miércoles, 1 de marzo de 2017





Sombrerazos

Corrupción: legado de Javier Bolaños
como presidente del congreso federal

Domitilo Evangelista Díaz / ADN Morelos Agencia de Noticias Morelos

Hace minutos, poco después de las 16:00 hrs, terminó el periodo de Javier Bolaños Aguilar como presidente de la Cámara de Diputados federales. Los seis meses al frente de esta responsabilidad le sirvieron para dejar como legado su característica voracidad por hacerse de recursos públicos y como lección el saber que a pesar de vestirse de seda, corrupto se queda. Es pues, el mismo de siempre.

Colaboradores adscritos a la presidencia de la Cámara de Diputados, ubicadas en el segundo piso del Edificio A del inmueble legislativo ubicado en San Lázaro, delegación Venustiano Carranza en la CDMX, recuerdan cómo varios de los colaboradores más cercanos de Javier Bolaños, llegaron el pasado miércoles 31 de agosto del 2016 con un folder bajo el brazo y lo contrastan en la manera en que este lunes abandonaron esas mismas oficinas: eran tantas cajas y cosas que debieron usar diablito para transportarlas.

Y es que aunado a su discretísimo papel tanto en lo mediático como en la representación del Congreso que le correspondió estos seis meses, a lo que se dedicó el grupo de los “Jamaicas”, como conocen al equipo de Javier Bolaños, fue a succionar el presupuesto de las áreas a su cargo: la Secretaría General de la Cámara, Servicios Parlamentarios y Comunicación Social, entre otras formas, “llenando de fantasmas la nómina”, además de aprovechar para fines particulares la negociación del presupuesto y todo lo que estuviera a su alcance.

Después de varios tropiezos, Javier Bolaños logró a “cañonazos” ser considerado para posiciones burocráticas y candidaturas por el grupo compacto que por muchos años controló el PAN Morelos, conocido como La Sagrada Familia. De la misma manera logró colarse a la burbuja del grupo parlamentario federal del PAN y ahora “trabaja” de la misma forma para estar en el ánimo del CEN panista.

Esto lo saben los panistas de Morelos, que le pasan factura cada vez que deben votar por Bolaños Aguilar, por ejemplo, rechazándolo en la asamblea municipal de Temixco para ser su propuesta a consejero nacional o la asamblea estatal que lo mandó al lugar 36 en la lista de aspirantes al Consejo Estatal. Ante esto deben salir los comités estatal o nacional a su rescate para darle la posición de manera directa, por dedazo, ante el rechazo de la militancia.

Ahora viene la lucha por alguna candidatura al 2018, donde muchos lo ubican como el amplio favorito para lograr la gubernatura, incluso con posibilidades de ganarle al hoy presidente municipal de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco Bravo, si es que llega a participar. Sin embargo, Bolaños parece preferir y trabajar realmente para llegar al Senado.


Ya llegará el tiempo de la definición de una posible candidatura. Lo cierto es que su paso por la presidencia de la Cámara de diputados federales que hoy concluyó, más que catapultarlo y posicionarlo como una opción política real para los morelenses, lo confirmaron como parte de esa clase política corrupta que no hace falta, que ya sobra, que urge desechar. Lo confirmaron pues, como “el mismo de siempre”.

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