Margarita Zavala, congruencia panista
En el invierno de 2003, me tocó
entrevistar en exclusiva a la entonces diputada federal Margarita Zavala Gómez del Campo. La entrevista se realizó en uno de los salones del Hotel Rosarito Beach. Yo trabajaba
entonces para el periódico El Mexicano.
Y aunque en varias ocasiones
asistí a eventos encabezados por la señora Zavala,
fue en Rosarito en donde, luego de la plática que sostuve con ella, me pareció
una mujer congruente con su ideología partidista, comprometida con los
principios panistas y, sobre todo, honesta, seria y talentosa.
Hoy, 14 años después, aunque no coincido
con la doctrina panista, tengo excelentes amigos en las filas de ese partido,
amigos panistas que lo mismo integran la cúpula nacional de ese instituto, que
también aquellos que han sido parte de las grandes luchas de Acción Nacional.
El tamaño de mis amistades en el
blanquiazul, incluyeron en su momento a José
Francisco Blake Mora (qepd), ex secretario de Gobernación y a muchos otros,
identificados con la mejor tradición de ese partido.
Y, aunque no conozca las entrañas
de ese partido, si reconozco la basura política que hoy lo inunda; el
estercolero en que se ha convertido con un presidente corrupto, ladrón y
descubierto en diferentes oportunidades pidiendo dinero a presidentes
municipales y gobernadores, “para campañas” que sólo existen en su mente;
dinero que le permite vivir plácida y cómodamente en Estados Unidos.
Ricardo Anaya en un sujeto corrupto, ladrón, traicionero y
ventajoso, la precandidata presidencial Margarita
Zavala lo describe con puntualidad en su entrega del lunes pasado en El Universal.
Aquí la entrega completa:
La derrota en el Edomex y la responsabilidad del PAN
Margarita Zavala
Hace dos años anuncié que
buscaría la candidatura a la Presidencia de la República por el Partido Acción
Nacional. En estos dos años, he sido respetuosa del partido y lo he cuidado en
lo público y en lo privado. He pedido reglas claras y justas, propias de una
institución democrática. He pedido que la dirigencia se comporte con
imparcialidad, integridad y apego a la verdad. Pedí que hubiera un piso parejo
y que Ricardo Anaya no sea juez y
parte en esta contienda. Pedí lo mismo que ofrecí: contrastar ideas, jugar
limpio, respetar la dignidad de las personas, conciliar antes que confrontar.
Durante dos
años, la respuesta de la dirigencia ha sido la misma: mentir, hacer trampa,
simular, pactar con el gobierno y con otros partidos a espaldas de la
militancia, amenazar a quienes me apoyan y atacarme a través de terceros. Bajo Ricardo Anaya, el PAN está renunciando
a ser oposición real, por su cercanía con el gobierno. Su forma de hacer
política nos debilita mucho como una opción de cambio para el 2018. Pero lo
peor es que bajo Ricardo Anaya, en el PAN se han intensificado prácticas que
despreciamos del PRI.
Quiero ser
clara: los triunfos —muy buenos— fueron logrados con un enorme esfuerzo de
candidatos, militantes y ciudadanos. Yo los estuve acompañando y me consta el
esfuerzo enorme que hicieron todos. Pero también vi como en el Edomex las
gravísimas fallas de la dirigencia afectaron nuestra competitividad. El PAN
tenía la enorme posibilidad y la obligación de ganar.
Ricardo Anaya es responsable directo de
la derrota del PAN en el Edomex. Él sacrificó las posibilidades de éxito del
partido pensando sólo en sí mismo y en sus ambiciones. En vez de estar al 100%
concentrado en apoyar a la candidata, Anaya
siguió usando su puesto para acaparar spots, concentrar recursos y jugar a las
alianzas rumbo al 2018. Es claro que la dirigencia del PAN le falló a los
mexiquenses. No podemos minimizar la derrota del Edomex: se trata del padrón
electoral más grande del país, con más de 11 millones de votantes. Lo que hubo
en esta entidad fue un fracaso y una grave derrota del PAN, y específicamente
de su dirigente. Minimizar la derrota y apropiarse de los triunfos no nos
acerca a la verdad.
Lo sucedido en
el Edomex es consecuencia de la estrategia de la dirigencia del PAN. No hubo
estructura que respaldara a Josefina,
tampoco recursos, porque no se han construido en estos años. Toda la estrategia
del PAN ha sido construir la candidatura de Ricardo Anaya, algo en lo que también ha fracasado, porque a pesar
de usar todos los recursos del PAN a su antojo, simplemente no cuaja, porque se
decidió a destiempo.
Por eso, hoy
le exijo a Ricardo Anaya que se
comporte a la altura de lo que necesitan el PAN y el país. Le exijo que el PAN
defina a su candidato a más tardar en un mes, a través de un método limpio y
justo. El partido necesita a la candidata o candidato más competitivo para
derrotar a la corrupción y a la demagogia. No sólo eso: el PAN tiene que ser la
mejor opción para la gente. Tiene que plantarse frente a los ciudadanos y
convencerlos de que somos un cambio verdadero.
Para quienes
miran al PAN desde afuera, hoy les digo: esto no es una pelea más entre
políticos por un cargo. Esta es una lucha entre formas de ver, hacer y vivir la
política, y todos tenemos que decidir de qué lado estamos. Por mi parte, tengo
muy claro que no voy a validar abusos, ni voy a acompañar a un PAN que renuncie
a sus principios. Basta de hacer política vieja, política corrupta de amenazas,
moches y de acuerdos que nadie
explica.
Por eso este
jueves iniciaré una gira nacional para escuchar a los mexicanos. Una gira para
demostrar que hay otra forma de hacer política, cercana a la gente y a sus
necesidades, en donde no todo es gasto. Lo haré porque lo que está en juego no
es una candidatura, sino el futuro de México.
Por cierto. Al momento de
escribir estas líneas se desconocían algunos resultados. Por el bien de México,
estoy segura que se confirmará el triunfo de Guillermo Anaya en Coahuila y el de Toño Echevarría en
Nayarit.
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