TERTULIA POLÍTICA
Cada quien en su casa y Dios en la de todos
Lucra Vera con dolor
Pedro Martínez Serrano
A fines del siglo anterior,
cuando llegué a Tijuana fui contratado como reportero del periódico El Mexicano. Mi primera encomienda, fue
la cobertura de los muchos asuntos religiosos que registra la ciudad; de las
muchas iglesias que hacen evangelio y buscan feligresía. Fue entonces cuando me
hice amigo del entonces Obispo de la Diócesis de Tijuana; hoy Arzobispo
metropolitano de la Península de Baja California, Monseñor Rafael Romo Muñoz.
La cobertura semanal de la celebración
eucarística dominical, y el encuentro frecuente, con Monseñor Romo Muñoz, en eventos sociales o de la
industria y el comercio, generó rápidamente que me incluyera dentro de su
listado de amigos, aquellos a quienes invitaba a su domicilio particular e incluía
en invitaciones a eventos públicos y privados.
Normalmente los miércoles
tomábamos café en su casa; la plática se prolongaba hasta pasadas las 9 de la
noche y los temas eran variados. Nunca lo escuché hablar mal de alguien; si
proponía a la autoridad reforzar la atención en tal o cual tema, especialmente
el relacionado con la seguridad.
Y, como la inseguridad golpeaba
entonces con rudeza a Baja California, aunque no tanto como hoy a Morelos, una
vez le pregunté: Monseñor, por qué si el gobernador (Alejandro González Alcocer) se la pasa riendo y evadido de la
realidad, como si no pasara nada; usted no endurece su posición frente al tema?…
Sin pensar mucho, me aclaró: El gobernador es un hombre muy ocupado, a veces
distraído y hasta olvidadizo, pero cuando le planteamos temas de la diócesis;
necesidades de la gente, nos ayuda, aunque no como quisiéramos, pero responde.
Así las cosas, continúo mi amigo
Monseñor Rafael Romo Muñoz, la curia
ha decidido ser prudente y propositiva;
procuramos ser respetuosos de lo que ocurre y, aunque a veces diferimos de
las formas de hacer las cosas y la forma de gobernar, optamos por proponer
correctivos de manera amigable; nosotros entendemos que cada quien en su casa (hace lo que cree correcto) y Dios en la de todos.
En su oportunidad, el rector de
la Universidad Autónoma de Baja California, Alejandro Mungaray Lagarda, con una matrícula que fácilmente multiplica
por cinco, la que registra Morelos y un presupuesto exponencialmente mayor al
que se aplica en nuestra entidad, me dijo que ellos no llamaban a marchas, ni
se enfrentaban con el gobierno, mucho menos se metían en sus asuntos, por la
sencilla razón de que el compromiso universitario está del lado de la academia,
la investigación y la formación e profesionales de excelencia: generar pleitos
y choques de egos a nadie conviene.
En aquel tiempo, Eugenio Elorduy recién había asumido la
titularidad del gobierno estatal; su primer objetivo, fue intervenir en asuntos
relacionados con la UABC. Lo pararon en seco: La universidad tiene los métodos y
reglamentos que norman su vida interna; así que si el gobernador quiere algo de
la UABC, que lo pida y ya decidiremos si se lo damos o no. Él tiene obligación
de atender los temas de seguridad que golpean al estado.
Protagonismo satánico
Lo anterior viene a tema, porque
en Morelos, a un gobernador imbécil, ambicioso y ladrón, como lo es el señor Graco Ramírez, se suma el protagonismo satánico; la bajeza con la
que lucra Vera con dolor de cientos
de familias que velan las fosas clandestinas de Tetelcingo, en espera que aparezcan
los restos de algún familiar.
Ese lucimiento desbordado y ansia
mediática del rector de la UAEM, Alejandro
Vera Jiménez, me da la impresión que en el fondo, no tiene otro propósito
que sumarse a las víctimas y, al más puro estilo de Andrés Manuel López Obrador, generar distractores para evitar que
se le exijan pruebas del presupuesto multimillonario que hoy maneja a complacencia
y cumplimiento de intereses personales. Si la revisión de los recursos
pú-bli-cos que maneja amerita sanción, va a tratar de distraer la atención con
el tema aque mejor maneja y aprovecha su manejador
estelar, Javier Sicilia.
De hecho el rector Vera y su asesor de cabecera, el señor Sicilia, empezaron ya a tender los
rieles por donde transitarán como víctimas, pero que también aprovecharán para
colgarse en las candidaturas en el 2018.
El primer mensaje que empieza a
enviar el rector Vera Jiménez, es
que se
está golpeando a los universitarios, lo que es una mentira; a quien se
cuestiona es a él, por la altísima sospecha de que maneja recursos públicos
como si fueran personales, como lo hace el gobernador Graco Ramírez en el Estado, en cuyas arcas da manga ancha a su hijastro,
el raterazo Rodrigo Gayosso Cepeda.
El rector Alejandro Vera Jiménez, es un hombre ingenuo, inocente y
manipulable, profundamente manipulable que, ha permitido a sus colaboradores
hacer lo que les plazca, en abono de la confianza que les tiene y que
traicionan. La auditoría y el tiempo colocará a cada quien en su lugar,
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