martes, 26 de junio de 2018


TERTULIA POLÍTICA

Voto parejo / dictadura
 (…) si mi voto fuera para Andrés Manuel y Cuauhtémoc Blanco
para el senado no voy a votar por Lucía Meza, hacerlo beneficiaría
a los intereses de Rodrigo Gayosso y (…) Elena Cepeda,
esa mujer con piel aterciopelada y hocico de carretonero
o borracho buscapleitos, ya ni siquiera de Graco, que ya es un viejo enfermizo y con el corazón destartalado

Pedro Martínez Serrano
El candidato presidencial mejor posicionado, Andrés Manuel López Obrador recorre el país, pidiendo el voto parejo, porque dice que “el voto no es por una persona sino para transformar al país”, por lo que rechaza el sufragio cruzado y, una y otra vez pide, exige a sus simpatizantes el voto 'parejo', para todos los candidatos de la coalición Juntos haremos historia.
        El llamado de Andrés Manuel lo retoman lo mismo los priístas que los panistas; llaman también al voto útil, buscando que el segundo lugar se beneficie del descontento, poco o mucho, que exista en contra del tabasqueño.
        Ambas ocurrencias me parecen una irresponsabilidad; la primera, porque invita, atiza el ánimo a construir una dictadura, en donde, como en los mejores momentos del Maximato priísta, el Congreso de la Unión; los congresos locales, se convierten en circos, en los que sus integrantes pelean, compiten por complacer “al jefe”.
        Y no hay que ir muy lejos por la respuesta sobre lo que ocurre cuando el congreso se arrodilla, en este caso, al gobernador en turno, el también tabasqueño Graco Ramírez quien, habilidoso, tramposo y acostumbrado a transitar por los caminos del soborno y la extorsión, convirtió a la actual legislatura en una caricatura mal hecha de la pluralidad y el equilibrio de poderes.
        Todos y cuando digo todos, es todos los diputados de la actual legislatura le entraron al maiceo, que coordinó primero Francisco Moreno Merino, luego Jaime Álvarez Cisneros y, más reciente, la diputada Hortensia Figueroa Peralta, junto con Julio Espín Navarrete.
        Cada cual en su momento, ha entregado maletines llenos de billetes, en cantidades que van de acuerdo al nivel de cada uno de los que los reciben; quien nunca ha tenido, con migajas se conforma y quienes nacieron en pañales de seda como Mario Chávez Ortega, recibieron dinero, pero también favores, dejando de lado, orinando arriba de la estirpe de que es heredero: nieto de Lauro Ortega Martínez.
        Si con todo y el voto diferenciado, hay que ver lo que nos ha pasado en Morelos, en donde Graco Ramírez endeudó y saqueó al estado; golpeó políticamente a presidentes municipales y adversarios políticos; todo lo hizo sin contrapesos, con un Congreso perruno, sometido y complaciente a los caprichos no solo del gobernante, también de su esposa, la señora Elena Cepeda, esa mujer con piel aterciopelada y hocico de carretonero o borracho buscapleitos; los diputados, todos, absolutamente todos fueron serviles, agachones y cómplices de los desplantes, propios de los de su tipo, de Rodrigo Gayosso Cepeda quien, por cierto, se prepara para huir de nuestra entidad.
        El llamado al voto parejo, me parece un contrasentido de la democracia; veamos: para presidente de la república, hay que votar por quien uno crea que es el mejor, pero que él lo sea, no quiere decir que, por ejemplo, en el PRI, Carlos Romero Deschamps, el dirigente del sindicato petrolero lo sea; él, Romero, al amparo del poder ha saqueado hasta hartarse; como lo hicieron en su momento Elba Esther Gordillo, hoy una de las operadoras de Andrés Manuel López Obrador quien, de un plumazo ha purificado a hamponsetes probados; en el PAN, el ladrón, el corrupto y socio de grupos criminales, es nada menos que el candidato presidencial, Ricardo Anaya Cortés sobre quien, la red está inundada de grabaciones pidiendo dinero y favores para proteger a delincuentes.
        Volviendo a Morelos, claro que bajo ninguna circunstancia voy a votar de manera uniforme; si mi voto fuera para Andrés Manuel y Cuauhtémoc Blanco, para el senado no voy a votar por Lucía Meza, hacerlo beneficiaría a los intereses de Rodrigo Gayosso, ya ni siquiera de Graco, que ya es un viejo enfermizo y con el corazón debilitado.
No votar por Lucía afectará a Ramsés Salazar, pero ni modo, es el precio de las coaliciones, en las que se infiltran basura y traiciones. Obvio que tampoco votaré por el candidato del PRI, Verde y Nueva Alianza, Ángel García Yáñez, un narcotraficante de poca monta que desde sus años de alcalde en Zacualpan de Amilpas, operaba una red de vendedores de cocaína. Ahí la afectada será la joven política priísta Lilia Ibarra.
En la diputación federal, si mi voto es en Cuernavaca, tengo la alternativa de Daniel Altafi, un candidato independiente, verdaderamente ciudadano e interesado en servir; creo que nadie más vale la pena para recibir mi voto. Creo que todos son oportunistas, advenedizos y cómplices de Rodrigo Gayosso; hay que revisar las historias y relaciones de familia y ahí nos vamos a dar cuenta.
Claro que en el distrito IV, aunque votara por Andrés Manuel y Cuauhtémoc, jamás lo haría por el “padrotillo” Jorge Argüelles, el imbécil que propuso que Belinda, la cantante defraudadora, se hiciera cargo de la comisión de rescate de los afectados de los sismos.
En Morelos, se repite la película de las diputaciones locales y candidatos a alcaldes, hay advenedizos que por haberse mudado a las siglas de la coalición Juntos haremos historia, se sienten purificados, santificados y ganadores, pero hay que tener cuidado primero anular mi voto, que dárselo a ladrones, como muchos que irán en las boletas.
Lo que me queda claro, perfectamente claro, es que ninguno de mis votos será para nadie de quienes tengan la menor, la más mínima cercanía con Rodrigo Gayosso, el “Gayo-Ladrón” infiltró a todos los partidos, sobornó dirigentes y ha ensuciado el proceso, con un solo objetivo: evadir la cárcel de alta seguridad que lo espera pronto, muy pronto.
El voto parejo es un retroceso democrático, sobre el que hay que tener mucho cuidado.

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