TERTULIA POLÍTICA
Basura en la basura
Pedro Martínez Serrano
Dicen y dicen bien, que hasta la
basura se separa; que hasta la basura se junta y creo que eso es lo que pasó en
Cuernavaca, a partir de que el diputado local ─gracias a Cuauhtémoc Blanco─, el mexicalense renegado, Julio César Yáñez
Moreno se asumió como el gran operador; como el propietario del
ayuntamiento de Cuernavaca y, por eso, quiso e hizo negocio por todo y con
todo.
Obviamente, el filón dorado, la mina de oro, es precisamente el asunto
de la recolección, traslado y destino final de la basura que, desde el primero de enero de este
año, inunda las calles de la ciudad y ha mantenido la amenaza de convulsionar,
de generar una seria crisis de salud pública.
Pero eso es lo que menos importa a un sujeto sin escrúpulos, formado en
la mejor tradición del sablazo, la extorsión y la complicidad criminal; un político que disfruta relacionarse con
representantes de grupos criminales y lo presume; lo difunde: que sepa la gente
que es bien malo.
Consecuencia de su voracidad, no
hay trato, arreglo o componenda que le resulte al Tigre Yáñez, por una
sencilla razón; todo lo quiere para él; es ventajoso; es gandaya y fanfarrón;
le encanta amenazar a quienes primero contacta como socios y luego trata como
gatos.
Lo suyo es la amenaza y el
chantaje. Le encanta que la gente lo mire acompañado de guarros apantalla pendejos.
Disfruta intimidar. Y, aunque se ve hasta ridículo, parece que nada lo hace más
feliz, que caminar escoltado por las calles de Cuernavaca, rodeado de puro
sujeto con corte tipo casquete corto; para que parezcan sinaloenses mañosos,
dice en broma, pero lo toma muy en serio.
Desde el asalto al ayuntamiento,
que parecía su mayor golpe de suerte, Julio
César Yáñez, ese al que le encanta que le digan el Tigre y no es más que un gato
callejero, temeroso, cobarde y voraz, tanto como traicionero y dado, muy
dado a golpear por la espalda, centró su atención en un solo tema, sin
descuidar el graneo millonario de la expedición
de permisos de usos del suelo y el tramposo ordenamiento urbano, igual que el
saqueo desmedido al Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca
(Sapac).
El tema principal, ese que le
permitiría; le permitió embolsarse más de millón y medio de pesos mensuales, es
el que tiene que ver con lo que más se identifica; con lo que lo define,
aquello de lo que es parte: la basura y,
para operar el tema, pagó favores y endulzó el oído al ingenuo mañosillo de medio pelo, el tal Ismael Mojica, a quien emocionó para
embarcarse en la contratación de tolvas.
Pero como no hay mal que dure 6 meses, ni
huehuenche, ni Cuauhtémoc que
los aguante, el presidente municipal se sacudió al fanfarrón Julio César Yáñez y de paso desechó también
al hermano, el tal Roberto Carlos que,
me dicen, en seis meses se echaron a la bolsa decenas de millones de pesos, a
costa del rezago y el abandono de la ciudad.
Precisamente sobre el tema de la
basura, que ha sido el más delicado, tanto como difícil de atender para Cuauhtémoc Blanco, hay que anotar que el
socio del tigre Yañez, Ismael Mojica, tiró el arpa ante la
falta de pago de su socio y el fin de su dictadura en el ayuntamiento de
Cuernavaca.
Sin embargo, traicionero,
difamador y ventajoso; profundamente tramposo como es, de inmediato surgió a la
escena otro socio del minino Yáñez, el torcido, un sujeto
llamado Daniel Miranda y, como es su
costumbre, empleó su gran ingenio, sus irrisorias e
imbéciles estrategias, para provocar
un tramposo cierre del centro de transferencia en la Avenida Estado de Puebla, al
sur de Cuernavaca, presuntamente bajo su control.
Puro gatopardismo, que todo cambie,
para que todo siga igual. Mojica González
y Miranda Mojica son lo mismo. Los
dos son socios de Julio Yañez quien,
por conducto de ambos mafiosillos de pacotilla, busca tener agarrados y
sometidos a sus caprichos al alcalde Cuauhtémoc
Blanco y al Secretario Técnico del Ayuntamiento, José Manuel Saenz.
