TERTULIA POLÍTICA
Graco el engañado
Pedro Martínez
Serrano
Al
gobernador del Estado, Graco Ramírez,
lo engaña y lo ningunea su hijastro, Rodrigo
Gayosso; lo engaña y lo regaña su esposa, Elena Cepeda; lo engaña y lo inculpa, su jefe de policía, Alberto Capella y, lo engaña y se
pitorrea de él, el novísimo rector de la universidad estatal, Gustavo Urquiza Beltrán. Todos lo
ocupan. Olvida el señor de Tabasco,
que el responsable político de lo que pasa en Morelos, es él y nadie más.
Si su hijastro ha saqueado al
erario hasta hartarse; si su esposa ha hecho lo propio, además de pisotear los
derechos de las familias; si su jefe de policía ha andado matando gente a lo
largo y ancho del estado, el responsable, al que va a castigar la justicia
federal, es a él, a Graco Ramírez, porque
él lo ha permitido.
De los abusos de poder, de los
atropellos cometidos y del saqueo voraz en que ha incurrido Rodrigo Gayosso, incluso con el robo de
víveres y recursos destinados a reparar los daños materiales del terremoto del
19 de septiembre, el responsable, por permisivo, por cómplice, es Graco quien, en el colmo de la
estupidez, niega lo que todos vemos, lo que todos sabemos y lo que a todos nos
agravia. Para el gobernador, no pasa nada.
La señora Elena Cepeda, su esposa, engaña al evasivo y escurridizo Ramírez, pero también lo regaña en
público y lo somete a su voluntad. Ahí están todos los ilícitos en que incurre
su hijo consentido, Rodrigo y ante
lo cual, Graco no puede decir nada,
a condición de ser sometido a gritos por la señora.
Lo más grave, lo más doloroso que
ocurre en Morelos, es el estado de guerra, el estado de sitio, la condición de indefensión
en que nos encontramos los morelenses, mientras el jefe de la policía estatal, Alberto Capella opera con un escuadrón
de sicarios, con o sin uniforme, para cobrar adeudos y afrentas de grupos
criminales.
La masacre de la familia en
Temixco, es un acto de barbarie que más temprano que tarde, reportará
consecuencias legales, que tendrá que enfrentar Graco Ramírez, en especial por esa defensa obsesiva que hace del
fracasado modelo policiaco que impuso en Morelos y puso en manos de un policía
de dudosa reputación, el tijuanense Alberto
Capella Ibarra.
El colmo:
Desde el gobierno del Estado, Graco ordenó a su operador estelar, Matías Quiroz Medina, el desteñido
secretario de gobierno, que acomodara las cosas, para agilizar la salida de Alejandro Vera, y todo lo que el
representara, de la jefatura de la universidad del estado. El funcionario se
aplicó a su cometido, golpeó, ninguneó, ofendió y corrompió estructuras
universitarias para alcanzar su objetivo.
A Javier Sicilia, el verdadero mando universitario, le bastó “un
sentón” con los grupos en disputa, para alinear a las diferentes corrientes de
la máxima casa de estudios, a favor de su alfil, el hoy rector Gustavo Urquiza Beltrán quien, con el
nombramiento de “su equipo”, demuestra quien seguirá al mando en la UAEM. No
más hay que destacar la designación, ratificación del abogado general, Alfredo Mena Díaz, exactamente el que
ha llevado la defensa de Alejandro Vera
Jiménez. Un rápido vistazo listado de nombramientos, deja ver quién seguirá
al mando y quién, de nueva cuenta, resultó engañado.
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