País de mediocres…
¿Para qué prepararse profesionalmente,
para ganar 108 mil pesos mensuales?
para ganar 108 mil pesos mensuales?
Desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador echó a
andar la maquinaria oficial, para fijar como límite de la burocracia nacional,
un salario que en ningún caso podrá ser superior a los 108 mil pesos, que es lo
que decidió cobrar por ocupar la titularidad del Ejecutivo Federal, he
expresado mi desacuerdo por la decisión de hacer un país de mediocres.
Si
el límite son 108 mil pesos mensuales, no imagino a profesionistas de
primerísimo nivel, buscando un espacio en el gobierno, como tampoco a quienes
hoy se preparan para el relevo generacional, buscando la oportunidad de tomar
estudios superior, mucho menos en el extranjero; no tiene ningún caso, sus
méritos académicos se condenan a ganar 100 mil pesos mensuales. Nada más.
He
dicho que el señor López Obrador, no quiere que los pobres tengan más; lo que él quiere es que los ricos
tengan menos, pero además lo busca conseguir por decreto.
Si
la decisión reduccionista presidencial, me parece un tema delicado, más grave
aún es la estupidez con que se conducen sus colaboradores, como la secretaria
de la Función Pública, Irma Eréndira
Sandoval, que llamó a la iniciativa privada a bajar los altos salarios de
sus empleados para que se ajusten a los del servicio público. Háyase visto semejante
idiotez que, además, es anticonstitucional.
Por
lo anterior, comparto la entrega de Ojo
por ojo, del periodista Álvaro Cueva
a Milenio, una entrega sin desperdicio,
que ilustra el grave retroceso que significa la imposición salaria y la
división de los mexicanos entre buen los y malos. Aquí el despacho:
OJO POR OJO
Malditos funcionarios
Álvaro Cueva
Alguien tiene que hablar con Andrés Manuel López Obrador y
asesorarlo sin miedo, porque está diciendo cosas que o son terribles o se están
entendiendo mal.
Ejemplo: el
tema de los salarios. El señor, durante sus muchos años de oposición, manejó la
idea de que la gente, en el gobierno, se había estado enriqueciendo
ilícitamente a partir de las contribuciones del pueblo.
En su ecuación
el gobierno era malo, corrupto y sanguinario, y el pueblo, bueno, limpio e
inocente. Obviamente esto fue un cañonazo ideológico. Imagínese, por acá todos
buenos y por allá todos malos. ¡La fórmula perfecta!
La realidad es
que ni toda la gente del gobierno era mala ni toda la gente del pueblo, buena.
Hay burócratas
maravillosos, dignos y trabajadores que de manera honrada han hecho una gran
labor durante años y personas de la sociedad civil muy sucias, flojas y
manipuladoras. Hay de todo en todas partes. No podemos generalizar.
Hoy que AMLO
es presidente, para quitarle lo “malo” al gobierno, a su gobierno, al parecer
quiere empobrecer a su gente, a toda su gente, y enriquecer a los pobres, a
todos los pobres.
Yo no sé si
esto sea cierto, pero eso es lo que se entiende. Por eso le digo que alguien
tiene que hablar con él y asesorarlo sin miedo. El gran genio de la
comunicación está comenzando a tener problemas de comunicación.
¿Se acuerda
usted de lo que sucedió con los maestros durante el sexenio de Enrique Peña Nieto? Súbitamente todos
se convirtieron en lo peor del universo. El tiempo nos demostró que no era así.
¿No estará
haciendo lo mismo Andrés Manuel López
Obrador con muchos servidores públicos, desde los ministros de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación hasta los hombres y las mujeres que colaboran en
las dependencias más pequeñas?
¿Por qué
atacarlos por ganar mucho? ¿Por qué castigarlos? Si usted hace algo bien, debe
ganar bien. Y si se supera, debe ganar más. Y si trabaja todavía más, debe
ganar aún más. Es lo justo.
¿Por qué el
parámetro de éxito en la vida de los servidores públicos mexicanos tiene que
ser el salario del Presidente? ¿No es un tanto arrogante de su parte?
¿Hacer una
carrera en el servicio público y volverse rico es algo incompatible? ¿Por qué?
No es sacerdocio, no es un camino a la santidad. Es un trabajo, un trabajo
duro, un trabajo honesto.
Si no es el
dinero, ¿qué puede motivar a alguien a prepararse, a entregarse y a competir
contra lo mejor del mundo para trabajar en el gobierno mexicano? ¿Qué? ¿La
satisfacción de servir? ¿Eso paga las cuentas? ¿Eso ayuda?
Y si los
burócratas de otros países ganan menos, ¿cuál es el problema? ¿Qué tiene de
malo ganar más que los demás? ¿Por qué los mexicanos siempre tenemos que ganar
menos que las personas de otros países? No somos inferiores.
Me preocupa
que de los discursos del Presidente se estén desprendiendo ideas como el
rechazo al ascenso social o la condena hacia todo aquel que pretenda ganar
bien.
Me preocupa
porque un modelo así para lo único que va a servir va a ser para terminar de
dividir al país y porque un país dividido se debilita, se hunde, se pierde.
Comunicación.
Urge corregir la comunicación de AMLO, perfeccionarla, que ya no se digan cosas
que se entiendan mal. ¿O usted qué opina?
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