viernes, 3 de marzo de 2017

TERTULIA POLÍTICA

Tierra de imbéciles

Pedro Martínez Serrano
En Morelos vivimos en una tierra de imbéciles, en la que los criminales se pasean con absoluta libertad; delinquen en medio del más deleznable ambiente de impunidad y, lo peor, las autoridades responsables de prevenir y perseguir el delito, lo saben, pero lo permiten. No hay ninguna acción legal en contra de la delincuencia.
Lo anterior lo planteo en razón de que el gobernador Graco Ramírez, antes, y hoy su jefe de policía, Alberto Capella se han dedicado a difundir listas de criminales, la mayoría de ellos vinculados al poder; entes en el Congreso del Estado, cuyos integrantes de la legislatura anterior, fueron exhibidos en el periódico oficial del graquismo, Milenio, por su relación de negocios y/o familiar con peligrosos y sanguinarios capos. A ninguno se le probó absolutamente nada. Se trató en su momento de una “estrategia” de difamación.
El mismísimo Graco Ramírez acusó en su momento que el empresario Federico Figueroa Figueroa, hermano del fallecido cantautor Joan Sebastian, estaría asociado a grupos criminales, especialmente de origen guerrerense. Le hizo una guerra mediática rabiosa. Lo exhibió y lo persiguió hasta hartarse. Nunca probó absolutamente nada.
En medio de la difamación y guerra sucia que se le armó desde la Comisión Estatal de Seguridad Pública, a cargo de Alberto Capella, el señor Figueroa decidió salir de Morelos; aun así la embestida no paró hasta que, acompañado de su abogado, José Luis Urióstegui Salgado, Federico se apersonó en la sede de la Procuraduría General de la República (PGR). La primera semana de enero del año anterior, compareció ante el ministerio público federal y, durante más de 4 horas, aclaró la limpieza de sus negocios y desmintió las versiones del gobierno morelense.
Acostumbrado a escupir basura en contra de aquellos a los que ve como enemigos, porque no comparten ni negocios, ni formas de (des)hacer política, Graco difama, criminaliza y persigue. Lo ha hecho contra ciudadanos que lo cuestionan, periodistas que lo señalan y representantes populares que lo han pretendido frenar en el voraz saqueo en que incurre en la entidad.
Ejemplo de lo anterior, es el alcalde de Tlaquiltenango, Enrique Alonso Plascencia, cuyo único “pecado” fue oponerse a la aplicación del negocio más jugoso del graquismo, la integración de la policía municipal al Mando Único, como también, ser amigo del senador (todavía) perredista Fidel Demédisis. Ese personaje conoció cosas de su vida que ni él mismo conocía. Supo que ha sido un peligrosísimo delincuente, como también nosotros confirmamos que la persecución del delito en Morelos, está en manos de imbéciles, que permiten el ascenso de hampones al poder.
Hoy, con puntual cumplimiento a los dictados de su amo, el tijuanense que dirige la policía estatal, Alberto Capella, golpea con rabia al alcalde citadino, Cuauhtémoc Blanco y lo hace a través del pasquín amarillo, Morelos Habla, propiedad de Rodrigo Gayosso. De nueva cuenta echa mano del trillado recurso, de incriminar y asociar con narcotraficantes a funcionarios del ayuntamiento.
Me parece ya que es una payasada que nadie se traga, la versión que hoy soltó Capella Ibarra, en revancha de la negativa del alcalde Blanco a aceptar que el Mando Único, se siga empleando para disponer a placer y complacencia de recursos federales, por parte del gobierno del Estado, concretamente la Comisión Estatal de Seguridad Pública.
Locuaz, atrabancado y pintoresco; fiel a su estilo Capella ligó al tesorero municipal, Alejandro Villarreal; al secretario del ayuntamiento, Guillermo Arroyo Cruz y al coordinador administrativo de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Cuernavaca, con células del narco y delincuenciales.
Lo anterior me hace pensar o que los anteriores, además de Cuauhtémoc Blanco, son muy inteligentes y saben muy bien cómo evadir la acción de la justicia, o que la Procuraduría General de la República (PGR) está en manos de pu-ri-ti-ti-to pendejo, que no se da cuenta que aquellos presuntos criminales controlan Cuernavaca.
Más:

Si Graco Ramírez y el tal Alberto Capella saben de aquellos nexos criminales, como los que han señalado y difundido a los cuatro vientos, a través de los pasquines a su servicio, Morelos Habla y Milenio, me parece que incurren en delito, pues los solapan y si los solapan son cómplices. 

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