jueves, 8 de diciembre de 2016

TERTULIA POLÍTICA
Nunca estamos tan mal, que no podamos estar peor: Porfirio Díaz Mori / Piensa el ladrón que todos son de su condición: anónimo
Diputados basura
* Sobre la crisis financiera en el Congreso del Estado

Pedro Martínez Serrano

Salvo honrosas excepciones, al interior del Congreso del Estado se vive hoy lo peor de lo que se tenga antecedente, en cuanto a la fauna con que se integra una Legislatura. Entre la treintena de diputadas y diputados (como decía el mamón de Vicente Fox y hoy muchos secundan) al interior de ese poder hay de todo; ladrones, drogadictos, locuaces, fanfarrones, alcohólicos, mentirosos, mitómanos y presuntos delincuente, que son precisamente quienes ostentan hoy los mandos.
Lo anterior viene a tema, porque luego de que se prohibió la entrada al pestilente y destartalado recinto legislativo, a mi amigo el periodista Carlos O. Morales, son muchos quienes se han comunicado conmigo, para deslizarme versiones que, sin necesidad de investigar, confirman sospechas del colectivo morelense.
Lo anterior, trajo a mi memoria la máxima acuñada por el ex presidente Porfirio Díaz Mori que decía; Nunca estamos tan mal, que no podamos estar peor y, precisamente eso es lo que ocurre hoy en el desprestigiado recinto de Matamoros, en donde conviven emisarios de carteles criminales, tiradores de droga, obviamente drogadictos y rateros, muchos rateros, que echan mano del dinero del legislativo, como si fuera herencia personal.
Lo que ocurrió con el periodista Morales, sirvió para atizar el descontento de muchos de los que hacemos periodismo en la entidad, hace ya más de 3 décadas y, por eso, estamos en el trazo de la ruta a seguir para que el caso no quede impune. Vamos a ir a los principales centro de poder a presentar nuestra denuncia.
No vamos a cerrar calles, porque eso no resuelve nada y afecta en mucho a terceros; vamos a ir a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP); para denunciar los hechos en que se vio afectado Carlos Morales, pero también a exhibir lo que pasa en la entidad, en donde la libertad de expresión está muriendo, consecuencia de que a diario es golpeada desde el gobierno, con el aval del Congreso y, obvio, el ejército de focas indignas que se han convertido en coro a sueldo del pendejismo oficial.
El tema que abordé ayer, motivó una cantidad importante de mensajes, incluidos aquellos con sabor a amenaza de cobardes, al servicio de la presidente de la Mesa Directiva del Congreso, la peladita, vengativa y traicionera, educada en arrabales, Beatriz Vicera Alatriste, como del indigno fanfarrón y ratero, presunto socio de narcotraficantes, Julio Espín Navarrete, quien hoy coordina a los diputados del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y preside la Junta de Coordinación Política.
Y es que ayer mismo, el periodista Carlos Morales me comentó que empleados del Congreso, quienes más odian a la maldición legislativa, como llaman a la ex sirvienta de Maricela Sánchez, la tal Beatriz Vicera y al porrillo de quinta, Julio Espín, le dijeron que quien dio la orden de prohibirle la entrada al congreso por extorsionador, fue la reina de la traición y el servilismo, la nueva millonaria: Betty Alatriste, como le agrada que le llamen en su nuevo círculo de amistades, en el Barrio de Gualupita, en donde compró lo que llama su residencia y presume que le costó 4 millones y medio de pesos.
Otro parásito que se mueve como diputado dentro del Congreso, gracias a la voluntad de su madrina Elba Esther Gordillo Morales, es el de Nueva Alianza, el tal Francisco Santillán Arredono, muy proclive a denostar a los comunicadores y, a sus espaldas, hacer bromas de muy mal gusto a su costa. Lo he escuchado pitorreándose de gente del Diario de Morelos, La Unión de Morelos, Morelos Habla y de varias agencias informativas, así como de telediarios y radio periódicos. Su problema es el hambre y su problema se los calmas tirándoles un cambio, dice a quienes lo quiere escuchar.
He tenido en mis manos, investigaciones elaboradas por gente al servicio de los centros de investigación y seguridad nacional del gobierno federal, en los que se enlista lo mismo a diputados adictos a drogas fuertes, como la cocaína; otros más que viven briagos; algunos con problemas mentales y hasta aquellos, que a cambio de favores sexuales con personas de su mismo género, les asignan plazas de confianza.
La cloaca que se va a destapar luego del asunto de Carlos Morales anuncia escándalo, en el que los más afectados van a ser aquellos legisladores y también diputadas, que decidieron hacer de la política un negocio al servicio del crimen organizado y, desde luego, convertir el recinto legislativo en un vulgar picadero.
El pestilente estercolero en que se ha coinvertido el recinto del Congreso del Estado, fue enriquecido con el ratero importado de Los Cabos, Javier Ruiz Almanza, a quien se embarró como jefe de prensa. Se trata de un sujeto ratero de poca monta y bueno para nada. Lo suyo es robar. Basta echarle un ojo a sus comunicados de prensa, con los que ayuda a ridiculizar y arrastrar a los albañales del pendejismo a ese poder. Ruiz Almanza anda de huida y se esconde en Morelos, en el legislativo, para evitar la acción de la justicia en Baja California Sur.
Y cuando hablo de excepciones, claro que también las hay, puedo dar nombres de algunos de ellos, a quienes  conozco hace años y nunca he tenido un mal antecedente, salvo la pirotecnia y golpeteo propios, que se lanzan contra aquellos que hacen lo que deben. Ejemplos a la mano: Francisco Alejandro Moreno Merino, Víctor Manuel Caballero Solano, Alberto Mojica Linares y Mario Chávez Ortega.

Recibe Julio Espín 25 MDP; 
Hortencia Figueroa, 22 MDP
(...) Julio Espín Navarrete, recibe alrededor de 25 millones de pesos, donde están integradas sus percepciones, los gastos de algunos empleados suyos y los costos operativos de la Comisión de Gobernación y Gran Jurado, presidida por él; Hortencia Figueroa Peralta, maneja 22 millones de pesos, por los mismos conceptos y los gastos operativos de la Comisión de Seguridad Pública; Jaime Álvarez Cisneros, 22 millones de pesos y gastos de la Comisión de Desarrollo y Asentamientos Humanos; Alberto Martínez González, 18 millones de pesos y gastos de la Comisión del Deporte; Francisco Santillán Arredondo, alrededor de 18 millones de pesos y gastos de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos y; Carlos Alaniz Romero, coordinador de los diputados panistas, recibe casi 12 millones de pesos al año.

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