TERTULIA POLÍTICA
Ignorante y adicto
Pedro Martínez Serrano
Cuauhtémoc / Sanz / Arrese / Jorgito |
No es la primera vez que ocurre. Ya en dos o tres
ocasiones anteriores el presidente municipal de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco Bravo (el Cuau
sin miedo) ha cancelado su asistencia a cortes de listón, que es lo que
mejor le sale; a honores a la bandera en algunas primarias de la ciudad y, a
causa de su adicción al alcohol y quien sabe a qué otras sustancias, ha dejado
plantados a los integrantes del cabildo, que es la máxima autoridad del ayuntamiento,
le guste o no; lo reconozcan o no quienes lo aplauden.
Ya antes faltó a eventos a los que se confirmó su
presencia, a causa de que amaneció crudo; ya ves que es bien pedote,
madreador y buena onda, le dijo al reportero uno de sus colaboradores más
cercanos que, un día sí y otro también, tiene que capotear el cuestionamiento
de la irresponsable actitud del futbolista.
El hecho de que Cuauhtémoc Blanco sea
ignorante, no presenta ningún problema, con un equipo de asesores y
colaboradores medianamente preparados, se puede conducir a la ciudad; el fondo
del asunto, los focos rojos encienden y alertan que un adicto
¿conduce el ayuntamiento?; un alcohólico que, para colmo, se hace
como que no sabe, porque dice que es bien honesto, que a sus espaldas se hacen
negocios millonarios.
Lo que llama a la preocupación, es que
el Cuau sin miedo anda de fiesta; se embriaga en lugares
públicos, lo que no representaría ningún problema, sólo que es el presidente
municipal las 24 horas del día, lo que vale madre, como le gusta
responder, porque se exhibe y escandaliza en cualquier lado.
Una de sus hazañas más recientes, fue su
asistencia al palenque de la Feria y, en la presentación de Julión
Álvarez, amenazó a un parroquiano que intentó tomarse una fotografía con él
(que es para lo único que sirve): te voy a romper tu madre si sigues
chingando, le reviró al ebrio latoso. Peor enfureció cuando le comentó que
él conoce a una tal Krystal Gil, a quien el alcalde visita en el poblado
del Ocotito, Guerrero.
El saldo más reciente de las briagas
embrutecedoras que le gustan al Cuau sin miedo, fue la
suspensión de la sesión de cabildo convocada el martes pasado, en tiempo y
forma para ayer, cuando una secretaria se encargó de informar a los
regidores que la sesión se suspendía. No justificó absolutamente con ningún
motivo.
En el salón de cabildos, minutos más
tarde, se apersonaron Enrique Paredes, creo que ahora no más fue de
visita; Tomas Osorio, que asesora a Cuauhtémoc, José Manuel
Sanz (¡hic!... ¡hic!) y a Roberto Yáñez, el también ignorante
que funge como secretario del ayuntamiento.
El acomedido y siempre leal a sus
principios, Tomás Osorio, intentó disculpar la insistencia del enfermito
Blanco Bravo, pero los regidores lo pararon en seco, muy amables, pero
muy enérgicos, lo frenaron y exigieron que el tema lo explicara el responsable
de hacerlo, el secretario del ayuntamiento, Roberto Yáñez.
La ausencia de talento, dejó sin
palabras al secretario municipal, el ex diputado local Roberto Yáñez.
Lo que ignoran los regidores, es que una
vez más el presidente municipal no asistió al cabildo, porque andaba quedando
bien y recibiendo la lisonja de sus aplaudidores, los mismos que lo están
enredando, para que caiga a modo en los caprichos de Rodrigo Gayosso y
obvio, de Graco.
Ocurre que el futbolista alcohólico
metido a político, dedicó su tarde noche del miércoles a jugar paddle tenis con
su representante, José Manuel Sanz, con el periodista Juan José Arrese y con el
subsecretario de gobierno, Jorgito Meade González. Luego de que Arrese venció a
Sanz y a Blanco, Meade hizo como que perdió una apuesta de cena y, por ello, se
fueron a recibir el pago. La consecuencia de esa noche de diversión: el
presidente municipal volvió a faltar a una obligación.
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