El Clarín de Morelos
Prohibido Prohibir
5 de abril del 2018
Gobernabilidad de pantalón
largo
Javier Jaramillo
Frikas
El pragmatismo tiene límites.
Morelos vive
momentos electoralmente revueltos, manejos de improvisados en su mayoría, pero
con audaces “coyotes” aullando en silencio en espera de dar la mordida cuando
la presa se afloje.
Contraste: los que no saben y los que
conociendo esperan su pase de listos. Así que abusados, porque Morelos y su
Sociedad no soportan más, ni iluminaciones, ni deidades, tampoco
improvisaciones y menos agandalle.
Y para ir al grano:
Cuauhtémoc Blanco Bravo, los partidos
que lo impulsan y su círculo más cercano que ha aguantado la tranquiza y los
grupos que en especie de apoyadores firmes les han permitido la resistencia de
embates feroces, tienen que dejar el calzón del campo de futbol y entallarse,
con toda la seriedad, la ropa formal, sobre todo El Pantalón Largo.
Y el primero de tomar esa acción es,
precisamente, Cuauhtémoc, que tiene
hoy y aquí, la responsabilidad más grande de su vida fuera de los escenarios
que ya no existen más que en los grandes recuerdos, vibrantes momentos que los
mexicanos —y morelenses, claro— nunca los perderán de su caja emocional, pero
que en este momento preciso, esperan no ver “al 10” sino al hombre maduro que va a hacer valer lo que los
números indican: que será el siguiente
gobernador de Morelos.
Pero esto anterior NO ES UN HECHO. Hay que llegar a ello, y en el camino a la urna,
cualquier cosa puede suceder, sobre todo cuando el entorno del ídolo del futbol
es un avispero cuyas picaduras trascienden sus campamentos y arenas de
batallas. Y esos mismos belicosos
corifeos pueden dañar al que parece inminente responsable de una
entidad devastada social, política y económicamente, que requiere de cirugía
mayor, y no de chismes baratos entre gente también menor, o de
expectativas que dibujan a personajes —que adelante vamos a dar punto, seña y
señales— como los salvadores de la precaria situación que vivimos los nativos,
llegados, comprometidos y aventureros primaverales de Morelos.
LA GOBERNABILIDAD
No existe la vara mágica. No lo es un
viejo conocido de esta tierra, hijo de un morelense, como es el caso de Rafael Giménez—Valdés, experto en
materia electoral, buen profesional, gente seria, sin embargo desarraigado de
este solar, pero con una carga de galardones en sus alforjas. Rafael, lo conocemos desde niño y hemos
visto sus tareas profesionales en la época del PAN en el poder. Sin embargo, la interrogante solo él podrá
disiparla:
¿En qué condición regresa a
Morelos? ¿Para no solo impulsar el proyecto Blanquista—Morenista—Pesista, sino dejar su aportación a sacar a
Morelos del socavón en que se encuentra? ¿O solo en plan profesional de cobro y
me voy?
O el caso de un personaje que en
Morelos no debiera interesarnos pero que para él Morelos representa (como lo
vemos y claro), su siguiente estación de confort gracias a su propuesta llamado
Cuauhtémoc Blanco: es Hugo Erick Flores, dirigente nacional
del Partido Encuentro Social, un neo
político práctico, que recurre a figuras populares para sostener su proyecto de
partido y que podrá contar en Morelos, tal como lo anuncio cuando se juntó con Andrés Manuel López Obrador: construir
al primer gobernador emanado del PES.
Perfecto, espectacular, maravilloso. ¿Pero
a Morelos y sus habitantes qué el tal Hugo
Erik? ¿Qué se cree’ ¿Nos considera muy payos para que llegue con comitiva
de extraños y nos tomen como sus sirvientes? Ahí, en donde se junten, a esta
persona lo ubican o la realidad contundente, lo hará. No es un Dios ni tampoco
la solución a los problemas de una entidad que ni conoce y menos siente. Sin
embargo, dejemos una rendija a su conversión y que entienda que Morelos no
tolera más ser tierra de forajidos ni promesas para gambusinos.
Otro estelar: el ex gobernador Sergio Estrada Cajigal Ramírez –que
oficialmente anunció su retiro de una candidatura en QRR de Federico Mayorga, en un muy buen
programa--, que cuenta aún con activos y tiene con que ayudar, pero tampoco es
la panacea, y trae consigo cargas negativas como a Víctor Mercado Salgado, El
Güero, un modesto funcionario de su administración, hoy uno de los más
fuertes hombres de negocios en Morelos, no tenemos certeza si por méritos y
capitales propios o cuidando y alimentando los de otros.
Con aparente menor relevancia pero
siendo un elemento envuelto en las ocurrencias que llevan al conflicto, el ex
familiar político de Sergio Estrada,
y dirigente estatal del PES, José Luís Gómez
Borbolla, genera ruido innecesario en el entorno de un proyecto que tiene
todo para vencer y cuyos peores enemigos son ellos mismos con sus aliados.
