jueves, 9 de febrero de 2017

Los Gracos
El PRD ha defendido a Los Gracos, como defendió originalmente
a Los Rojos o a Los Guerreros Unidos, encabezados
por el ex presidente municipal de Iguala, Guerrero,
jefe de la banda que secuestró y desapareció
a los 43 normalistas de Ayotzinapa

RICARDO ROJO / Noticias, Voz e Imagen de Oaxaca / ricardorojo7819@yahoo.com.mx
A las bandas criminales que asedian a los pueblos y ciudades que se encuentran a los lados de la Autopista del Sol, se ha sumado la que opera desde el palacio de gobierno de Cuernavaca, estado de Morelos. A Los Rojos, Guerreros Unidos, Pelones, Marquinas y Victorinos, se agregan Los Gracos.

Los Gracos constituyen un grupo criminal que opera desde el Estado y su máximo capo es el gobernador de Morelos, Graco Luis Ramírez Garrido Abreu.

La banda de Los Gracos se distingue por la ferocidad de sus miembros para eliminar físicamente a los opositores políticos revolucionarios. El mismo fundador del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) y ex gobernador del estado de Morelos, coronel Jorge Carrillo Olea, etiqueta a Graco Ramírez como “un rufián” y lo responsabiliza “de la inseguridad y la violencia” en el estado. (México en riesgo, Carrillo Olea). Por su lado, el rufián Graco, etiqueta a Carrillo Olea como “el incubador del huevo del narcotráfico en Morelos”. (Proceso, 14/mayo/2011). Ambos tienen razón y conocimiento de causa.

El estado de Morelos es actualmente uno de los estados más controlados por los cárteles del narcotráfico y se encuentra atravesado por una crisis grave de inseguridad y violencia que ya no soportan los ciudadanos de la tierra del general Zapata.

Bajo el gobierno de Graco Ramírez, se cometen infinidad de crímenes; los secuestros y delitos de todo tipo crecieron en más de 300%, y solo el 10% de ellos es procesado pero no siempre con apego a la justicia. (Proceso, 29/agosto/2016). El crimen más escandaloso y terrible que presenta a Los Gracos como una pandilla intocable, es el descubrimiento de las fosas clandestinas de Tetelcingo, muy cerca de Cuautla.

Entre el 23 de mayo y el 3 de junio de 2016, ciento cincuenta cadáveres fueron exhumados en Tetelcingo, Morelos. La historia la narra el poeta Javier Sicilia en una contundente carta dirigida a Graco Ramírez. El comerciante Oliver Wenceslao Navarrete Hernández es secuestrado en Cuautla el 24 de mayo de 2013; el 3 de junio descubren su cuerpo en un barranco del municipio de Ayala y es llevado al Semefo. La familia lo identifica y pide que permanezca allí en tanto realizan las denuncias correspondientes. El cadáver desaparece misteriosamente. El 4 de mayo de 2014 la familia se entera, después de una búsqueda desesperada, que el cuerpo de Oliver fue inhumado el 28 de marzo de 2014 en una fosa común, en Tetelcingo. El cuerpo de Oliver está en el fondo de la fosa; es el último de los 150 cuerpos encontrados y que Graco intentaba desaparecer. (Proceso, 28/abril/2016).

La Comisión Científica de Identificación Humana perteneciente a la Universidad Autónoma de Morelos, encargada de la exhumación de los cuerpos a petición de la familia, rindió su informe en agosto de 2016 y denunció por lo menos diez irregularidades, siendo la más grave aquella que compara la fosa gubernamental de Tetelcingo como “una fosa al más clásico estilo de Los Zetas” (animal político, 24/agosto/2016). Por ello el poeta Javier Sicilia no se cansa de denunciar a Graco como un cacique, un monstruo, un corrupto, un oportunista, un falso hombre de izquierda, un trepador, un residuo del virreynato, un elemento más de la cuadrilla que forman Ulises Ruiz, Javier Duarte, Eruviel Ávila y otros tantos gobernantes que tienen sumido al país en el horror y en la miseria.

Los Gracos gustan de tirar cadáveres para sembrar el terror en el municipio de Villa de Ayala. Allí tiraron decapitado y cercenado de las manos, con signos de tortura, hace dos años, al luchador social Gustavo Alejandro Salgado Delgado, militante del Frente Popular Revolucionario y del Partido Comunista de México Marxista Leninista, el 3 de febrero de 2015. Gustavo Alejandro era licenciado en Relaciones Exteriores, asesor de campesinos pobres de la región y activo promotor de la unidad de todas las luchas populares en Morelos. Lo eliminaron los caciques, aliados y protegidos de Los Gracos, encabezados en aquel entonces por el que fuera presidente municipal de Villa de Ayala, José Manuel Tablas, primero panista, actualmente diputado local perredista y protegido del jefe de la banda. Cuatro asesinos materiales están en prisión, pero los jefes intelectuales aún siguen libres y ocupando puestos de mucha importancia en el aparato gubernamental de Morelos.

Javier Pérez Durón, fiscal de Morelos, brazo derecho de Graco Ramírez, declaró que el asesinato del licenciado Gustavo Alejandro Salgado era “un pleito interno del FPR”; así ha pretendido el gobierno desvirtuar los hechos donde claramente los grupos criminales, como lo ya mencionados, están involucrados hasta la médula. El PRD ha defendido a Los Gracos, como defendió originalmente a Los Rojos o a Los Guerreros Unidos, encabezados por el ex presidente municipal de Iguala, Guerrero, jefe de la banda que secuestró y desapareció a los 43 normalistas de Ayotzinapa.


Los pueblos de Morelos y de Guerrero, como de todo México, están hartos de los rufianes del gobierno y se preparan para hacer justicia para honrar la memoria de sus mejores hijos asesinados.

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