; “compañero, ellos le patrocinaron la campaña”, juraba a amiga de Gokú.
Y así como difundieron hasta hartarse los “flayers”, sobre los abusos sexuales del diputado Javier García Chávez, la todavía presidenta de la junta política, Tania Valentina Rodríguez, repartía los recortes periodísticos, en los que se da cuenta de que el esposo de la diputada Keila Celene Figueroa Evaristo (ex sirvienta de Maricela Sánchez Cortés), José Carmen Cabrera, aparecía en la nómina de presidentes municipales al servicio de Santiago Mazari, “El Carrete”.
Y más:
A la señora Alejandra Flores, la más fiel de las mujeres al servicio de los Salazar Solorio, Rabindranath y Radamés, desteñido, desflemado y opaco senador de la república, se le recordó que su padre fue detenido como presunto robacarros, a bordo de una camioneta Cadillac. Se dijeron más linduras de la ex precandidata a senadora, desplazada por Lucía Meza Guzmán, hoy también titiritera del grupo de los 15 diputados sometidos a los intereses de Graco Ramírez.
Así las cosas y con diputadas de la calaña de Blanca Nieves Sánchez Arano, o tantas otras que además de traicioneras, sirven a todos los intereses menos a los del Estado, grupos de morelenses se organizan, para poner en orden a tanto improvisado y oportunista que hoy, desde sus curules, no busca otra cosa, que generar problemas y, con el más ramplón “quítate tú, para que me siente yo”, buscan un “golpe de estado” para consumar “su obra” y asumir el control del presupuesto.
Lo que han hecho en los días más recientes, los exhibe como lo que son, un grupo de parásitos que sólo buscan dinero, moches de cientos de miles de pesos, a cambio de avalar, por ejemplo el paquete económico 2019 del gobierno del estado, sobre el que se dicen no haber sido informados, aunque las veces que los visitó Alejandro Villarreal Gasca, para explicar pormenores, sólo 5 diputados atendieron las visitas.
Hoy, la liga se está estirando de más, creo que los efectos van a ser delicados. Todos pueden perder, especialmente los que más tienen, los que más disponen, porque “quien nada tiene, nada pierde”, no se debe perder de vista.