sábado, 31 de diciembre de 2016

TERTULIA POLÍTICA

Cárdenas / Gasolinazo / López Portillo / Rechazo nacional

“A los desposeídos y marginados
si algo pudiera pedirles sería perdón,
por no haber acertado todavía
a sacarlos de su postración” /
José López Portillo /
1 de diciembre de 1976
 Pedro Martínez Serrano

Las condiciones de explotación, casi de esclavitud, en que laboraban los trabajadores de las compañías petroleras de origen extranjero, sin control alguno y en agravio de amplísimos sectores de nuestro país, fue lo que motivó al general Lázaro Cárdenas del Río, a aplicar la Ley de Expropiación en vigor en aquel momento.
        Aquel 18 de marzo de 1938, el entonces presidente de la República apuntó que la decisión cumplía el propósito “no sólo para someter a las empresas petroleras a la obediencia y a la sumisión, sino porque habiendo quedado roto los contratos de trabajo entre las compañías y sus trabajadores, por haberlo así resuelto las autoridades del trabajo, de no ocupar el Gobierno (…) las compañías, vendría la paralización inmediata de la industria petrolera, ocasionando esto males incalculables al resto de la industria y a la economía general del país.
        En aquel momento de toma de decisiones comprometidas con el bienestar de los mexicanos, el presidente Cárdenas recordó: “Se ha dicho hasta el cansancio que la industria petrolera ha traído al país cuantiosos capitales para su fomento y desarrollo”.
        Advirtió también ante la nación entera, atenta al anuncio que consumaba la expropiación petrolera:
        “Esta afirmación es exagerada. Las compañías han gozado durante muchos años, los más de su existencia, de grandes privilegios para su desarrollo y expansión; de franquicias aduanales; de exenciones fiscales y de prerrogativas innumerables, y cuyos factores de privilegio, unidos a la prodigiosa potencialidad de los mantos petrolíferos que la nación les concesionó, muchas veces contra su voluntad y contra el derecho público, significan casi la totalidad del verdadero capital de que se habla;
Riqueza potencial de la nación; trabajo nativo pagado con exiguos salarios; exención de impuestos; privilegios económicos y tolerancia gubernamental, son los factores del auge de la industria del petróleo en México”.
Aquellos puntos que motivaron la decisión cardenista, de sacar de México la explotación de nuestros recursos y la esclavitud de nuestros hermanos, fue echada abajo por una runfla de sujetos antipatriotas, sin escrúpulos que hoy ven la política como una franquicia, como el conducto para enriquecer en forma desmedida.
REFORMA ENERGÉTICA
El 12 de diciembre de 2013, Enrique Peña Nieto envió la iniciativa que derivó en la aprobación de la reforma energética, el 11 de diciembre de 2013, en el Senado de la República y por la Cámara de Diputados un día después.
Como lo apunté en su oportunidad, la reforma energética es el instrumento mediante el cual, el gobierno de la República se encargó, con el cuento de la libre competencia, a la que no estamos acostumbrados en México, de tender el sólido andamiaje, que soporta la rapiña que ya empezaron las grandes firmas petroleras que, mediante prestanombres, desvalijarán al país; se alistan para terminar con nuestro recurso natural más valioso: el petróleo.
No sólo eso, lo más grave, indica el histórico de operación de las gasolineras, la explotación laboral en ese ese sector es rudísima. Hoy por cada 10 trabajadores de una estación de gasolina, si acaso uno cobra, es el capataz que controla los ingresos a costa de la esclavitud de despachadores que no tienen ninguna prestación, ni siquiera la entrega del uniforme.
Y lo anterior no va a cambiar, la explotación laboral y de recursos va a aumentar. La liberación del precio de las gasolinas va a provocar condiciones de inestabilidad y especulación, como la que ya se resiente en varios estados de la república.
        Afortunadamente José López Portillo está muerto, de otro modo volvería a morir de la vergüenza de ver cómo se desmantela al país, como de su llamado del “tenemos que acostumbrarnos a administrar la abundancia”, en nuestro país se pasó al diseño de las estrategias del desastre, del atraco, como el que se consumará mañana en agravio de todos los mexicanos.
