El Clarín de Morelos
Prohibido Prohibir
29 de abril de 2016
La Verdad y nada más que La Verdad…
Javier Jaramillo Frikas
¿A quién buscan hacer daño? Nos
referimos a la nota del día de hoy, de los dos policías comisionados en
Alpuyeca, municipio de Xochitepec, presuntamente ligados al crimen organizado y
que tenían en sus planes delictivos ordenar y pagar el probable asesinato del
político Manuel Martínez Garrigós. A
las once de la mañana sale a hablar el comisionado de seguridad, Alberto Capella Ibarra, habrá de
conocer su informe. Es un tema sumamente delicado en los rubros que presentan a
los detenidos por la Unidad Antisecuestros de la Fiscalía General del Estado,
arreglen, acomoden o digan la verdad de los hechos. Es un tema abierto en las
redes que generan interrogantes con la carga ya habitual de miedo.
Si, cierto o
no ─ya se verá en unas horas─ los presuntos tenían la instrucción
de eliminar a Martínez Garrigós, son
varias las líneas a revisar, la más grave, es que podría existir una lista elaborada con personajes incómodos para
alguien o algunos, políticos, organizaciones criminales, digamos. De
acuerdo a la realidad en cuanto a relaciones, debiera eximirse a personajes del
poder mayor, porque una posibilidad es la posible búsqueda de la generación del
caos que a quien menos conviene es al gobierno del Estado. Lo que diga el
comisionado Capella será tomado con
reserva, diga lo que diga, tendrá que ser contundente y actuar en consecuencia.
Parece irreal ─aunque la ley
así lo establece─ que entre
organismos policiacos locales, unos detengan a otros, o nos regresamos en el
tiempo al ataque de la policía preventiva en contra del entonces procurador Rodrigo Dorantes que causaron la muerte
de dos o tres escoltas de este, en un asunto que ha sido enterrado por la
dinámica criminal, no obstante que tiene que seguirse ventilando en los
tribunales. Pocos, salvo los involucrados, recuerdan ese evento, gravísimo por
cierto.
Simple es
calificar a todos los integrantes del Mando
Único de la Policía en Morelos, como socios o empleados del crimen
organizado, por estos dos oficiales y los cinco que mencionan más. Seguro que
existen buenos elementos al servicio de la ley, tiene que haberlos. Sin
embargo, el divorcio comunicacional entre el jefe Capella y los sectores de la sociedad morelense, está ahí y nadie
lo puede negar. El estilo del señor Capella
no cuadra con la idiosincrasia de esta sociedad y nada ha sido operado para
cambiar el estado de las cosas. Las apuestas al olvido, tan comunes en la vida
pública ─decir que en el
quehacer político sería exagerado, arrogante, grosero, ante la ausencia de lo
que era llamado un arte─, en
este caso no funciona: o se habla con la verdad o la brecha gobierno—sociedad
será imposible de acercar. Una cosa es como y lo que piensan que hacen bien los
gobernantes y sus empleados, y otra, distante (usamos la gastada palabra percepción) lo que siente la gente. No
permea, no llega, no aterriza, el aviso de avance oficial. Y vaya que el
gobernador Graco Ramírez lo intenta
personalmente, ante la poca eficacia de
sus empleados en el ramo, de dar a conocer cuánto hace y considera son avances.
No penetra esa
intención, sean maravillas o retórica, no entra.
En el tema.
Las redes sociales van más a fondo, no vimos hasta el momento el medio de
comunicación escrito o electrónico, que indique la intención, presunta o no, de
eliminar al ex presidente de Cuernavaca Manuel
Martínez Garrigós. Lo que había hasta esta tarde que cerraron la línea de
información las autoridades, es que son policías del Mando Único, que hay otros cinco, que sostienen nexos con el crimen
organizado, que trabajan en un poblado lastimado por la presencia criminal como
es Alpuyeca ─de donde son originarios y vecinos varios
de los implicados en el terrible asesinato de la presidenta de Temixco, Gisela Mota—y que contaban con 40 mil
pesos para contratar los servicios de un sicario para ultimar a Martínez Garrigos. Hasta este momento,
que ya es otro día, no ha sido desmentido.
