martes, 16 de enero de 2018

El Clarín de Morelos
16 de enero del 2018
Prohibido Prohibir

Rodrigo y “Su Burbuja”



Porque las acciones, los hechos,
el mal uso de los recursos públicos,
el desaseo de la actividad pública
y sobre todo la personalidad dictatorial,
monárquica, invertebrada, accidentada, arbitraria,
no existe en su catálogo porque nadie
se atreve —de los que de ahí viven— a decirles
que el futuro inmediato
no advierte triunfo alguno




Javier Jaramillo Frikas
¿Cuánto tiempo, tinta, letras, imágenes, se ha gastado en personajes como Rodrigo Gayoso Cepeda?
Por esa razón era ocioso siquiera mencionarlo cuando decidió nombrarse pre candidato del PRD al gobierno del Estado hace unas semanas. Su actividad frenética en uno y más sitios de la entidad, normalmente con la misma gente y algunos más que van invitados y curiosos, harían parecer que consolida su posicionamiento en la búsqueda por la silla que todavía ocupa su padre Graco Ramírez Garrido Abreu, ya ratificado por su actuación a ocho meses de irse como el gobernador más depredador y desprestigiado en la historia de esta entidad.
Sin embargo a estas alturas es ya necesario ocupar algunos párrafos en este singular personaje y en algunos más que penden de sus hilos en un modelo político donde predominan los intereses propios encima del bienestar común de los morelenses. Ha tejido Rodrigo un entramado en apariencia real y sólido, que en la caminata en terrenos de la realidad es totalmente virtual. Si, existe solamente en un grupo de gente cuya función es decir “sí, sí, sí y sí”. No cuenta en su círculo cercano al colaborador o amigo que le muestre la realidad que todos los ciudadanos de este Morelos ven, que le jale la guayabera e intente frenarlo, y que le diga que las cosas son absolutamente opuestas al Morelos que pregona él y sus seguidores que habitan “La Esfera Maravillosa de la Vida Feliz”.
        Es increíble el despliegue de mentiras que parten de esta redonda figura de delgada capa que permite a los demás observarlos en su extrema fragilidad. Todos vemos qué sucede en “La Esfera”, pero ellos adentro, confortados, se retroalimentan como en el juego de “los Encantados”, porque se les extravió, desde el inicio, pisar la tierra, hacer un alto y revisar lo andado. Flotan, vuelan, duermen entre nubes, surcan el espacio a la velocidad de su inconciencia. Hablan, gritan, se alzan la mano, pero no están aquí, solo ellos se sonríen y animan. Y no queda más que una razón de su comportamiento: están en “La Esfera”, en “su Esfera”, en ese cómodo artefacto que construyeron para resguardarse del infame ruido y la crítica mundana.
Porque las acciones, los hechos, el mal uso de los recursos públicos, el desaseo de la actividad pública y sobre todo la personalidad dictatorial, monárquica, invertebrada, accidentada, arbitraria, no existe en su catálogo porque nadie se atreve —de los que de ahí viven— a decirles que el futuro inmediato no advierte triunfo alguno y se ha hecho tarde para evitar lo que parece inevitable: pagarán sus excesos, ya en las urnas como primera medida, en los tribunales como segundo paso y, si se aplica con rigor la justicia, llegando como huéspedes de la prisión.
Este monstruoso desajuste hecho por Rodrigo Gayoso y los personajes que se fueron sumando a partir de su facilidad para el uso de los recursos públicos, realizaron un ejercicio de corrupción que deshizo el tejido de los poderes legislativo y judicial y que fueron minando al pueblo hasta hacer añicos el tejido social. Aniquilaron los tejidos de las instituciones y de la sociedad hasta hacer a una tierra vulnerada por estos actos, en una cada vez más despierta y determinada sociedad que no solo les conoce el rostro, sino que anota, una a una, sus malas acciones.
        Claro, los reales agraviados, los observan dentro de “La Esfera” y esperan el tiempo justo para iniciar las perforaciones que la desinflen y ubiquen a cada quien en su justa realidad. Una razón poderosa: nunca como en estos tiempos de graquismo y gayosismo, se generó tanto daño colectivo, también se convirtió a un poder de los que conforman al Estado, el legislativo, a los diputados, en una plaza de compra—venta de conciencias individuales que, de acuerdo a la ley, representan al resto del pueblo. Satrapía vil, mezquindad pura, vandalismo de valores y destrucción de ilusiones. Criminales llegados con el amparo de la ley electoral que asesinaron toda posibilidad de desarrollo a los que por ellos votaron.
