TERTULIA POLÍTICA
Es una paradoja que todos los
dictadores hayan subido al poder
por la escalera de la libertad de expresión. Inmediatamente después
de alcanzar el poder cada dictador suprimió
la libertad de expresión a todos excepto la suya propia
por la escalera de la libertad de expresión. Inmediatamente después
de alcanzar el poder cada dictador suprimió
la libertad de expresión a todos excepto la suya propia
Herbert Clark Hoover XXXI
Presidente de Estados Unidos
Presidente de Estados Unidos
Difamación panfletaria
Pedro Martínez Serrano
Enrique Alonso / ¿Quién revisó los documentos? |
Desde el 1 de octubre de 2012, Morelos
vive la peor evasión de la realidad gubernamental. Mientras la cúpula del poder
camina sobre algodones color de rosa; los ciudadanos debemos sortear ríos de
sangre que inundan las calles, como también el riesgo permanente de ser
alcanzados por una bala del fuego cruzado entre policías y criminales, que al
final, todos son igual.
Felices, como en familia / Alonso, Hortensia y Gayosso |
Así, aunque Graco Ramírez se empeña en mostrar una realidad que no existe,
pagando millones de pesos, para que pasquines
panfletarios lo aplaudan a su paso,
en Morelos, todos sabemos que el gobierno está en manos de un dictadorzuelo de pacotilla, con aires monárquicos,
mentiroso, ladrón y (por omisión o comisión) cómplice de los delitos más
aberrantes de que se tenga historia en nuestra tierra, incluida la desaparición
y asesinato de inocentes.
Hoy en Morelos pensar distinto
que el gobernador Ramírez, o que su bebé
consentido, su hijastro, el presidente
del PRD estatal, Rodrigo Gayosso Cepeda,
es suficiente para que sus golpeadores a sueldo, sus sicarios de la difamación
y el desprestigio, a través de los pasquines que paga el Estado (principalmente
Diario de Morelos, La Extra y Morelos
Habla) arremetan con rudeza en contra de quienes se atreven a criticar a
quien tiene al estado al borde del colapso.
Los ejemplos a la mano de quienes
han sido víctimas de furiosa revancha y el desprestigio se multiplican, entre
ellos, los empresarios Gerardo Becerra
Chávez, vocero a la Coordinadora Morelense de Movimientos Ciudadanos: Ivan Ureña Zepeda, promotor turístico y
director del periódico electrónico Sin Censura; mi amigo Carlos Ruiz Venegas, director general durante casi 3 décadas de Industrias
Tecnos y muchos, muchísimos más.
El listado de quienes han
padecido la furia del dictadorzuelo
Ramírez, incluyó durante mucho tiempo a Juan Sagado Brito, el empleado de gobernación que durante algún tiempo
se hincó a la voluntad y caprichos de Andrés
Manuel López Obrador, así como su hijo, Juan Carlos Salgado Ponce, un muchacho torpe que ha crecido al
amparo, indicación y negociación del también ex presidente municipal de
Cuernavaca. Hoy, Salgado Ponce es
uno más de los felices secretarios del gabinete de Graco.
Pero para el tabasqueño más
odiado en Morelos, no hay límite para mentir, para difamar, para robar, para
ofender; Graco le tira a todo lo que
se mueve y supone que viene en su contra. Su más reciente estupidez es mantener
una rudísima campaña de difamación en contra del Obispo de la Diócesis de
Cuernavaca, Monseñor Ramón Castro Castro
a quien, un tal Darío Alvarado, en
su entrega denominada De Norte a Sur,
obvio, en las páginas de Morelos Habla,
cuestiona a la ligera y acusa de ladrón, pero también por vivir en medio de
lujos,
En una apreciación imbécil de quien
le ordenó el golpe mediático, que por cierto, leen muy pocos, por la irrisoria
circulación del pasquín, señala que Monseñor Castro pagará 200 mil pesos, por la elaboración de un vitral. Y
hace comparaciones de lo que se podría dar a la feligresía necesitada, por
ejemplo, 2 mil despensas de 100 pesos cada una.
Propone también el eficiente y
servil periodista: podrían habilitarse
comedores para niños, madres solteras, o bien dispensarios médicos para atender
a los más vulnerables, olvida que esa es una obligación de quién le paga su
estancia en Morelos, el gobernador Graco
Ramírez, padrastro del socio del pasquín en el que labora, Rodrigo Gayosso.
En el mismo pasquín, en el remedo
editorial Desde el Tepozteco, copia burda de Templo Mayor del Reforma, se le pega bien y bonito a
todos aquellos en los que el trastornado con poder que
desgobierna Morelos, considera sus enemigos, por ejemplo, en su entrega más
reciente, se le va con todo al
presidente municipal de Tlaquiltenango, Enrique
Alonso Plascencia, a quien ahora resulta que el único responsable de su
registro como candidato, es el ex presidente del PRD, ahora difunto, José Luis Correa Villanueva,
Hay que recordar a los fuereños
ignorantes, que si el tal Enrique Alonso
fue candidato, hay una sola razón para que haya conseguido ese objetivo: no
se le acreditaron antecedentes penales que lo impidieran.
Lo que hacen los furiosos defensores de la legalidad desde las
páginas de periódicos, redes sociales, radio y televisión, es complacer el
capricho difamador de Graco I, quien
se cansó de elogiar la honestidad, la honorabilidad y la vocación de servicio
de Enrique Alonso a quien bastó
rechazara el Mando Único, para que iniciara la rabiosa campaña de difamación en
su contra.
En más de lo mismo, aunque en
diferente pista, resulta que el coordinador Estatal de Reinserción Social, Lucio Hernández Gutiérrez iniciará una
denuncia de hechos en la Fiscalía General del Estado (FGE) POR LA FILTRACIÓN DE UNOS VIDEOS que fueron difundidos en las redes
sociales, en los que se observa como unos presos de la cárcel distrital de
Jojutla, lo que no puede más que llamar a la seriedad.
Y por qué el llamado a la
seriedad, pues muy sencillo, porque en el caso de la alcaldesa asesinada de
Temixco, Gisela Mota Ocampo, la filtración
de versiones mentirosas de los hechos, en particular en el periódico Reforma, estuvo orquestada por el
mismísimo gobernador Graco Ramírez,
habría entonces que iniciar acción penal en su contra.
En Milenio y en El Universal,
el mismo coordinador estatal de seguridad, Alberto
Capella Ibarra se encargó de filtrar los videos y las versiones que han
lastimado la memoria de Gisela Mota
a quien, a placer, ahora vinculan con grupos del crimen organizado. Es una cobardía,
sello del actual gobierno, arremeter en contra de quien ya no se puede defender.
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