El tema no es sencillo para los Yáñez, mucho menos para Ismael Mojica y Daniel Miranda, pues Habría que considerar que Julio Yáñez y sus cómplices subieron de
10 a 14 y hasta 16 millones de pesos mensuales el asunto de la basura y nos es
cuento, disponemos de copias de documentos, cuyas cifras acreditan lo que aquí
apunto.
Lo anterior no es todo, la triada
de ladrones y aspirantes a mañoso, violaron la ley en los contratos (otra vez, dispongo de copias que
lo prueban) por varias razones:
1.- No fueron aprobados por el Cabildo
que hasta hoy carece de información.
2.- Su duración fue por 3 años,
cuando el presupuesto se maneja anual.
3.- No hubo concurso y menos
transparencia en la adjudicación del servicio, pues no había ─ni hay─ Comité de Adquisiciones, mucho menos criterios para establecer
los montos del cobro.
4.- Mojica El Charmín, como
le agrada que lo llamen, le rentó el Centro de Transferencia al Ayuntamiento,
cuando el verdadero contratante con el dueño del predio que es Manuel Aldama, es su primo Daniel Miranda Mujica El Torcido, como también exige que
se le llame, quien, abusivo, ladrón y ventajoso como es, paga 90 mil pesos
mensuales y cobra 250 mil al ayuntamiento. Es decir, negocio sobre negocio.
Al retiro del Charmín,
Julio Yañez pretende imponer s su
otro socio El Torcido, Daniel
Miranda y más que eso tener sometido a sus caprichos al presidente
municipal Cuauhtémoc Blanco, con el
cuento de provocar una emergencia de salud, si es desplazado.
Gente cercanísima, de esa que se
siente decepcionada por el ninguneo de que la hacen objeto, confió al reportero
que el primer propósito de los hermanos Yáñez
y cómplices con los que hacen cuartito
de guerra, es reventar a José Manuel
Sanz; dejar huérfano a Cuauhtémoc y
entonces darle las gracias por su participación y, meter al suplente Juan Manuel Hernández Limonchi.
Por cierto, no es un tema menor,
pues hay que recordar que los primos
Mojica, son gente peligrosa,
cuyas fortunas empezaron a abultar al margen de la ley, hace 22 años, cuando
traían de Chiapas alcohol adulterado, para convertise en actores preponderantes
de aquel asunto que motivó decenas de muertos con el metanolazo en Temixco en
diciembre de 1994.
Hoy, 22 años después aparecen al lado
de verdaderos pájaros de cuenta, ligados al crimen organizado. Daniel Miranda el torcido sabe de ellos,
incluso los trae muy cercanos. Se reporta y se reportan con él a diario. Le dan
cuentas y hacen cuentas de lo que hacen, para luego traducir los números en
dinero.
El compromiso de Blanco
Frente a lo anterior, el presidente
municipal Cuautémoc Blanco y su
asesor, el secretario técnico del ayuntamiento, José Manuel Sanz, están ante la oportunidad histórica de pagar a la
ciudadanía el voto de confianza que se les depositó el año anterior y, para
hacerlo, deben cumplir con los más altos estándares de honradez y transparencia. Para conseguirlo, no
tienen nada más que hacer, que transparentar los procesos de adjudicación y
operación de servicios municipales.
Mantener la relación con esa
gente, es condenar a Cuernavaca al rezago y al capricho criminal de cómplices
de los Yáñez que, en su desesperación,
fueron a aliarse con Dios y con el Diablo, que en nada les ayudarán, porque aquí
el asunto es sencillo: vox populi, vox Dei (la voz del
pueblo es la voz de Dios) y, Dios, ya no quiere ser saqueado; ya no quiere a
aventureros y corruptos que, como la Promotora
Ambiental S.A., PASA, litiga para venir a nuestra casa a terminar de hacer
el daño que empezó cuando los panistas la pusieron en sus manos, le entregaron
a nuestra ciudad.
Abrir el espacio al regreso de
PASA, significaría dos cosas, que Julio
Yáñez volvió a someter al ayuntamiento y, que la corrupción seguirá
etiquetando al municipio. El alcalde y el cabildo están en el momento exacto para
surgir como eñl ave fénix. Al tiempo.
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