Prohibido Prohibir
30 de mayo del 2015
¿Ha perdido Graco la razón?
… hagamos una oración por el
Estado (...) porque
el señor gobernador de Morelos,
Graco Ramírez Garrido Abreu, vuelva en sí, le regrese
la cordura y no eche esos tambos
de gasolina almacenados en sus enconos,
al ya encendido Morelos
el señor gobernador de Morelos,
Graco Ramírez Garrido Abreu, vuelva en sí, le regrese
la cordura y no eche esos tambos
de gasolina almacenados en sus enconos,
al ya encendido Morelos
Javier Jaramillo Frikas
Ni adivinos, tampoco pitonisos,
simplemente hechos públicos indican una contundente y peligrosa verdad: el
gobernador Graco Ramírez Garrido Abreu,
frustrado por su mal candidato en Cuernavaca, Jorge Messeguer, va al extremo y con acciones continuas, evidentes,
con sus huellas, enloquece en la
búsqueda de criminalizar, terminar de ensuciar la elección de Cuernavaca.
En sentido contrario a lo que afirma el gobierno federal vía el titular de
Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong,
que en el país esperan elecciones tranquilas excepto siete entidades que no
incluyen a Morelos, la apuesta última de Graco
es enlodar, quizá sangrar y llenar de estiércol los comicios en el lugar donde
su obligación es generar condiciones de garantía a la sociedad. No hay que llorar
para entender que al gobernador de esta bendita tierra tan maltrecha por
sujetos como él, Morelos como un todo, le importa una reverenda chingada. ¿Cómo
querer a la tierra que le ha dado de comer, si está (en su estado mental)
encima de todos? No exageramos si repetimos que el lamentable gobernador del
Estado, se encuentra a punto o en la frontera de perder la razón. Sí, sus actos
desorbitados, fuera de todo ejercicio político, ya no inquietan, pretende que
aterroricen. ¡Qué alguien lo detenga! Sigue gobernando con pantaloncillos
cortos pero armas peligrosas en su mente, y sus manos.
Se culpa al pueblo de tener los
gobernantes que elegimos. Pero no lo merecemos, ha sido menos capaz y más
peligroso que cualquiera que esté en los registros de la historia
constitucional de esta entidad. Tampoco somos sabios. Pero sería irresponsable
no apuntar lo que hace con la complicidad de muchos medios, del pago de
gacetillas –publicaciones pagadas letra por letra a buen costo— o notas chorizo como la de Reforma hoy en contra de la candidata
del PRI, Maricela Velázquez Sánchez
en una gráfica con Federico Figueroa,
hermano del talentoso hijo adoptivo de Morelos, Joan Sebastián, a los que exilió denunciando públicamente el propio
gobernador por sus presuntos nexos con grupos criminales. Dicen que tuvo un
desencuentro con Federico Figueroa y
de ahí su obsesión. ¿Por qué no los metió presos? Ya vemos a Joan Sebastián, enfermo, en silla de
ruedas, con un megáfono exigiendo al gobernador en la plaza pública, que si
algo les conoce, los lleve donde corresponde, y si no, que les pida perdón ahí
mismo. ¿Se imaginan? Un jefe del ejecutivo con ese tipo de información no la
ventila, primero actúa y luego la comparte con la sociedad. ¿Por qué Graco en función de gobernador, no inicia
carpetas o pone elementos a la federación en contra de todos los que sospecha o
sepa son delincuentes y están inmersos en la vida política y pública? Es su
obligación. En sentido opuesto, actúa como un gástrico editor de nota roja, que
el papel, las ondas hertzianas y hoy las redes sociales (donde es rechazado él
y su compañía enorme de operadores) hagan su parte y él dicta. Es lo suyo.
Otra, casi lo vemos, será tomar plumones, cartulinas y encargar a quienes
corresponda levantar o tirar cadáveres, que coloquen para el gusto morboso de
Nota Policiaca y quienes la sigan, que tras los reformazos que su mal
soñada –no puede dormir, se atraviesa en sus sueños cuando lo logra— Maricela Velázquez, amanezca como jefa
o parte de un grupo de la delincuencia organizada. Hoy cualquier persona que
sea mal vista por el gobernador o sus empleados del área, puede ser
criminalizado y terminar con su vida y de sus familias. No conocemos a Federico Figueroa pero hemos crecido
con la música amorosa y comprometida socialmente de Juan Manuel, el famoso y reconocido Joan Sebastian, desde que su padre traía al centro la leche de sus
vacas desde los límites de Atlacomulco y Satélite. Es sello de Casa de Gobierno
o Casa Morelos, como insiste y no funciona, se llame el edificio de la
administración estatal, aventar el lodo y esconderse tras los ventanales.