        Esas medidas que fueron consentidas en base a dinero, mucho dinero, cientos de millones de pesos, imposibilitan a casi todos los integrantes de esta desgraciada legislatura y los convierten en prospectos a jamás ocupar cargo público. Terminaron con su grande, mediano, pequeño capital. Su destino es el olvido. La condena ciudadana la sana lejanía por temor a contagios.
        Penoso, vergonzoso, inverosímil. Y tendrán que agradecer a Rodrigo Gayoso sus invitaciones, insinuaciones y, al final, la consolidación de un crimen organizado en contra del pueblo de Morelos. Es organizado porque son más de tres, cerca de 30. Pero ellos, los llegados inmaculados, conversos por la convicción del dinero, han puesto su parte. El joven Rodrigo ofrece y ellos aceptan.
        Estos mismos recibieron su boleto para entrar en el transporte que los conduciría a los lugares anhelados, subieron a “La Burbuja” y ahí es una atmosfera encantada, donde nuestro pequeño estado fue repartido en una pequeña mesa —ya imaginan, “tú aquí, tu allá en tu pueblo, usted señora más cerca, la requerimos para que gobierne la capital, ¿quiénes faltan?, ah bueno, están listos sus lugares”— y todos eran felices en tanto suben a bordo.
        Luego del ejercicio serio, formal, de la repartición, “La Esfera” se cubre de luces multicolores, suena la música y escuchan la voz grave de su jefe: “muchachas, chavos, el siguiente juego es el ‘amo a to, matarili, lirilón”.
        Y así, cual “troupe”, realizan incansables recorridos por el estado, uniformados con chalecos tipo Peter Pan, reparten sonrisas y al unísono cuando el patrón grita hacia donde van, responden: “¡Rodrigo, Rodrigo, Gobernadoooooooor! Y los suben de nuevo a “La Esfera”, los alejan de la realidad de la tierra morelense, porque no deben observar qué sucede en un mundo que al momento de su adquisición como parte de La Compañía de Espectáculos del joven que reclama su herencia, dejaron de ser parte de él. Hoy, son pasajeros de una Esfera cuya tripulación es conducida por un solo personaje, hiperactivo, dueño del poder en ese círculo, que al comprarlos se hizo dueño no solo de su vida sino también de sus honras.
        Cada que “La Esfera” toma vuelo en las hermosas nubes de Morelos, ninguno de los de a bordo notan que en lugar de humo, gas o lo que suelen echar los artefactos que transportan, este deja toneladas y toneladas de mierda, toda esa acumulación de agravios que, no es deseo personal simplemente una reacción natural, los llevara cuando menos, ya de perdida, a condiciones de crisis emocionales. Porque el poder acaba, y ellos lo cedieron cuando pusieron precio a su alma, y el diablillo en forma de agradable persona, los adquirió en precios diversos que, en suma, son cientos de millones de pesos salidos de las arcas estatales.
        Pero su viaje tenía un centro de control que perdió el rumbo en el momento mismo que, bajo su techo, cedió en su totalidad el mando: el señor Graco Ramírez Garrido Abreu que, en su propia “Burbuja”, trabajando a destajo cuando la jornada sexenal se ha terminado, a destiempo pues, vive su propia y grave realidad.
Y una descripción casi exacta de su esta nada deseada vivencia fue plasmada por un argentino talentoso en las últimas estrofas de una hermosa pieza hecha hace 40 años, “Parábola de uno Mismo”, es Alberto Cortés y con eso terminamos esta entrega de reaparición:
        “Y uno va teniendo evidencias, ya no recibe flores ni palmadas/ rechaza que empezó su decadencia/ que va por la escalera, de bajada…”
        “Y uno alza su voz de protesta, suplica por seguir estando a bordo / y duda cuando nadie le contesta: si se han quedado mudos…O si son sordos”
        “Y uno baja, baja, baja…/ no quiere por orgullo lamentarse, que ya no es quien baraja…la baraja / y se ha guardado un as…para jugarse”
        “Y uno baja, baja, baja, desciende lentamente hacia el olvido / hay algo en su balance que no encaja / lo que ha querido ser y que no ha sido”
        “Y uno queda solo en la mesa, mirando a su pasado amargamente / le cuesta confirmar que ha sido presa, de un Canto de Sirenas permanente”

        “Y uno es una Isla desierta, un Médano en el Mar, un Espejismo / empieza por abrir todas las puertas…y termina, a solas con Si Mismo…”

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