MISÓGINA Y DROGADICTA, SU PUTA MADRE
Durante más de 35 años de ejercicio periodístico, en
Cuernavaca, en varios estados del país y en el extranjero, jamás he caído en la
tentación de emplear seudónimos. Mis redes sociales y los blogs que opero, así
lo acreditan.
En los días más recientes, he
sido blanco de una campaña de ataques, de parte de la senadora Lucía Meza
Guzmán, a través de su operador estrella, el quebradizo MARIO ARELLANO, un
muchacho pendejo que se esconde detrás de una docena de páginas de Facebook, para
lanzar ataques en mi contra.
Se me llama MISÓGINO,
DROGADICTO, EXTORSIONADOR y un largo listado de estupideces que no pasan
ninguna prueba, porque no las tienen.
En mi historia profesional he
sido defensor de grupos vulnerables, especialmente de mujeres; en el apartado
de las adicciones, paso cualquier examen. Estoy limpio. Lo que no ocurre con
quienes colaboran con la senadora de GRACO RAMÍREZ, son alcohólicos, drogadictos
y ladrones, lo que puedo acreditar sin más trámite que el emplazamiento. Yo
pago los exámenes. Y acredito fechas y hechos.
Lucía Meza es una persona
altanera, soberbia, traicionera y pendeja (RAE: Astuta y taimada / Cobarde,
pusilánime), cuya moneda de cambio responde a un sólo interés, el personal. Esa
persona es la antítesis de los principios de López Obrador: es mentirosa,
ladrona y traicionera.
En esa cruzada, Lucía Meza
presume “los talentos”, del sujeto desflemado que la auxilia y, por ello, el
patrocinio de sus pendejadas, sale también del ayuntamiento de Jiutepec,
encabezado por el cartel de Rafael Reyes y Edgar Castillo (es peligroso y anda
armado)
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