Morelos: narcotráfico y corrupción
Ricardo
Ravelo Galó es periodista desde hace 30 años
y se ha especializado en temas relacionados con el crimen organizado
y la seguridad nacional. Fue premio nacional de periodismo en 2008
por sus reportajes sobre narcotráfico en el semanario Proceso, donde cubrió
la fuente policiaca durante quince años. En 2013 recibió
el premio Rodolfo Walsh durante la Semana Negra
de Guijón, España, por su libro de no ficción Narcomex.
y se ha especializado en temas relacionados con el crimen organizado
y la seguridad nacional. Fue premio nacional de periodismo en 2008
por sus reportajes sobre narcotráfico en el semanario Proceso, donde cubrió
la fuente policiaca durante quince años. En 2013 recibió
el premio Rodolfo Walsh durante la Semana Negra
de Guijón, España, por su libro de no ficción Narcomex.
Ricardo Ravelo / sin embargo
El gobernador de Morelos, Graco Ramírez, ya es uno de los
hombres más rico de México. Le ha bastado moverse en los carriles de la
izquierda –“la izquierda progresista”, según él –y al mismo tiempo jugar para
el PRI, para la derecha. La postura de hombre de izquierda es una máscara que
usa desde que saltó a la escena pública, en los años sesenta, implicado en los
movimientos sociales del país como fiel “oreja” del gobierno y de los grupos
poderosos.
En Morelos se cuentan muchas historias del tabasqueño
avecindado en Morelos. Se asegura que desde sus inicios en la política ha sido
un hombre de traiciones, informante del gobierno, traidor de los movimientos
sociales en los que ha militado con un objetivo claro: pasar información a la
Secretaría de Gobernación y al presidente en turno.
Así lo hizo en 2012 cuando abandonó a Andrés Manuel López
Obrador en su lucha de protesta por el fraude electoral que entronizó a Enrique
Peña Nieto en la presidencia de la República. Acompañado de los llamados
Chuchos, una fracción perniciosa dentro del PRD, le abrieron el camino a Peña
Nieto para que tomara posesión en medio de las protestas por el fraude
electoral que se cometió en la elección presidencial. El pago fue la
gubernatura de Morelos.
Apoyado por Peña Nieto, Graco Ramírez ha dado rienda suelta
a la corrupción en Morelos, entidad que actualmente está controlada por
diversos grupos de criminales. Al menos tres cárteles operan ahí y sólo con
uno, se asegura, hizo arreglos: con el cártel de Los Rojos, encabezado por
Satiago Mazari, El Carrete, intocable hasta la fecha en esa entidad.
Otros cárteles que operan en Morelos son Guerreros Unidos y
el cártel de Jalisco Nueva Generación, aunque la ola de secuestros y robo de
autos también se le atribuye a la policía, encabezada por Jesús Alberto
Capella, a quien en diversas narcomantas el crimen organizado ha acusado de
recibir regalos de los criminales a cambio de protección.
Cuando asumió la gubernatura de Morelos, el propio Graco
Ramírez se quejó que su antecesor, Marco Adame, le dejó células de narcotráfico
enquistadas en el gobierno y en la policía. Pero ahora todo el mundo en Morelos
se preguntan por qué no es detenido Santiago Mazari, El Carrete, líder del
grupo criminal conocido como Los Rojos. Este criminal ha sido intocable en
Morelos por Graco Ramírez y su jefe policiaco Jesús Alberto Capella, traído de
Tijuana para combatir al crimen organizado en cuya misión no ha tenido éxito,
aunque se asegura que en cuatro años si ha amasado una cuantiosa fortuna. Al
menos dos fastuosas residencias de lujo se le atribuyen al jefe policiaco: un
búnker en el Country Club y un rancho en el fraccionamiento La Herradura, cerca
del stand de tiro. El jefe policiaco no ha explicado cómo le hizo para
adquirirlas.
Y es que se asegura que uno de los más importantes acuerdos
del gobierno de Graco Ramírez fue precisamente con El Carrete para controlar el
sur del estado, particularmente los municipios de Mazapetec, Macatlán, Plan del
Río y Temixco, ente otros, donde se mueve a sus anchas en temible
narcotraficante.
En diversas entrevistas Capella ha dicho que el capo tiene
una amplia movilidad entre Guerrero y Morelos y a ello atribuye que ni la
Policía Federal ni la del estado lo hayan podido detener. Sin embargo,
pobladores de Xochitepec, Puente de Ixtla y San Gabriel de Las Palmas –de este
último municipio es oriundo El Carrete –aseguran que el narcotraficante es
visto con frecuencia en esos lugares tan tranquilo como si nada debiera ni
temiera.
Cuentan que muchas veces se disfraza de viejito y montado en
un burro sale a recorrer las calles y ninguna corporación policiaca lo detiene,
es más, se le protege muy bien porque ya es un secreto a voces que la
organización encabezada por Santiago Mazari hizo arreglos con el gobierno de
Graco Ramírez para no ser detenido. No existe otra razón para que este capo
ande libre en Morelos.
La delincuencia ha prosperado en Morelos precisamente por la
corrupción policiaca, pues a muchos hombres cercanos a Capella se le atribuyen
delitos como el robo de autos, los secuestros y hasta el tráfico de drogas, uno
de los negocios más prósperos. Por ello la violencia no ceja en el estado.
Todos los días hay dos, tres y hasta cinco muertos. Los fines de semana la
matazón de personas aumenta. Se han llegado a contabilizar hasta diez
ejecuciones.
Las cifras no mienten. En el sexenio del panista Marco
Adame, por ejemplo, hubo mil 700 ejecuciones del crimen organizado. En lo que
va del gobierno de Graco Ramírez, quien presume honestidad y buenos resultados
aunque nadie los vea, se han perpetrado 3 mil 600 crímenes. Hay 250 mujeres
desaparecidas, cuyos casos siguen impunes porque en Morelos no hay justicia.
Impera la corrupción y siguen intocadas las amplias redes de intereses
perniciosos.
Los presuntos nexos de Graco Ramírez con el crimen
organizado habrían comenzado desde su campaña política cuando entró en tratos
con Federico Figueroa, hermano de Joan Sebastian, presuntamente ligado con el
narcotráfico. Figueroa habría apoyado la campaña del perredista con dinero
sucio. Luego Graco, como es costumbre, le dio la espalda. En el primer tramo de
su gobierno Graco y Figueroa se encontraron en el restaurante El Faizán.
Figueroa lo increpó, le mentó la madre a boca llena y le recriminó, palabras
más o menos, “que no tenía madre su actitud de mierda y miserable porque lo
apoyó con dinero en su campaña y no le cumplió”, según narró una fuente que
solicitó el anonimato.
Los crímenes se han multiplicado tanto en Morelos como las rencillas
de Graco Ramírez con Cuauhtémoc Blanco, alcalde de Cuernavaca, con quien existe
una guerra sin cuartel por la guberntura del estado. El exfutbolista del
América se registra este domingo como candidato de Morena al gobierno de
Morelos y asegura que si gana las elecciones meterá a la cárcel a Graco Ramírez
“por corrupto”.
Con el apoyo de diputados cómplices y del Poder Judicial,
Graco Ramírez ha intentado frenar de diversas formas las aspiraciones políticas
de Cuauhtémoc Blanco. Lo ha acusado de todo: de tener nexos con el
narcotráfico, de no tener la residencia para ser candidato y, por otra parte,
se afirma que un grupo de bandoleros relacionados con Rodrigo Gayosso –el
hijastro de Graco que quiere ser gobernador –suelen contratar a grupos de porros
para tirar basura en las calles de Cuernavaca para que la ciudad luzca sucia y
abandonada. El problema no es menor: por diversas avenidas de Cuernavaca hay
fugas de agua sin reparar, calles atestadas de basura. Los choferes de los
autobuses urbanos son verdaderos cafres, circulan a altas velocidades y las
autoridades de tránsito solapan estos excesos a cambio de “mordidas”.
A Cuauhtémoc Blanco también le han querido endilgar algunos
muertos En el 2017, por ejemplo, fue asesinado el hijo del organizador de la
feria de Cuernavaca. Un personaje le disparó a quemarropa y lo asesinó. De
inmediato los operadores de Graco Ramírez le ofrecieron al asesino dinero y
poco tiempo de prisión si incriminaba a Cuauhtémoc Blanco. La idea era que el
criminal declarara que Blanco le había dado la orden de ejecutar el crimen.
Y mientras Graco echa mano de todos los recursos a su
alcance para frenar a Cuauhtémoc Blanco, por otra parte proyecta a su hijastro,
Rodrigo Gayosso, famoso por su prepotencia y la soberbia que lo atenaza. Impune
gracias a su padrastro, Gayosso libró la cárcel después de haber fungido como
secretario del Ayuntamiento de Cuernavaca, durante la administración de Manuel
Martínez Garrigós.
En ese periodo, Gayosso y Garrigós fueron acusados de
malversar unos 400 millones de pesos, pero el expediente fue archivado por
órdenes de Graco Ramírez en complicidad con las autoridades del Ministerio
Público. Es un secreto a voces que Gayosso se enriqueció de forma descomunal en
el ayuntamiento de Cuernavaca: se apropió de toda la obra pública, la cual
asignó tanto a familiares suyos como a sus amigos.
Entre otras obras importantes que desarrolló y que sirvieron
para el usufructo están el distribuidor vial, el parque Acapatzingo, la
construcción de camellones y la pavimentación de avenidas importantes. Como es
costumbre, Gayosso y Garrigós exigían a los contratistas hasta el 30 por ciento
de moches.
Desde entonces el hijastro de Graco construyó un importante
corporativo, con oficinas lujosas en Polanco, y se adjudican las obras del
gobierno del estado, entre otras, la del estadio de Zacatepec, el Coruco Díaz
–con un costo de 500 millones –y otros negocios amasados a la sombra del poder,
como los verificentros, cuya propiedad también se le atribuyen a Gayosso.
