TERTULIA POLÍTICA
Cuanto más siniestros son los
deseos de un político,
más pomposa, en general, se vuelve la nobleza
de su lenguaje / Aldous Huxley (1894-1963)
Novelista, ensayista y poeta inglés
más pomposa, en general, se vuelve la nobleza
de su lenguaje / Aldous Huxley (1894-1963)
Novelista, ensayista y poeta inglés
Graco contra periodistas
Pedro Martínez Serrano
Graco Ramírez es la personificación más
exacta del dicho aquel que dicta que “candil de la calle y oscuridad de tu casa”.
Y es que desde que inició su gobierno; desde que empezó la maldición amarilla
para los morelenses, casi nadie se ha salvado de ser víctima de sus acciones,
de las decisiones dictatoriales que ha tomado, con el único propósito de
beneficiarse y beneficiar a su familia, especialmente a su pareja, la señora Elena Cepeda y a su hijastro Rodrigo Gayosso.
Lo que pasa en Morelos, acusa una
delicadeza casi explosiva; representantes de todos los sectores caminamos por
una gigantesca zona minada, transitamos por veredas sinuosas, altamente peligrosas
y es que desde el inicio de su gobierno, el 1 de octubre de 2012, Graco empezó a simular, a dibujar un
estado tranquilo, en paz, respetuoso y seguro. La realidad le ha explotado en
la cara vez a vez.
Quienes aquí vivimos y no
compartimos la forma de hacer gobierno, como tampoco aceptamos el pestilente
tufo a corrupción que embadurna al tabasqueño y a sus principales
colaboradores, todos ellos ligados a su hijastro, Rodrigo Gayosso, somos vistos como enemigos. Quienes no están con
él, quienes no se arrastran a su paso y se inclinan a satisfacción, están
contra él. Son enemigos y así se les trata. Se les difama, se les bloquea y… ¡se
les amenaza!... ¡se nos amenaza!
Y no necesita hacerlo personalmente,
porque Graco sabe que para eso paga,
para que su “gatos” arañen; para que sus “perros ladren” y lo hacen con una
ferocidad inaudita. Hay también un segmento que, a mayor desprestigio, más feroz
lanza sus ataques, es el de las focas, como
él mismo denominó a quienes, desde los medios, que no desde el periodismo,
aplaude, le aplaude por todo y por nada.
Hoy, cuando el viento político ya
sopla en su contra y sus castillos de arena se pulverizan, Graco endurece su relación con todos, especialmente con los
representantes más serios de los medios de comunicación, los periodistas que en
realidad generan opinión y gozan de credibilidad.
Si desde que arrancó su fallida administración,
el tabasqueño pintó su raya con el periodismo morelense y asumió el compromiso
de matar a varias empresas del sector, en los tiempos más recientes, Graco ha golpeado con rudeza a los
comunicadores, ha acusado a algunos de complicidad criminal, a otros los han
incluido en presuntas investigaciones de la Procuraduría General de la
República, que lógicamente no existen y, a través de “sus hombres” de
confianza, Gustavo Martínez González,
un sujeto que me dicen que es adicto a las drogas, que “lo asesora” y el
tijuanense enloquecido, Alberto Capella,
comisionado estatal de seguridad pública.
El primero de los mencionados, el
tal Martínez González, no pierde
oportunidad para amenazar y amedrentar a reconocidos periodistas, por el sólo
hecho de que dan cuenta de la desgracia en que vive Morelos, por culpa del
desgobierno de Graco.
El segundo, Alberto Capella no ha dudado a vociferar en contra de
comunicadores, de profesionales del derecho y de todo aquel al que considera
enemigo de su patrón. Lo menos que ha hecho, es acusar que ciertos periodistas
sirven al crimen organizado.
Lo que hacen Martínez y Capella, es polarizar,
dividir a la sociedad con un solo propósito, ponerla en contra de sus iguales y
para conseguirlo, corrompen, amenazan y amedrentan.
El hecho más reciente, como
también reiterado, es el de la amenaza de Gustavo
en contra de mi amigo, el periodista Jesús
Castillo García que, les agrade o no, es un comunicador reconocido más allá
de las fronteras del Estado; un premio nacional de periodismo, de esos que se
ganan por méritos profesionales.
Lo que hace Graco con ese el doble
lenguaje que maneja, por un lado en la Ciudad de México y el resto del país, “demócrata
y humanista” y, en Morelos, represor, permisivo y cómplice criminal, es mostrar
que desconoce los alcances y el registro histórico que guardan hoy las redes
sociales que, sin duda, jugarán un papel importantísimo cuando llegue el
momento del fin del tabasqueño… Tic… Tac… Tic… Tac
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