TERTULIA POLÍTICA
Congreso, tufo
criminal
Pedro Martínez
Serrano
A medida que veo lo que ocurre en
el Congreso del Estado, en donde sus integrantes, diputados y diputadas, como
ahora se dice para no generar violencia de género (lo que me parece una
payasada), me convenzo que ese poder es un vulgar mercado, un espacio plagado
de corruptos y oportunistas que no piensan en nadie, más que en ellos y en los
beneficios que pueden obtener para sus colaboradores, familiares y hasta
amantes, a las que enchufan en posiciones, en las que no hacen más que vegetar,
a cambio de generosos sueldos y la oportunidad en el corto plazo, de vivir a
costa del gobierno, como ocurrió con las pensiones doradas que regalaron en la
legislatura anterior.
Lo
que hicieron los de ayer, esos a los que encabezó Francisco Moreno y más tarde Beatriz
Víscera y Hortensia Figueroa, me
parece que serán vistos como bebés de pecho, cuando se den a conocer los
atropellos, desvíos millonarios y abusos de poder en los que hoy se incurre desde
el Congreso del Estado, manejado a placer y complacencia de Alfonso de Jesús Sotelo Martínez “Ponchito”
y Tania Valentina Rodríguez, quienes
por cierto, podrían ser llamados a declarar por su presunta relación con grupos
criminales.
La historia de
“Ponchito” y de Tania Valentina, exhibida ya en medios nacionales, es salpicada por
sus casi innegables relaciones con el grupo criminal que se empezó a desmoronar
con la detención en Guerrero de su principal líder. De ahí, que en los centros
de información del gobierno federal, incluidos aquellos de que disponen las fuerzas
castrenses, sus nombres se mencionan con insistencia.
Con
esos personajes en la disputa del control del dinero del Congreso, el trabajo legislativo
se ha visto paralizado, por una sencilla razón, entre los diputados no hay liderazgo; existen grupos
facciosos que buscan la satisfacción económica personal, lo que lleva a la lógica
de que no haya solución a la vista, ni negociación posible, para transitar en
ese obeso, costosísimo y reumático elefante blanco en que se ha convertido el
poder legislativo.
Por lo anterior,
es necesario pensar en una tercera vía para encabezar la mesa directiva y la
junta política y de gobierno, sin embargo, ni el gris, inútil, corrupto y
pusilánime diputado Alfonso de Jesús Sotelo
Martínez y mucho menos Tania
Valentina Rodríguez, están dispuestos a ceder; en ninguno de los dos hay
visión de Estado, ni aceptan que son la causa de la convulsión que se vive en
el poder legislativo.
Mientras
esa disputa continúe, Morelos seguirá paralizado y con el riesgo de que se
lleguen el momento del análisis y aprobación del presupuesto a ejercer por el
estado en 2020, y se tenga que ejercer el del 2019, por la falta de acuerdos,
en el que se incluye la necedad, por un lado de colocar al frente de la Entidad
Superior de Fiscalización, a un tal Miguel
Ángel Romano Fuentes y, por el otro, de reponer el proceso, con un solo objetivo,
evitar que él sea.
El 13, 7, que no se ve posible de modificar, es insuficiente para mover al elefante
blanco reumático, llamado Congreso del Estado, guarida de presuntos cómplices criminales,
condenará a los morelenses a seguir gastando en parásitos corruptos y vivales.
Así las cosas… Tic… Tac.