De igual forma, se ha involucrado en el negocio
multimillonario del reciclaje de basura y le han impuesto a los Ayuntamientos
la compra de luminarias para el alumbrado público, para lo cual les exigen a
los alcaldes firmar contratos con empresas privadas ligadas al grupo en el
poder.
Graco Ramírez ha cobrado fama como corrupto y por sus
negocios a la sombra del poder. Las gente en Cuernavaca lo detesta y por todas
partes circulan rumores que le incrementan la fama de que la gubernatura es
manejada como una empresa privada. Le atribuyen la compra de muchas propiedades
con dinero de dudosa procedencia. Hasta el hotel Las Mañanitas se lo atribuyen
como propiedad.
Gran parte de su mala fama, se asegura, comenzó cuando pidió
el apoyo de los presidentes municipales para solicitar, al inicio de su
gestión, un préstamo de 2 mil 800 millones. A los alcaldes les pidió el
respaldo y a cambio les dijo que parte de los recursos se usarían en los
municipios. No cumplió. A seis meses de que concluya su gobierno, Morelos es un
campo de batalla del crimen organizado y un nido de corrupción. Las dos obras
emblemáticas de su gobierno son el estadio Coruco Díaz y el edificio del
Congreso. Del uso de otros recursos cuantiosos nada se sabe.
Tras el temblor del 19 de septiembre pasado, el gobernador
Graco Ramírez fue severamente cuestionado por sus abusos. Resulta que él y su
esposa, Elena Zepeda, ordenaron que los tractocamiones que arribaron a Morelos
con ayuda –despensas, alimentos, entre otros apoyos –eran desviados para descargar
la mercancía en bodegas privadas.
La gente afectada se quejó de que las despensas no se
entregaron, que las guardaron para usarlas en las campañas políticas y ahora
que Rodrigo Gayosso está en precampaña buena parte de toda esa ayuda se está
repartiendo con fines electorales. Gayosso tiene un grupo de operadores que
disponen de las despensas para que sean repartidas en las colonias más
necesitadas a cambio de amarrar el voto popular.
Cuando todo esto ocurría en medio de la desgracia social
derivada del terremoto, la esposa del gobernador fue severamente cuestionada.
Incluso las arremetidas en su contra llegaron al insulto y por esa razón la
mujer del mandatario –que ejerce un poder sin límites en el estado –tuvo que
dar de baja sus cuentas en las redes sociales porque no aguantó las acusaciones
de la gente.
Esto y otros abusos provocaron que la administración de
Graco Ramírez cayera hasta los últimos lugares. Actualmente el de Graco es
evaluado como uno de los cinco peores del gobiernos del país. Le siguen Miguel
Ángel Yunes (Veracruz) y Arturo Núñez (Tabasco). Con Graco Ramírez el estado de
Morelos se colocó como uno de los territorios más peligrosos debido a la fuerte
presencia de la delincuencia organizada.
Con fama de mentiroso, corrupto y cínico, Graco Ramírez
incumplió su promesa de campaña respecto de que si no bajaba los índices
criminales se iba de la gubernatura. Nunca lo hizo. No sólo eso: también se
encargó de desaparecer de la Ley de Participación Ciudadana la figura de la
revocación de mandato, con ello aseguró seis años de mandato irrevocables. De
igual forma se ha enredado en fuertes pleitos, entre otros, con el rector de la
Universidad Autónoma de Morelos, Alejandro Vega Ramírez, quien destapó el
escándalo de las decenas de cuerpos humanos que fueron inhumados, sin cumplir
con los protocolos de rigor, en fosas clandestinas de Telelcingo y Jojutla.
Graco Ramírez también se ha confrontado con diversos medios
de comunicación porque ha resultado sensible a la crítica por sus malos
manejos. Una forma de presionar a los medios es negándoles el pago de la
publicidad bajo el argumento de que el gobierno no tiene dinero.
Su administración tiene cuentas pendientes con grandes
cadenas de medios de comunicación a las que les adeuda varios millones de
pesos. A MVS, por ejemplo, le adeuda cinco millones de pesos. Les prometió
pagar y sólo entregó un millón de pesos y del resto se ha desentendido, como es
su costumbre.
A la revista Variopinto le adeuda un millón de pesos de
publicidad desde hace cuatro años, la cual contrató la Secretaría de Cultura.
Por diversas formas se le ha recordado el adeudo pendiente y se ha hecho el
desentendido. Esta fue la causa por la que el mensuario tuvo que cerrar sus
puertas, arrastrando adeudos con colaboradores y proveedores por culpa del
mandatario de Morelos que se niega a pagar lo que debe.
Sin embargo, al arranque de su gobierno, solapó las
corruptelas de su primer jefe de prensa , Jorge López –y de otros más — quien
solía autopagarse facturas millonarias para el diario de Morelos. Se asegura
que López salió millonario del gobierno y con el dinero que dejó de pagar a los
medios se compró un fastuoso rancho en la cabecera municipal de Yautepec. De
esta forma, el dinero de la publicidad no pagada sirve para comprar propiedades.
Así premia Graco Ramírez la corrupción.
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