TERTULIA
POLÍTICA
Burocracia
y populismo
Pedro
Martínez Serrano
En los días más recientes, el Congreso
del Estado acentuó el golpeteo en su contra, a consecuencia de la aprobación de
nuevos ordenamientos electorales, mismos que rechazaron algunos priístas y
otros tantos panistas, me dicen que porque no se les entregó el “pago por
evento” que exigían de algo así como 3 millones de pesos.
Ese asunto generó que se creara lo que
por el momento llaman el bloque de los 10, que no es otra cosa que un grupo de
legisladores en el pataleo, en busca de aquellos dineros que en algún momento
han recibido, por aprobar o, más fácil, hacerse de la vista gorda en asuntos
como los créditos, la aprobación de gastos y más.
En el colmo del ridículo, algo así
como los chamacos tarados del vecindario, que se llevan los juguetes cuando no
se les cumplen caprichos, tanto en el PRI, como en el PAN, iniciaron una
cacería estéril que no rendirá fruto alguno; ni se expulsará al diputado Francisco Moreno Merino, como tampoco
se concretará la presunta expulsión de Carlos
Alaniz Romero, ordenada por el panismo que preside Juan Carlos Martínez Terrazas. Pura pirotecnia mediática.
Por un lado, Moreno Merino me parece que es de los militantes con relaciones más
sólidas en el centro del poder priísta nacional; no dudo que el dirigente de ese
partido, Enrique Ochoa Reza, haya
conocido antes el rumbo de su voto en el tema de la reforma electoral,
especialmente porque se deben al mismo equipo político.
En el caso del PAN, el tal Martínez Terrazas sólo actúa y trata de
distraer la atención con el tema de la expulsión, olvida que él mismo se ha
prestado a servir a los intereses del Partido de la Revolución Democrática, con
cuyo presidente, Rodrigo Gayosso Cepeda se
ha reunido en privado en varias ocasiones, como se han reunido también el
doctor Víctor Manuel Caballero Solano y,
de los priístas, todos, absolutamente todos han emitido su voto a favor de
asuntos del interés del gobernador Graco
Ramírez.
En el mismo orden de ideas, en el río
revuelto, el diputado Alberto Mojica Linares,
el mismo al que removieron de la Comisión de Hacienda, a consecuencia de que él
y su familia pretendían extorsionar a presidentes municipales, propone hoy un
irrisorio Consejo Consultivo Ciudadano, “facultado
para que la sociedad civil vigile el trabajo de los diputados y de las
Comisiones Legislativas”, lo que me parece una verdadera payasada.
Los integrantes de cada una de las
legislaturas al Congreso del Estado, están obligados a actuar de acuerdo a lo
que establece una ley orgánica que sanciona la operación de ese poder; instalar
un consejo consultivo, no es más que burocratismo
y populismo.
Integrar un Consejo Consultivo para
que vigile lo que hacen o dejan de hacer los diputados, es una estupidez; la
sociedad civil, la ciudadanía, se equivoque o no, elige a los integrantes de
cada legislatura y en ellos deposita su confianza. Integrar hoy un consejo
consultivo, no servirá absolutamente de nada, como tampoco sirven los
organismos en los que el Congreso interviene para le designación de sus integrantes.
Ejemplos de lo anterior, es el Instituto
Morelense de Información Pública y Estadística (IMIPE), cuyos integrantes
responden a los intereses de los partidos y sus diputados, de nadie más; la
Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) es otro ejemplo, en el que su
presidente, Jorge Arturo Olivares es
un sujeto oportunista y simulador.
Así las cosas, más allá de moverse en
el fango de la ocurrencia, los diputados deben actuar de acuerdo a lo que
dictan los ordenamientos de su labor; integrar un consejo que los vigile, es un
contrasentido.
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