jueves, 20 de julio de 2017

TERTULIA POLÍTICA

El PES de Rodrigo / El PRI de Graco

Pedro Martínez Serrano
El gobernador Graco Ramírez prepara todo para irse, en busca de la posición que le garantice la impunidad requerida, para evadir la acción de la justicia, ante el rapaz saqueo en que incurrió en los 57 meses y día que van de su desgobierno.
Habilidoso y ventajoso, previsor y pragmático, Ramírez dejó claro hace mucho que en su administración, cada quien tendría que responder por sus actos; “yo no voy a encubrir a nadie”, anduvo vociferando en noticieros televisivos y entrevistas pagadas, luego de un pleito que sostuvo con su hijastro, Rodrigo Gayosso.
En el verano de 2016 las cosas estuvieron tan duras, que se tocó el tema de la separación con Elena Cepeda y “el niño” recayó, se desapareció en Oaxaca, para dar rienda suelta a sus adicciones. Su esposa lo menos que hizo fue pendejearlo, por la tibieza con que veía el futuro del todavía presidente del PRD.
Sin embargo, luego del pleito con el señor Rodrigo Gayosso, las cosas se acomodaron y Graco dio libertad a su hijastro para seguir manejando la$ co$a$ del Estado, los acercamiento$ con las diferentes fuerzas políticas, en el entendido de que, de ser necesario, se aprovecharían sus servicios prestados a la patria y se cobrarían facturas para mantener el rumbo correcto rumbo a 2018.
Así, el gobernador decidió la operación y sometimiento del Congreso del, cuyos integrantes quedaron a nivel de peleles centaveros, cuyo desprestigio legislativo embarra en a todos sus integrantes; a ellos los ocupó para favorecer el saqueo del erario y, no sólo eso, ir más allá, con aprobaciones crediticias que dejan quebrado el Estado, además del despojo de bienes para favorecer a particulares y/o la concesión de servicios públicos, a cambio de arreglos multimillonarios.
El PES de Rodrigo
Hábil y conocedor de los tiempos trágicos como lo es, Graco operó y manejó las agendas de los partidos, acomodó las cosas a su favor, especialmente en los dos que le podrían causar alguna preocupación en el 18, Encuentro Social (PES) y el Revolucionario Institucional (PRI); en ambos casos, avaló la decisión de Rodrigo de entregar el control de cada uno de esos partidos, el primero a Jorge Meade González y; el segundo, el tricolor, a quien en 2012 fue una vacilada de adversario, el ingeniero José Amado Orihuela Trejo.
Para lo del PES, Graco no tuvo que esforzarse, no tuvo que pedir favores, dejó que Rodrigo resolviera el tema, apoyado por su ex subsecretario de gobierno, Jorge Meade González y por los “buenos oficios” del vendedor de publicidad y conocido extorsionador, de origen español Juan José Arrese. Ayer se consumó el ascenso a la presidencia estatal de José Luis Gómez Borbolla.
En ese caso, el andamiaje se empezó a tender en diciembre del año anterior, con la farsa de amenaza que armó el triángulo Gayosso, Meade y Arrese.
El objetivo fue claro: aparentar una ruptura y generar escándalo. El resultado no pudo ser mejor. Cuauhtémoc Blanco y su manejador, José Manuel Sanz cayeron en la treta, se pusieron del lado del gachupín que Hoy intenta reconquistar Cuernavaca y que apenas en el 2000, formaba parte del "macabro censo de ETA", del Ministerio del Interior de España.
El PRI de Graco
Al interior del Revolucionario Institucional, las cosas se le salieron de control a Rodrigo, a consecuencia del avance en el ánimo de los militantes priístas, de los diputados federales Rosalina Mazari y Matías Nazario, cuya alerta le dieron cuando menos 10, de los 17 enlistados en busca de la dirigencia del tricolor.
Y para evitar el riesgo de que cualquiera de ellos se convirtiera en el presidente y, en consecuencia, en “dolor de cabeza” en el 18, Graco asumió directamente la operación del tema. Champó y pidió favores al más alto nivel del gobierno federal. Especialmente en la Secretaría de Gobernación, con su protector y cómplice, Miguel Ángel Osorio Chong.
Metido de tiempo completo en la “negociación”, Graco anduvo en la Ciudad de México recordando que él, fue parte importante para dinamitar la alianza PAN-PRD en el Estado de México, como también recordó que hoy trabaja, para hincar al PRD a los intereses del tricolor en el 2018.
Y fue precisamente desde la Secretaría de Gobernación, de donde salió la orden: hay que entregar el PRI a Amado Orihuela Trejo, el mismo que ya antes, hace unas semanas, había cometido la herejía de meter a Graco a la casa de los campesinos zapatistas.
Así, la imposición de Alberto Martínez González, en la presidencia, no tiene otro propósito, que pagar facturas a las que los priístas son ajenos, como también a los acuerdos que los han dañado en los años más recientes.
De paso, con esa imposición, en el colmo de la ingenuidad del presidente del comité nacional, Enrique Ochoa, se le hizo creer que evitó que Amado y su jaripellada, se fueran formalmente al Partido de la Revolución Democrática, al que ya sirven, aunque no se han afiliado.
Así, mañana se cumple una vez más, lo que ya parece una regla, acomodar las cosas al interior del PRI, para mantener en el poder a sus adversarios; antes el beneficiario fue el PAN, ahora lo vuelve a ser el PRD.

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