TERTULIA POLÍTICA
Caos, explosivos, guachicoleros
Pedro Martínez Serrano
Cuernavaca está sumergido en el
caos; mientras el gobernador Ramírez,
“papá” de Rodrigo Gayosso, el
candidato del PRD al gobierno del Estado, lo atiza, motiva el descontento en
contra de su sucesor: Cuauhtémoc Blanco
Bravo.
Y para hundir
a Cuernavaca en el caos, echa mano de todo el aparato gubernamental; de la
policía Morelos, que tiene a su mando el señor Alberto Capella, cuya principal instrucción, es dejar que las cosas
pasen y, cuando tengan que acudir a auxilios al sur, agarren los “atajos” del
norte; la sangre corre; las calles se convierten en panteones y las barriadas
en campos de batalla. Todo marcha sobre ruedas, para generar las condiciones de
descontento en contra de Cuauhtémoc.
La
escasez de agua que golpea a Cuernavaca, agiganta su descontento, porque es
patrocinado; los vivales que pastorean a personas de escasísimos recursos, pero
también vividoras de la manifestación, todos ellos en nóminas que controla Rodrigo Gayosso, lo mismo gritan, que
cierran calles o portan cartulinas.
Lo
delicado del momento electoral que se vive en el país, es que ya no hay códigos
de respeto; antes, los mafiosos más sanguinarios, imponían como condición el
respeto a la familia; hoy no hay tregua para nadie.
La disputa electoral es un todos contra Cuauhtémoc; ese todos contra todos, es parte de la historia.
La disputa electoral es un todos contra Cuauhtémoc; ese todos contra todos, es parte de la historia.
El tiempo
avanza y los candidatos a la gubernatura del Estado, se desgañitan para golpear
al mundialista. Les da terror que el pronóstico se cumplirá el primer domingo de
julio y, para evitarlo, echan mano de todo, negocian con todos. La guerra es
para frenar el avance de Blanco Bravo.
El caos del
agua, que no cae ni gota en los hogares de varias colonias; los montones de
basura que se agigantan a cada esquina, la inseguridad que acumula muertos e
ilícitos de todo tipo, como el abandono de calles y avenidas, tienen un mismo
origen: la orden de Rodrigo Gayosso
y la ejecución de su sumiso y obediente “padre”, Graco Ramírez.
Y si el tema
de la contienda electoral es sumamente explosivo, la estupidez de los escoltas
de Cuauhtémoc, el blanco
de toda la guerra sucia, es delicadísima. Los provocan y caen redonditos.
Lo que ocurrió
en la colonia Lagunilla el miércoles pasado, no es culpa de nadie más que del
tal Eliacín Salgado de la Paz, el
mismo que, enchufado en la nómina municipal por su “compadrito del alma”, Samuel Sotelo Salgado y “gracias a
Dosito”, como tanto blasfema.
Los
alborotadores son gente de Romualdo
Salgado Valle, ahora al servicio de los intereses de Rodrigo Gayosso; él mando a “su gente” a hacer la tarea y la
hicieron; Eliacín cayó. Cumplieron
su propósito.
Lo que olvidan
los escoltas que comanda el traicionero profesor de Zacatepec, Eliacín Salgado, es que la campaña
avanza en condiciones altamente explosivas. Lo que buscan los de enfrente, es
que haya algo grave; por ejemplo, un muerto en algún acto de campaña. Para
ellos, para la nómina amarilla, un muerto es barato para conseguir su propósito.
Rodrigo Gayosso ha empezado a trazar
la ruta, ya deja ver sus intenciones: “Con el futbolista trabajan abogados de
narcotraficantes”, supongo que hace alusión a Samuel Sotelo, un abogado que en mi opinión es un hombre serio y
comprometido con su profesión, cuyo único problema es la necesidad de las
bendiciones “que le manda Diosito” va través de su compadre Eliacín Salgado.
El momento es altamente
corrosivo; ya hay gente de los “guachicoleros” haciendo fila para entrar a la
contiende y, obvio, es para convulsionar lo que tenga que ver con el triunfo de
Cuauhtémoc Blanco. Así que Rafael Giménez y José Manuel Sanz, deben rediseñar los temas de seguridad de la
campaña. Hay que prevenir problemas, porque los de enfrente, a su paso, van
tirando petardos y cohetes encendidos. Hay que prevenir que truenen.
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