“A los desposeídos y marginados si algo pudiera pedirles sería perdón, por no haber acertado todavía a sacarlos de su postración”, dijo López Portillo el 1 de diciembre de 1976, en la ceremonia de su toma de posesión.
Hoy, 40 años después, la deuda ha incrementado exponencialmente, hasta colocar en condiciones de miseria a cuando menos 60 millones de mexicanos y, con ello, acrecentar la riqueza, la fortuna de unos cuantos, hasta incluirlos en las listas de Forbes, como los hombres más ricos del mundo. Son mexicanos beneficiarios del sistema, en los gobiernos de todos los niveles, a los que controlan a billetazos, tirándoles algunas limosnas.
        Lo que hoy sucede con la liberación del precio de la gasolina, es un acto abominable de especulación, a favor de inversionistas extranjeros, acostumbrados a despellejar países, como está a punto de suceder en México.
        Sobre el tema, recuerdo lo que apuntó José López Portillo, el 1 de diciembre de 1982, en su último informe:
“La especulación (…) se traduce en una multiplicación de la riqueza de unos pocos sin producir nada, y proviene necesariamente del simple despojo de los que producen. A la larga conduce inevitablemente a la ruina. En efecto, nuestro país, dadas sus carencias acumuladas y su dinamismo social, no tiene margen para permitir el desarrollo de las actividades especulativas”.
        LATROCINIO NACIONAL
        La gran estafa, esa muerte lenta a la que se nos condenará a los mexicanos, con el altísimo incremento a los precios de los energéticos, agravia, ofende, nos irrita a todos, porque mientras que se aplica un aumento de precio, con sabor a robo, la impunidad de los círculos de poder crece.
        Y esa impunidad crece, porque el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, resultó un vividor, un saqueador, un sujeto que ha aplicado el nepotismo en grado superlativo, que ha permitido el saqueo nacional, mientras que no se toquen los intereses personales o de su familia.
        Bajo esa premisa que reparte que algo queda y/o has pobra que algo sobra, el gobierno mexicano ha raído todos los vericuetos, todos espacios en los que operan los poderes, lo mismo dependencias del ejecutivo federal, que el legislativo, el judicial y, los gobiernos de los Estados. Nadie se salva a ser señalado como ladrón, estafador que se enriquece a costa de los mexicanos.
        Y eso ocurre por culpa y únicamente por culpa de un Ejecutivo Federal cobarde, ladrón, como Enrique Peña Nieto y su operador de la política interna, Miguel ´pAngekl Osorio Chong quienes han dejado hacer y dejado pasar.
        Los ejemplos sobran, como el caso de Javier Duarte de Ochoa, que no dejó ni cachos buenos en Veracruz, en donde se alió con el narcotráfico y el crimen organizado en sus diferentes modalidades, con tal de robar a todos y robarse todo.
        Hoy ese saqueo voraz, indiscriminado, que incluye lo mismo una engrapadora o un paquete de hojas bond, hasta millonarias mansiones o bienes del estado, casas blancas y más y más, sólo es posible, porque todos son cómplices, los que mandan y los que obedecen, los que auditan y los auditados.
Resulta que el Auditor Superior de la Federación, Juan Manuel Portal Martínez, se la pasa repartiendo estrellitas en la frente de gobernadores corruptos. Aplaude a rabiar la administración de Francisco Vega de la Madrid, evidenciado hasta el cansancio por ratero; Graco Ramírez, de Morelos, es elogiado un día si y otro no por el auditor, mientras que en esa entidad, no hay nadie que no sepa que es reterísimo y padrastro del también raterazo Rodrigo Gayosso Cepeda.
        El Auditor Portal Martínez se cansó de elogiar a Javier Duarte de Ochoa, por ser un gobernador correcto y sin observaciones a su administración y hay que ver en lo que derivó su “honestidad”.

        Hoy a unas horas de que se consume el mayor atraco nacional, para beneficiar a gasolineros ladrones, que dan litros incompletos, adulteran el producto y, además son explotadores, el rechazo nacional empieza a desbordarse. Tengo la impresión que se jaló de más la liga y amenaza con reventarse. 

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