A contar cuantas carpetas abre la
Fiscalía, qué número de detenidos levanta el Mando Único en los pocos días que
faltan, que por los números, condiciones y ánimo social, en Cuernavaca le es
adverso al modesto, lastimado, candidato fallido de Graco, un buen hombre de nombre Jorge Messeguer al que, cual bravucón de pulquería, lo envía lo
mismo a jalonear a Luis Miguel Ramírez
del PAN, que a no dejar comer a Cuauhtémoc
Blanco del PSD sus mariscos con Tía
Licha. El infructuoso proyecto de Ramírez,
aterrorizado de su ex amigo y neurótico patrón, prefiere salir a buscar pleitos
a las calles de Cuernavaca, que volver a su cuartel para rendirle cuentas
tristes al hombre que lo ha mantenido los últimos 25 años. Cercanos a Messeguer afirman que tiembla de cuerpo
entero, se come los labios, conforme se acerca al juicio diario, que es un
monólogo estridente y con sapos y serpientes, con un empleado limitado a llorar
en una silla mientras su jefe acaba hasta con su corbata y sudoroso y casi lo
estruja como muñeco.
Graco y El Jarocho
El pasado de los personajes nunca
deja de existir y Graco evidencia su
tendencia, proclividad y pasión por La Nota Roja, igual que en su trabajo con Jorge Carrillo Olea que años después,
en sociedad con un personaje del mundo oscuro apodado El Jarocho de apellido Yepez, le generó una tormenta que nunca
pudo sacudirse el entonces ejecutivo Sergio
Estrada Cajigal Ramírez. Lo que podía ser un guion pre o fabricado por El
Jarocho y Graco tuvo en la
cárcel hasta que murieron, dieron perdonados por vejez y más que caridad o
siguen en prisiones de máxima seguridad, a jefes policiacos involucrados en el
narcotráfico, digamos Alberto Pliego
Fuentes, Agustín Montiel López y
Raúl Cortés Galindo El
Mico. Incluso a su propio informante El Jarocho, que años pasó –o sigue— en la cárcel, sin la ayuda de
su socio y compañero de portadas en la nota roja—policiaca, Graco.
Todos tenían que ver con el
crimen organizado, acertó El Jarocho y encontró en Graco un buen apoyo. Obviamente, los
reflectores, con El Jarocho también encarcelado, buscó Graco llevarse todos, qué importaba si por la noche semejara una
luciérnaga. Así ha sido siempre. Le gusta la adrenalina y procesar fichas
delictivas, su tarea para muchos gobiernos federales antes de ser el mandatario
de Morelos.
La insistencia de este espacio en
advertir la clara intención de criminalización de las elecciones y que tiene
sus orígenes y razones en el mismísimo Graco: su incapacidad de administrar y
su personalidad para ganar adversarios en la sociedad, lo ha llevado a
escenarios donde tiene que aflorar los únicos talentos que se le conocen:
informante de fuentes del poder desde su etapa estudiantil, burócrata de una
izquierda ya inexistente a la que ha servido como doble agente con el gobierno,
instrumento oficial de presión con políticos incómodos del tipo de Carrillo Olea o Estrada Cajigal. Es lo que sabe hacer. Y un punto que siempre le
reconocimos en persona y en público: domina estrategias mediáticas, normalmente
de destrucción, ha sido implacable desde las sombras.
Expuesto por su triunfo electoral
del 2012, Graco nunca ha dejado sus estrategias de trabajo y quiso gobernar
Morelos con las herramientas de siempre ahora modernizadas y con presupuesto
sin revisión, y ahí los resultados: repudio, desaprobación, dudas y el
reconocimiento a su capacidad para sumar, a todos, en su contra. Su mal
gobierno, su grisácea administración, sus errores en buscar la continuidad con
cercanos escuálidos, sin formación, personalidad y lo más grave, sin vínculo
sanguíneo, amoroso, de compromiso con Morelos. Quizá sus asesores lo
advirtieron, pero quién cambia la instrucción de una persona que tiene un tanto
de Stalin, otros de Mussolini y Hitler, que además domina la nota roja
con la habilidad de Matarili y opera
a lo Pancho Galindo Ochoa, una
institución del priato que no pagaba para
que le pegaran. Graco trae influencias de históricos, no para bien.
Dos aspectos: el legal y el
mediático. En el primero que proceda en contra de los delincuentes que hace
públicos o los que pretenda. Y el mediático le funciona como golpe estridente
no tanto de precisión, justo cuando las manecillas electorales marcan un minuto
para la hora. Si son los que no coinciden con su fallido gobierno, tendrán que
comprar miles de esposas, firmes,
para poner las manos por detrás y enfilarse en La Cuerda. Se anota el que escribe. ¿Qué se va o no? Es ese otro
punto. Hoy, en este segundo, a las 20:10 del sábado 30 de mayo del 2015,
hagamos una oración por el Estado y los que aquí vivimos primero, y la
siguiente, guardando cada quien su posición ideológica, partidaria, religiosa,
porque el señor gobernador de Morelos, Graco
Ramírez Garrido Abreu, vuelva en sí, le regrese la cordura y no eche esos
tambos de gasolina almacenados en sus enconos, al ya encendido Estado, una
mayor parte por él y los que le obedecen fielmente con el miedo claro en sus
rostros.
Iniciemos…