TERTULIA POLÍTICA
Morelos en llamas
En unas horas se largará de Morelos,
Graco Ramírez
para nunca volver; pero antes, hasta el último minuto
de lo que fue su desgobierno, sigue incendiando
el Estado, prendiendo infiernos en todos los frentes posibles
para nunca volver; pero antes, hasta el último minuto
de lo que fue su desgobierno, sigue incendiando
el Estado, prendiendo infiernos en todos los frentes posibles
Pedro Martínez Serrano
A las 24 horas del domingo
próximo, morirá el peor gobierno que hemos padecido los morelenses; un gobierno
de ladrones, difamadores, mentirosos y asesinos (al menos cómplices de ellos).
El domingo
terminará el terror criminal que dividió, intimidó y pisoteó los derechos de
los morelenses y de quienes decidieron venir a nuestra tierra, en busca de
progreso personal o para ayudar a consolidar al del Estado en su conjunto.
En unas horas
se largará de Morelos, Graco Ramírez
Garrido Abreu para nunca volver; pero antes, hasta el último minuto de lo
que fue su desgobierno, sigue incendiando el Estado, prendiendo infiernos en
todos los frentes posibles.
Lo que busca y
consigue Graco, gracias a la
complicidad criminal de (ex) diputados corruptos, comunicadores vendidos y
empresarios agachones, los buenos para él; los malos somos nosotros, quienes lo
criticamos, quienes no entramos a su juego perverso y al fuego que lanzaba y
lanza en contra de nuestra tierra, es dejar un Morelos en llamas; un Estado
convulsionado que ocupe a distraiga al gobernador electo, Cuauhtémoc Blanco Bravo y a quienes lo acompañarán en su gabinete,
al menos en la tarea de auditar, contar y revisar centavo a centavo y peso a
peso, lo gastado en 6 años de desvíos millonarios.
Graco deja un incendio en la
Universidad Autónoma del Estado (UAEM), con cuyos responsables de su
conducción, lo mismo el rector en su turno, Alejandro Vera Jiménez y los representantes sindicales y
estudiantiles, en especial al corrupto y oportunista Israel Reyes Medina, jugó y ocupó a placer. Los acercó y los corrompió.
Los alejó y los pisoteó. A Todos usó de acuerdo a la necesidad del momento; de
acuerdo a su momento.
La UAEM arde,
se encuentra quebrada y, perverso como es, Graco
mueve sus piezas, azuza a sus peones, para que direccionen el descontento
en contra de Cuauhtémoc Blanco,
compromete recursos que sabe que no hay, porque si no se los robó, al menos los
desvió.
Lo mismo hizo
con los transportistas a quienes mantuvo sometidos con la promesa permanente de
otorgar concesiones, en cuyo juego cayeron, hasta casi anular el valor de las
mismas. Hoy tener un taxi, un auto de alquiler con el permiso incluido, genera
más problemas que beneficios. El transporte público en Morelos está
convulsionado y navega en medio de la irregularidad, cuyo ordenamiento es casi
imposible, por culpa precisamente de la voraz ingenuidad de representantes
gremiales, a varios de los cuales, les cobraron con la vida entrar a ese juego
perverso.
El campo no es
ajeno al abandono y saqueo de Graco
Ramírez, su familia y sus incondicionales; el sector agropecuario fue
burlado y los niveles de producción casi desaparecen ante la mirada
complaciente y voraz de aquellos a quienes colocó al frente de las dependencias
responsables de su atención. El orgullo de Morelos por su arroz, fue pisoteado
por la irresponsabilidad y complicidad gubernamental, de permitir que el
mercado se inundara con cereal traído de todas partes del mundo, para
colocarles el falso certificado de origen.
El tema de la
seguridad, es tedioso enunciarlo, Morelos se convirtió en gigantesco cementerio,
mientras una policía permisiva y sometida al crimen organizado, barnizaba
cifras, para hacer brillar un sector corrupto y servil con capos de la droga o
jefes de grupos criminales de todo tipo. El cobro de piso se convirtió en la
constante.
Delincuentes
colombianos o que se dijeron serlo, proliferaron a lo largo y ancho del Estado,
cobrando piso sin que hubiera autoridad que los contuviera. En los altos de
Morelos, se ejecutó a un presunto delincuente de esa nacionalidad y, según me
dicen, el problema atenuó. La policía del corrupto delincuente Alberto Capella Ibarra, se dedicó a reprimir
y a criminalizar.
En unas horas
afortunadamente, termina la noche de terror y, por fuerza, con el apoyo de
todos los sectores, tendremos que empezar a apagar el incendio en que deja a
Morelos Graco Ramírez. El gobernador
electo, Cuauhtémoc Blanco Bravo
tiene un bono, el más valioso, el de la confianza de los morelenses, en que las
cosas se harán de la manera correcta y que la medicina, aunque dolorosa se aplicará,
más allá de convencionalismos y componendas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario