miércoles, 26 de julio de 2017

TERTULIA POLÍTICA

Juanito Vargas / Alberto Martínez

Pedro Martínez Serrano
Nunca como hoy, los priístas de Morelos, los de verdad, los que están comprometidos con ese instituto político, los que en realidad quieren rescatar y reposicionar al Revolucionario Institucional, deben cerrar filas y hacer a un lado, las decisiones y los lineamientos que pretenda dictar el Juanito Vargas que personifica su nuevo presidente estatal, el diputado local Alberto Martínez González.
Y es que el dirigente estatal del tricolor, por donde se le vea y a quien se le pregunte, responde lo mismo, fue colocado en el cargo, por intervención del gobernador Graco Ramírez, para favorecer a su adversario de ayer y aliado de hoy, Amado Orihuela Trejo quien, repite ante quien lo quiere escuchar, que él trae más de 250 mil seguidores del tricolor.
La imposición en la presidencia del señor Alberto Martínez, me hace recordar la forma en que se elige a Juan Vargas, para encabezar la presidencia municipal de “San Pedro de los Saguaros”, es un pueblo habitado por nativos. En ruinas. Polvoriento. Sumido en la pobreza como muchos otros de este país tan lleno de contrastes. Paradójicamente es también un botín para quienes le han gobernado. Corre el año de 1949.
Un día el alcalde de San Pedro, es linchado y decapitado por una turba enardecida hasta el hartazgo de corrupción y de atropellos. Hay que designar a alguien que dé la cara y acomode las cosas. Los hechos violentos zarandean las estructuras del gobierno, porque estaba en puerta la renovación de poderes. La cúpula del poder, preocupada por evitar que se intoxique de violencia el proceso electoral, buscó con bisturí a un alcalde interino que devuelva la paz y el orden en San Pedro.
“Tiene qué ser un hombre ingenuo y muy pendejo; que obedezca y no cometa tantas pendejadas”, dice el “licenciado López”, el truculento secretario de gobierno a quien el “gobernador Terrazas” le encarga tan inextricable tarea.
Inofensivo y fiel miembro del Partido Revolucionario Institucional, Juan Vargas es rescatado como “funcionario” de un basurero municipal y designado alcalde sustituto.
El anterior, me parece el perfil de Alberto Martínez González, un montador de jaripeo del establo de Amado Orihuela, al que todo le da miedo; es nervioso y apocado, a grado que lo he visto incomodo en mesas de algunos restaurantes.
Y aunque es profesionista, el título no le ha quitado ni lo pendejo, ni el temor de los encuentros cupulares. Me dicen que su “extenso vocabulario” lo integran el “sí señor” y “lo que usted diga”.

REUNIFICACIÓN DE FUERZAS
Creo que por el bien del Revolucionario Institucional, me dicen que hay una corriente interna en la que participan los diputados federales Matías Nazario Morales; Rosalina y Mazari Espín, la senadora Lizbeth Hernández Lecona; la delegada del CEN del PRI en Oaxaca, Marisela Sánchez Cortés; la propia secretaria general del comité estatal, Marisela VELÁZQUEZ y el delegado del ISSSTE en Morelos, Guillermo del Valle Reyes y; el subdirector de la Lotería Nacional, Víctor Manuel Saucedo, además de una veintena más de priístas que hacen trabajo de partido.
El propósito de quienes andan activos en favor del tricolor, es dejar de lado cada uno de los intentos de “Juanito Vargas”, como se conoce a Alberto Martínez, de entregar a su partido a la oposición, en este caso al PRD, presidido por su patrón, Rodrigo Gayosso.
Es más me adelantan que el montador de jaripeo y cliente asiduo de los lupanares de mala muerte, especialmente con Beto, en San Gabriel las Palmas y con “doña” Martha, en Tetecala, a donde gusta de disfrutar medias horas de placer, podría tener las horas contadas. Es más, se me deslizó la versión de que lo van a enfermar, porque en la Ciudad de México, ya se dieron cuenta del ínfimo tamaño político del cuidador de los perros de Amado Orihuela.
sí las cosas, mientras Graco Ramírez se tambalea y está a punto de caer, en el gigantesco hoyo de corrupción que destapó el Paso Exprés, en el PRI, sus aliados, Amado Orihuela y “Juanito Vargas”, podrían irse con él.

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