Andrés
Manuel López Obrador dejó de ser
una opción, para convertirse en una necesidad
una opción, para convertirse en una necesidad
*
Margarita, Meade y Anaya: más de lo mismo
Juan
JARAMILLO FRIKAS
Después de 20 años (1998-2018)
de la aprobación del FOBAPROA (12-Dic-98), dos gobiernos panistas (2000 - 2012)
y el regreso del PRI con Enrique Peña
Nieto (2012-2018), parece que el 1ro de julio, tendremos un Presidente de
la Republica ajeno a los anteriores gobiernos.
En mi opinión, es saludable para los mexicanos el arribo de Andrés Manuel López Obrador a la
presidencia de nuestro país, es incluso, la única posibilidad de rescatar la
menguada moral de la sociedad mexicana que apostó a la alternancia, pero
resulto la “misma burra, pero revolcada”.
Basta recordar el Salón de Plenos de la Cámara de Diputados
aquel 12 de diciembre de 1998. Los Coordinadores Parlamentarios del PRI ─Arturo
Núñez─ y del PAN ─Carlos Medina
Plasencia─, acompañados de sus Vice Coordinadores, afinaban los últimos
detalles para dar paso al rescate financiero ─FOBAPROA─ del país.
“Decisión dolorosa, pero necesaria para el país”, comentaba el
Diputado Arturo Núñez a los medios
de comunicación, actual Gobernador de Tabasco por el PRD. “Están en juego los
ahorros del pueblo mexicano”, argumentaba vehementemente el Diputado Medina Plasencia de Acción Nacional, Habían
intervenido otros actores políticos.
El presidente del PAN era Felipe Calderón Hinojosa, aunque el gran operador se llamaba ─se
llama─ Diego Fernández de Ceballos,
con sus alfiles estelares: el Senador Fauzi
Handam ─abogado patrono de millonarias corporaciones─ y entre otros, los
Diputados Federales Santiago Creel, Javier Corral, Francisco José Paoli. Marco
Antonio Adame, el propio Carlos
Medina y algunos otros.
Por el PRI, la titular del PRI era la entonces Senadora Dulce María Sauri ─hoy en la lista
plurinominal de su partido a Diputada Federal─, los Legisladores Federales Arturo Núñez, Fidel Herrera, José Antonio
Estefan Chiriac, Dionisio Meade ─les
suena─, entre otros. Todos, asesorados y supervisados por el actual presidente
de la OCDE José Antonio Gurria, en
ese momento titular de la Secretaria de Hacienda.
Tuve la fortuna ─o desgracia─ de ser parte de esa
Legislatura, decían ellos la “gloriosa 57”. Bastaron unos dos
minutos y medio, para que el tablero electrónico se pintara de “verdes
aprobaciones” que cubrían los dos tercios necesarios para la aprobación
del robo más grande ocurrido en México desde su fundación como Republica.
Los operadores de ambos grupos ─PRI y PAN─, se fundieron en
cálidos abrazos, el Salón de Plenos era un caldero. De curul a curul se confirmaban
las citas convenidas previamente. Entre susurros, algunos diputados se
preguntaban: “Y qué, cuando va cae el
agua. Hay que preguntarle al líder”.
No faltaron indiscretos, todos los diputados de la
infantería que votaron a favor: un millón de pesos. Los “notables y asesores” de 10 millones para arriba, algunos incluso se
retiraron como Fauzi Handam.
Días después, la bancada priista (230 diputados) fue
convocada a una cena con el Presidente Ernesto
Zedillo, salvo, los siete (7) que votaron en contra: Seis (6) del llamado “Grupo Reflexión” y yo.
Cientos
de miles de mexicanos perdieron sus ahorros, bienes e incluso, la vida. Otros,
digamos unos 300 incrementaron sus fortunas y condenaron al pueblo de México a
pagar el FOBAPROA por las próximas 5 generaciones.
Año y medio después, el PRI perdía la Presidencia de la Republica
y llegaba un nuevo “Mesías” Vicente Fox, solo que, con los mismos
vicios. La señora Martita y sus
retoños los Bibriesca. Santiago Creel en Gobernación, Felipe Calderón en la Secretaria de
Energía, Marco Adame al Senado. Fox
al igual que sus antecesores traía su constructor de cabecera de apellido Cosme.
Llegó el 2006, Felipe
Calderón Hinojosa se roba la elección e inicia su guerra contra el crimen
organizado, miles y miles de millones de pesos invertidos en los aparatos de
seguridad sin resultados a la vista, todo lo contrario, sumiendo al país en una
“noche negra” con miles y miles de jóvenes mexicanos muertos.
Calderón Hinojosa
tampoco fue ajeno a la corrupción, utilizó a PEMEX de caja chica y celebro el
Bi-Centenario de la Independencia con la llamada “Estela de Luz”, un grotesco monumento cuyo costo rebaso los mil
millones de pesos. Al final de su gobierno nombre a José Antonio Meade Krubieña como Secretario de Hacienda.
En el 2012 regreso el PRI a la Presidencia de México, el
carismático Enrique Peña Nieto logró
un triunfo inobjetable, el país se convirtió en un mosaico plural que reflejaba
el avance democrático. Vinieron los escándalos de corrupción que tocaban la
puerta familiar del mandatario, debilitando la moral de la Republica.
Los Gobernadores de los Estados, de todos los colores y
sabores, se convirtieron en una especie de Virreyes
Coloniales, dueños de su territorio, sátrapas autoritarios y saqueadores
del erario público.
Nuestro país, se convirtió –como nunca antes- en una
intrincada red de complicidades que debilitaron a las instituciones y
prostituyeron la política, nombrando sucesores a hermanos, esposas, hijos y
entenados, bajo el frondoso “árbol de la democracia”.
Y aquí estamos, a 100 días de elegir al próximo Presidente
de México, las opciones están a la vista: Margarita
Zavala Gómez, José Antonio Meade
Kruibeña y Ricardo Anaya Cortes.
Atrás de ellos, los mismos que aprobaron el FOBAPROA e institucionalizaron el robo.
Por eso, para un servidor:
ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR dejó
de ser una OPCIÓN para convertirse en una NECESIDAD.
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