No comparto la forma de hacer
política del diputado federal Javier Bolaños Aguilar, del Partido Acción
Nacional, sin embargo, creo justo reconocer que ésta, su entrega en El Universal, dibuja la lastimosa
situación que enfrentan los afectados por el sismo del 19 de septiembre, pero también deja ver la
voracidad, la rapiña con que se conduce el gobernador Graco Ramírez y quienes se encargan del saqueo de los recursos
destinados a la reconstrucción de las extensas zonas dañadas por los temblores.
Aquí la entrega del señor Bolaños, que
me parece muy buena, tanto que decidí compartirla:
La gran estafa
(…) en Morelos; las familias víctimas
del 19-S, en poco tiempo van
a cumplir seis meses de vivir en la calle… El gobierno federal como
el de Morelos, se conducen con total opacidad, no existe
un padrón público de damnificados, no se puede saber a
qué persona se le ha otorgado algún beneficio económico
o material, ni cuándo, ni qué montos. En el desastre del 19-S
las autoridades proceden en contra de la ley y del principio básico
de máxima publicidad de sus actos
a cumplir seis meses de vivir en la calle… El gobierno federal como
el de Morelos, se conducen con total opacidad, no existe
un padrón público de damnificados, no se puede saber a
qué persona se le ha otorgado algún beneficio económico
o material, ni cuándo, ni qué montos. En el desastre del 19-S
las autoridades proceden en contra de la ley y del principio básico
de máxima publicidad de sus actos
El Universal / Javier Bolaños
Vicepresidente
de la Cámara de Diputados
Ocean’s Eleven o La Gran
Estafa es una película de 2001 protagonizada por George Clooney, Brad Pitt
y Matt Damon, quienes urden una
trama sofisticada para esquilmar recursos de otros, algo parecido a lo que aquí
conocimos como la “estafa maestra”
que en los roles importantes incluye a funcionarios de la Sedesol y rectores de universidades públicas. No se ha cerrado el
capítulo final de esta historia, cuando ya asoma otra.
Según el diccionario, esta
palabra es sinónimo de defraudar, es decir, se comete cuando alguien engaña,
abusa de la confianza o lucra indebidamente. A mi juicio, las víctimas del sismo del 19 de septiembre han sido estafadas,
porque se les prometió apoyos que, hasta la fecha, ni por asomo se han
cumplido.
Eso ocurre al menos en
Morelos; las familias víctimas del 19-S, en poco tiempo van a cumplir seis
meses de vivir en la calle, o en carpas donadas por particulares, y cuando bien
les va, la pasan hacinados en un mismo techo con otras familias.
A todos, el gobierno federal les
prometió, previa certificación de un censo, otorgarles el carácter oficial de
damnificados mediante la asignación de un número de folio. Todos pensaron que
tenerlo era como pasar del infierno a la gloria, pues de forma pública les
entregaron dos tarjetas bancarias, la primera cargada con 30 mil pesos para
mano de obra, y la segunda con 90 mil para compra de materiales.
Conseguir el status de
damnificado no fue tarea fácil, fueron semanas de espera con el montón de
escombros y de recuerdos al lado, luego lidiar con los verificadores y
finalmente la ceremonia oficial, para darle el lucimiento a los funcionarios
que entregaron las tarjetas.
Pero no pasó mucho tiempo para
darse cuenta de que habían sido estafados, los damnificados de Morelos, en su
mayoría solo han recibido un depósito por 15 mil pesos; después todo ha sido
excusas, repartición de culpas en los tres órdenes de gobierno. En Bansefi, la
institución bancaria designada como pagadora, lo único que informan es que los
plásticos están congelados y que no hay saldo que cobrar. Así han transcurrido
casi 6 meses desde el sismo.
En la Cámara de Diputados
aprobamos al gobierno federal un presupuesto por 2 mil 500 millones de pesos
para el Fondo de Reconstrucción para Entidades Federativas. ¿Qué pasó con ese
recurso? ¿Por qué no se utiliza o dónde se invirtió? ¿Por qué cientos de
familias siguen en la calle? ¿Por qué los hospitales siguen paralizados? ¿Por
qué los niños siguen tomando las clases a la intemperie? Son preguntas que
están en el animo de la gente y que el Congreso debe retomar para ejercer su
atribución de supervisión del gasto público.
En Morelos, el gobernador le
lanzó un reto al gobierno federal desde los primeros días del sismo. En
paralelo al Fondo Nacional de Desastres (Fonden), ordenó la creación del Fideicomiso
Fondo Unidos Por Morelos, para que —palabras más menos del Ejecutivo estatal—
donde el gobierno de la República no quiera o no pueda, el local entre en apoyo
a la gente.
Los afectados tuvieron que
repetir el mismo show. Hicieron otro censo, formaron largas filas y al final
los beneficiarios recibieron una tarjeta que simula ser bancaria, pero es un
plástico que no se puede cobrar en ninguna parte, y que hasta a la fecha no ha
entregado ni un centavo, ni un saco de cemento.
El gobierno federal como el de
Morelos se conducen con total opacidad, no existe un padrón público de
damnificados, no se puede saber a qué persona se le ha otorgado algún beneficio
económico o material, ni cuándo, ni qué montos. En el desastre del 19-S las
autoridades proceden en contra de la ley y del principio básico de máxima
publicidad de sus actos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario