TERTULIA POLÍTICA
Charleston / Florecita de un día
El mayor problema del tal Charleston, no es cuánto
se robó; a cuántos periodistas mandó amenazar;
a cuántos medios de comunicación sometió o castigó,
no, su principal preocupación deben ser los priístas
a los que desplazó; a los que en su momento
de mayor soberbia y poder, cuando se decía amigo-amigo
de Manlio Fabio Beltrones y también protegido y preferido
de Javier Duarte (a quienes hoy niega y acusa de pendejos)
hizo de lado, pisoteo, amenazó y bloqueó. Hoy ellos,
los heridos que dejó en el camino de la locura que genera
el poder y el dinero, se están levantando y van, vienen por él.
Ya están en Morelos
se robó; a cuántos periodistas mandó amenazar;
a cuántos medios de comunicación sometió o castigó,
no, su principal preocupación deben ser los priístas
a los que desplazó; a los que en su momento
de mayor soberbia y poder, cuando se decía amigo-amigo
de Manlio Fabio Beltrones y también protegido y preferido
de Javier Duarte (a quienes hoy niega y acusa de pendejos)
hizo de lado, pisoteo, amenazó y bloqueó. Hoy ellos,
los heridos que dejó en el camino de la locura que genera
el poder y el dinero, se están levantando y van, vienen por él.
Ya están en Morelos
Pedro Martínez Serrano
El novísimo Delegado General
del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Partido Revolucionario Institucional
(PRI), Fernando Charleston Hernández, el jovencito
más querido, preferido y beneficiado por
el corrupto y asesino gobernador de aquella entidad, Javier Duarte de Ochoa, será florecita de un día en el cargo que
le encomendó Manlio Fabio Beltrones,
por una sencilla razón, la nueva dirigente de ese partido, Carolina Monroy del Mazo, se desmarcó de su protector y, no sólo
eso, empujará las denuncias que hay en contra de quienes integran el llamado cartel
jarocho, del que el joven priísta
es operador destacado.
Y es que la idea original,
al enviar a Morelos al tal Charleston
Hernández, fue bajarle la presión y sacarlo del ojo del huracán que anuncia
tragedia política para el priísmo veracruzano, por el gravísimo daño que
causaron, lo mismo en lo económico, con el voraz saqueo al erario, que en lo
político y lo social; el gobierno de Duarte
de Ochoa dejó una pestilente estela de asesinatos, lo mismo de líderes
sociales, que de periodistas.
El brazo ejecutor y
vengativo; el del cobro de agravios, como se llamó en Veracruz a la exigencia
de justicia, servicios públicos y respeto a los derechos humanos, alcanzó a
muchos que abanderaron causas ciudadanas, incluso fuera de la entidad. El
listado es largo de quienes fueron asesinados en otras entidades, por haber
cometido el error de enfrentar la furia del señor Duarte de Ochoa.
Precisamente igual, me dicen
que hay un grupo de priístas tradicionales, priístas de siempre, que fueron
pisoteados durante seis años de gobierno de Javier Duarte, incluido el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, quienes hoy van por la revancha porque,
dicen, juego que tiene desquite, ni quien se pique, como también advierten
que el que la hace, ¡la paga! y la
tienen que pagar, porque el daño causado a los veracruzanos y al Revolucionario
Institucional es exponencial.
Ahora con la designación de Charleston Hernández como delegado del
comité nacional del tricolor en Morelos, sus paisanos, allá en Veracruz activaron
una agenda encaminada a seguirlo y recordarle que tiene pendientes con la
justicia, que tiene que responder por el fraude multimillonario en que incurrió,
mientras estuvo a cargo de las finanzas y la programación de los recursos de
todos los veracruzanos.
Mientras que en Veracruz se
sostiene una cruzada, para conseguir el castigo al gobernador Javier Duarte de Ochoa, en cuya acción
disponen del apoyo del comité nacional del PRI, que encabeza Carolina Monroy, fuera de aquella
entidad, un grupo de personas se encargan de seguir la huella a ladrones y
asesinos que empiezan a huir de su región y a esconderse en carguitos
intrascendentes, pero que les
permiten alguna impunidad, como es el caso de Fernando Charleston Hernández.
Lo cierto es que desde
Veracruz se empuja la exigencia ante diversas instancias del gobierno federal,
lo mismo en Los Pinos que en Gobernación, para que se
aplique todo el rigor de la ley, en contra de Javier Duarte de Ochoa y los integrantes de su cartel criminal, del que
es pieza clave el joven político que hoy, todavía, despacha como delegado
general del PRI en Morelos.
El mayor problema del tal Charleston, no es cuánto se robó; a cuántos
periodistas mandó amenazar; a cuántos medios de comunicación sometió o castigó,
no, su principal preocupación deben ser los priístas a los que desplazó; a los
que en su momento de mayor soberbia y poder, cuando se decía amigo-amigo de Manlio Fabio Beltrones y también protegido y preferido de Javier Duarte (a quienes hoy niega y acusa de pendejos) hizo de lado,
pisoteo, amenazó y bloqueó. Hoy ellos, los heridos que dejó en el camino de la
locura que genera el poder y el dinero, se están levantando y van, vienen por
él. Ya están en Morelos.
En su oportunidad, Fernando Charleston pagaba menciones en
medios a modo, para que lo elogiaran y ponderaran su cercanía con Manlio
y Duarte; un ejemplo a vuelo de
página lo es la Prosa a Prisa de
Aturo Reyes Isidoro, del 2 de marzo de éste 2016, cuando anotó: vale la pena decir que no presume ni
cercanía ni relaciones con personajes políticos del altiplano, pero resulta que
es el único veracruzano, aparte de la joven y guapa Sheyla Flores Tenorio, de Boca del Río, quien es la Secretaria de
Mujeres Jóvenes del ONMPRI, mejor colocado al lado de Manlio Fabio Beltrones. Hasta aquí la mención. Hoy, el veracruzano niega a Manlio.
De
quienes se debe cuidar Fernandito,
como lo llama su parentela y, en privado, Javier
Duarte, es de los heridos que ha dejado en el camino, entre ellos Fidel Herrera, Felipe Amadeo Flores Espinosa e incluso, de Héctor Yunes.