¿Qué dirá Alberto Capella y los que le rodeen
esta mañana? Él y la Fiscalía lo saben. Si encaran a la sociedad (no a los
medios, ellos transmiten, con o sin manipulación, de acuerdo a la línea de
trato que tengan sus jefes, pero propios reporteros que laboran por la
necesidad en estos mismos órganos, colaboran en las redes sociales, y lo hacen
con libertad plena), tendrán que ser bien convincentes, exactos, altamente
precisos en los datos y sumamente responsables que no es una comparecencia más,
de las que acostumbran, rutinaria, porque aquí dentro del frágil estado anímico
de la sociedad, de la desconfianza hacia las autoridades triste y dolorosamente
ganada por la guerra perdida ante la violencia (otra realidad que no es
aceptada pero todos los días sufrida), con la rabia contenida por sus pérdidas
familiares, cercanas o de conocidos, lo único que creerán es LA VERDAD sin
maquillaje. Se terminó el plazo aunque en los cielos del poder no lo crean.
Este asunto es tan importante de esclarecer, que de no ser así, entre las
especies que surjan de la siembra, habrá alguna que lleve a la línea que a
quien buscan dañar es al gobernador Graco
Ramírez Garrido Abreu.
¿Qué mejor
manera de vertebrar una operación perversa en extremo, que provocar en una
tierra ya ensangrentada el escándalo de la desaparición o crimen contra un
personaje de controversia que hace unos cuatro, cinco años, era el referente
local de la política y todos daban como gobernador siguiente? El que escribe no
lo desea, nunca, ni con Manuel ni con nadie más. Sin embargo, cuando la
desesperación llega, las mentes se obnubilan, el poder penetra a los enfermos,
y cometen barbaridades.
Decían que
había tres líneas del posible atentado contra MMG
1.- El añejo
pleito con PASA, que para los que
seguimos puntualmente el caso, los regios dueños originales, hace rato lo
dejaron en los tribunales, y los socios 49’s, apenas como que entendieron que
era una carga que echar a la basura, que finalmente no les salió caro y
llevaban más que perder.
2.- Una
disputa con alguna persona del sexo femenino, que podría derivar en una
reacción pasional. Quién sabe.
3.- Un pleito
tras un juego de frontón.
Cada una de
estas posibilidades implicaría a personajes de la política que, el o los
presuntos intelectuales del acto, harían a un lado en la contienda para el 2018
donde, por supuesto, no entra Manuel.
Agregaríamos
una cuarta posible a partir de los últimos meses y pongámosle:
5.- La batalla
que protagoniza al romperse la alianza de Martínez
Garrigos con los hermanos Julio
y Roberto Yáñez Moreno, que no le
han cumplido a cabalidad los acuerdos que hayan celebrado para hacer presidente
de Cuernavaca al ex futbolista Cuauhtémoc
Blanco, y que han sido ventilados en medios y redes sociales. ¿Si corren
versiones que estos hermanos sostienen relaciones extrañas? No es por demás echar un vistazo. En temas tan graves, ir
al fondo es lo único que salva la situación.
Algo delicado es
que estamos ya hablando de la posibilidad de la sociedad Crimen—Poder, por ello
mismo y con el conocimiento décadas atrás del mandatario Graco Ramírez, mantenemos como posibilidad que es un objetivo
político, porque no se conoce un indicio siquiera que sostenga una cercanía con
los criminales que, sin embargo, se mueven, comen, aniquilan y viven en
Morelos. ¿Quién los protege? Hoy el comisionado Alberto Capella no lo va a decir. El tema es otro. Quizá otro día.
Y lo más
importante para cerrar y dejarle puntos suspensivos:
¿Existe la
probabilidad que él o los que desearan provocar el caos general, cuenten con
UNA LISTA de posibles ejecutados?
El Estado arde
hace rato, parecía un tanto lejano el infierno, pero se calienta el terreno, ya
quema…