Estos son varios de los puntos a colocar
en la mesa a tiempo: Cuauhtémoc Blanco
ha pasado por uno y cien trances en su camino como presidente municipal y antes
de candidato. Todo ello ha sido repetidamente comentado. Hizo, cuando separó lo
que estorbaba en su administración, un equipo compacto que aguanto la presión
del Poder Ejecutivo Estatal y sus Ramales, y llegaron hasta el momento de las
decisiones electorales con esos cuántos. Ahí los tiene y sabe quiénes son. No
pasan en número de los dedos de su mano diestra.
Claro que en un proyecto mayor, los
números aumentan, las fuerzas se suman y se arma el cuadro, como en “la cáscara” de aquellos años, con la
particularidad que aquí está en juego el futuro inmediato de poco más de dos
millones de morelenses golpeados, abandonados por los gobiernos y sin mucha
complacencia para tolerar errores, menos caprichos de desconocidos, que sería
el caso de los que acompañen a los fuereños, por el momento presuntamente
voraces.
En la desgracia de malos gobiernos, una
condición se consolidó entre los morelenses: recuperaron su regionalismo y
pelean por hacer lo mismo con la identidad y el sentido de pertenencia. Esto
muestra un camino de la querencia social:
Exige que sean sus paisanos, conocidos
o comprometidos quienes tomen para bien o mal las principales decisiones en el
Morelos que viene.
Que si gana Cuauhtémoc Blanco, saque su cariño por esta tierra ya con un
elemento sustancial que con respeto tenemos que mencionar: es padre de un hijo morelense y con ello y mucho menos, es para
comprometerse y determinarse a actuar madura y profesionalmente en el campo de
la batalla administrativa de una tierra
que ha sido MAL-TRA-TA-DA.
Por ello lo de actuar, ya, de PANTALON LARGO, colgado el calzoncillo
del fut junto con el argumento de “que me dejen trabajar”. No valen más
monosílabos, el tipo ha sido bien tratado por una buena parte de la sociedad,
pero esta ya necesita, con suma urgencia, respuestas maduras y muy serias. En
el cargo de mayor responsabilidad, no vale decir que el presidente de México “no deja trabajar”. En ese escenario, o lo
haces bien, o te haces a un lado.
Como quedaría el Cuadro
Tal como parece, son ocho los
candidatos al gobierno del Estado, y esta no es una tabla oficial de encuesta
sino el espacio de un servidor, que se hace responsable de lo que publica.
Entonces con lo que hemos visto en mediciones más o menos confiables, y sin orden
del segundo lugar al cuarto, los otros tres candidatos con posibilidad real de
jugar, son Jorge Meade Ocaranza, del
PRI; Rodrigo Gayosso Cepeda, del PRD y Víctor Caballero Solano, de PAN—Movimiento Ciudadano.
De acuerdo a las coaliciones, la de
PT—Morena—PES, tendría cada uno su diputado de lista. Serían tres. Movimiento
Ciudadano—PAN, uno por partido. Igual PRD—PSD, con su pluri si va bien a Yáñez y el PRI, uno. Sumarían ocho que
se completarán con los 12 distritos locales para los 20 legisladores de la
próxima legislatura.
Estos son números de un servidor, lo
puntualizamos.
Falta ver, por supuesto, si Nueva Alianza –que se nota con cierto vigor— logra
avanzar y si así es, el PRI sufriría merma, el Humanista con el ex rector Alejandro Vera que podría quitar una
diputación pluri y dar algunas regidurías porque es conocido. O, en caso del
legislativo, el senador Fidel Demédicis
Hidalgo.
Estos puntos es para visualizar el
equilibrio de las fuerzas en el Congreso con el supuesto de lo que marcan hoy
los números, que Cuauhtémoc Blanco resulte ganador.
Y cerramos…
Morena—PT—PES con Cuauhtémoc Blanco sacan una ventaja considerable al segundo lugar,
se ve complicado que en un tránsito de campaña más o menos natural, los
alcancen. Sin embargo, existe un antecedente inmediato, hace seis años Amado Orihuela Trejo del PRI sacaba en
la víspera a Graco Ramírez 14 puntos
porcentuales, parecía imposible. Y ganaron en alianza informal pero efectiva
con el gobernador saliente, Marco
Antonio Adame y su porción del PAN.
¿Improbable se repita?
Quién sabe, pero repetimos lo que
dijimos con claridad en la emisión del Facebook, el lunes, de Clarín Informa:
Para que Morena y sus aliados pierdan
la elección estatal para gobernador, los únicos que pueden vencerlos, ¡son
ellos mismos!
Y de acuerdo al desaseo, llegada de “grandes operadores” y colados,
solo queda comentarle a Cuauhtémoc y sus dos, tres o cinco gallardos
compañeros de batalla, que es la hora del pantalón
largo, y dejar, prácticamente echar por la borda, todo acto de deidad,
arrebatos de vodevil y asumir que Morelos necesita se le reconstruya el tejido
social con madurez, profesionalismo y entrega, que en esta tierra sobra la
gente con talento, compromiso y capacidad, y que gracias a los malos gobiernos,
una parte mayor de la sociedad ha optado en medio de la desgracia de
gobernadores desobligados y corruptos, por ir engranando los tres grandes valores
que nos distinguieron históricamente:
Regionalismo
Identidad
Sentido de pertenencia
Que cada quien decida y vaya tomando su
lugar, porque… Algo Grande está Sonando…
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