martes, 25 de septiembre de 2018


TERTULIA POLÍTICA

Morelos en llamas
En unas horas se largará de Morelos, Graco Ramírez 
para nunca volver; pero antes, hasta el último minuto
de lo que fue su desgobierno, sigue incendiando
el Estado, prendiendo infiernos en todos los frentes posibles

Pedro Martínez Serrano
A las 24 horas del domingo próximo, morirá el peor gobierno que hemos padecido los morelenses; un gobierno de ladrones, difamadores, mentirosos y asesinos (al menos cómplices de ellos).
El domingo terminará el terror criminal que dividió, intimidó y pisoteó los derechos de los morelenses y de quienes decidieron venir a nuestra tierra, en busca de progreso personal o para ayudar a consolidar al del Estado en su conjunto.
En unas horas se largará de Morelos, Graco Ramírez Garrido Abreu para nunca volver; pero antes, hasta el último minuto de lo que fue su desgobierno, sigue incendiando el Estado, prendiendo infiernos en todos los frentes posibles.
Lo que busca y consigue Graco, gracias a la complicidad criminal de (ex) diputados corruptos, comunicadores vendidos y empresarios agachones, los buenos para él; los malos somos nosotros, quienes lo criticamos, quienes no entramos a su juego perverso y al fuego que lanzaba y lanza en contra de nuestra tierra, es dejar un Morelos en llamas; un Estado convulsionado que ocupe a distraiga al gobernador electo, Cuauhtémoc Blanco Bravo y a quienes lo acompañarán en su gabinete, al menos en la tarea de auditar, contar y revisar centavo a centavo y peso a peso, lo gastado en 6 años de desvíos millonarios.
Graco deja un incendio en la Universidad Autónoma del Estado (UAEM), con cuyos responsables de su conducción, lo mismo el rector en su turno, Alejandro Vera Jiménez y los representantes sindicales y estudiantiles, en especial al corrupto y oportunista Israel Reyes Medina, jugó y ocupó a placer. Los acercó y los corrompió. Los alejó y los pisoteó. A Todos usó de acuerdo a la necesidad del momento; de acuerdo a su momento.
La UAEM arde, se encuentra quebrada y, perverso como es, Graco mueve sus piezas, azuza a sus peones, para que direccionen el descontento en contra de Cuauhtémoc Blanco, compromete recursos que sabe que no hay, porque si no se los robó, al menos los desvió.
Lo mismo hizo con los transportistas a quienes mantuvo sometidos con la promesa permanente de otorgar concesiones, en cuyo juego cayeron, hasta casi anular el valor de las mismas. Hoy tener un taxi, un auto de alquiler con el permiso incluido, genera más problemas que beneficios. El transporte público en Morelos está convulsionado y navega en medio de la irregularidad, cuyo ordenamiento es casi imposible, por culpa precisamente de la voraz ingenuidad de representantes gremiales, a varios de los cuales, les cobraron con la vida entrar a ese juego perverso.
El campo no es ajeno al abandono y saqueo de Graco Ramírez, su familia y sus incondicionales; el sector agropecuario fue burlado y los niveles de producción casi desaparecen ante la mirada complaciente y voraz de aquellos a quienes colocó al frente de las dependencias responsables de su atención. El orgullo de Morelos por su arroz, fue pisoteado por la irresponsabilidad y complicidad gubernamental, de permitir que el mercado se inundara con cereal traído de todas partes del mundo, para colocarles el falso certificado de origen.
El tema de la seguridad, es tedioso enunciarlo, Morelos se convirtió en gigantesco cementerio, mientras una policía permisiva y sometida al crimen organizado, barnizaba cifras, para hacer brillar un sector corrupto y servil con capos de la droga o jefes de grupos criminales de todo tipo. El cobro de piso se convirtió en la constante.
Delincuentes colombianos o que se dijeron serlo, proliferaron a lo largo y ancho del Estado, cobrando piso sin que hubiera autoridad que los contuviera. En los altos de Morelos, se ejecutó a un presunto delincuente de esa nacionalidad y, según me dicen, el problema atenuó. La policía del corrupto delincuente Alberto Capella Ibarra, se dedicó a reprimir y a criminalizar.
En unas horas afortunadamente, termina la noche de terror y, por fuerza, con el apoyo de todos los sectores, tendremos que empezar a apagar el incendio en que deja a Morelos Graco Ramírez. El gobernador electo, Cuauhtémoc Blanco Bravo tiene un bono, el más valioso, el de la confianza de los morelenses, en que las cosas se harán de la manera correcta y que la medicina, aunque dolorosa se aplicará, más allá de convencionalismos y componendas.

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