TERTULIA POLÍTICA
Terror y corrupción
Cuando disparan contra
uno, nos están hiriendo a todos...
Cuando
una bala hace blanco,
todo el estado sangra
Pedro Martínez
Serrano
El terror que secuestra a
Cuernavaca y que lo ha mantenido secuestrado, no tiene absolutamente ningún
otro origen, que la voracidad y la
corrupción con que operan los cuerpos de seguridad pública, hoy bajo la
responsabilidad absoluta del gobernador Graco
Ramírez y de su jefe de policía, el también fuereño con un pestilente tufo
a vínculos con grupos criminales, Jesús
Alberto Capella Ibarra.
Lo que ha ocurrido al interior de
antros de vicio en los que la venta y consumo de droga, reporta ganancias que
llegan hasta las manos de jefes policiacos y funcionarios gubernamentales, es
solamente consecuencia de la complicidad, la corrupción y la imperante impunidad
que tienen sometidos a los morelenses.
Cada que se registran hechos de sangre y muerte en lugares
públicos, de manera por demás estúpida, el gobernador Ramírez, el retrasado mental
y ladrón, que tiene como hijastro, Rodrigo
Gayosso; el corrupto y pusilánime que despacha como secretario de gobierno,
Matías Quiroz Medina; al igual que el cómplice de grupos criminales, Alberto Capella, se atropellan, se
empujan con tal de ganar la primera declaración para escupir culpas en contra
de las autoridades municipales.
El sello propio del gobierno de Graco, ladrón insaciable y sin
escrúpulos, que antepone el saqueo al dolor de los morelenses en desgracia, es buscar culpables de los hechos que
hilvanan la cadena de terror que nos iguala a todos; castigar a los
responsables es lo que menos importa.
El asesinato por la espalda de un
profesor de secundaria, el fin de semana anterior en Plaza Marina Cuernavaca, llevó al comisionado estatal de seguridad,
Alberto Capella a imprimir el toque
goebeliano al asunto (una mentira repetida mil veces, se convierte en verdad): “este tipo de sucesos sólo impacta en la
percepción por su naturaleza violenta, pero que no representan los resultados
que se han tenido en materia de seguridad”.
Con ese cinismo desbordante que
lo caracteriza, Alberto Capella, lo
mismo que el pusilánime y corrupto Matías
Quiroz, al igual que en el evento del Ático,
voltean la mirada y acusan al municipio, de la expedición de los permisos de
funcionamiento de los establecimientos, en los que se registran los hechos que,
en el caso del mugrero plagado de criminales denominado Plaza Marina, la ejecución se registró en la vía pública, como se
aprecia en el video.
Sobre el particular, vale la pena
plantear las siguientes interrogantes: ¿Dónde estaba la patrulla que, de manera
permanente, se encuentra frente a la Plaza
Marina? ¿Y los operativos de reforzamiento de la seguridad que, según Capella, se aplicarían después del
asesinato en Ático? Y; la más importante, ¿Quién vigila el correcto
funcionamiento de las agencias de seguridad que prestan en servicio en guaridas
de malvivientes como la Plaza Marina y/o
Ático?
Y, además, hay que
recordarle al extraviado mental que se mantiene todavía al frente de la
gubernatira, Graco Ramírez que el
responsable político de lo que ocurre en Morelos, es él y nadie más.
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