TERTULIA POLÍTICA
Muertos, manjar de vivos
Pedro Martínez Serrano
Lo que pasa en Tetelcingo con las
fosas clandestinas por las que deberá responder Graco Ramírez, es un asunto que
más temprano que tarde, pondrá a cada quien en su lugar; al gobernador,
seguramente en la cárcel y al rector Alejandro
Vera, del lado de la simulación y el oportunismo.
El desgaste político, social y
económico que ha generado el caso
Tetelcingo es grandísimo, en particular para quienes se han montado en un asunto
de muertos que convirtieron en manjar de vivos, de vivales que, enchufados en nóminas millonarias de la política, andan
buscando votos en donde no los hay y/o el lustre personal que les permita
encarecer los servicios profesionales
que prestan.
Y lo peor del caso, es que en el
exceso de la ingenuidad, el rector de la Universidad Autónoma del Estado, el
doctor Alejandro Vera Jiménez, en
los días más recientes ha actuado por instinto, me parece que sin rumbo, algo
así como perro de pueblo, que corretea
los carros y, cuando estos se paran, corre para atrás, porque no sabe para
qué ladró.
Peor aún, el doctor Vera Jiménez está mostrando que le
quedó grande el cargo, que la rectoría es mucho más de lo que él puede atender,
lo que aprovechan aquellos que lo pilotean, que conocen las limitaciones del
rector y lo manipulan a placer; todo sea por el sueño de ser
candidato a gobernador, ya sea independiente, que por alguno de los partidos
menores, los partidos basura, les llamo.
Secuestrado en el laberinto de sus vanidades, al doctor Vera le dicen lo que quiere escuchar; vamos bien con el asunto de Tetelcingo, te
vas a levantar como el gran defensor de las víctimas… Con esto, aseguras el 18 (en
alusión a la gubernatura), le sopla al oído, en la nuca su gurú, el principal causante del desgaste de la imagen de la
UAEM, el tal Javier Sicilia Zardain,
el mismo que se ha adueñado de los
reflectores mediáticos y del control de lo que se debe decir y lo que no,
alrededor las fosas de Tetelcingo.
Y es precisamente el señor Sicilia el que ha jugado a satisfacción
de intereses personales, con la agenda personal, ya ni siquiera política, del
rector Vera a quien un día exhibe muy religioso y de acomedido con el
Obispo de la Diócesis de Cuernavaca, Ramón
Castro Castro que, por cierto, evita al escritor por protagónico; no lo soporto, porque es una persona mala;
me dicen que es corrupto e hipócrita, que vive actuando ante los medios, cuando
en realidad es un sujeto radical y pernicioso, habría comentado el prelado.
Y así como es Sicilia, de besucón y protagónico, no deja pasar oportunidad para politizar el
dolor de quienes esperan encontrar algún ser querido en las fosas clandestinas de Graco, por eso, un día sí y otro
también, desde que tomó el control de aquel panteón clandestino de Tetelcingo,
invita a políticos afines al proyecto de la gubernatura en el 2018, pero también
a quienes suman odios, al ya odiado gobernador del estado.
Así un día sí y otro también invita
al lugar, con gastos pagados y cargo a la tesorería de la UAEM, a
personalidades de la defensa de los derechos humanos, como ayer el padre José Alejandro Solalinde Guerra, un sacerdote defensor de migrantes, muy
proclive a recibir donativos de empresarios, polleros y coyotes que trafican personas con destino a los Estados
Unidos.
Al lugar, el señor Sicilia invitó también el año anterior
al Obispo Emérito de Saltillo, Raúl Vera
López que, para variar vino a hablar mal del sujeto más odiado en Morelos, Graco Ramírez.
Y para compartir el manjar con
aquellos que le interesan al rector Alejandro
Vera o con los que tiene intereses económicos y, por eso es obligado a
recibirlos, Sicilia se encarga de
agendar las conferencias de prensa de los bien vistos en el lugar, lo que no
ocurre con el improvisado, fanfarrón y pendejo que despacha como presidente de
la CEDHM, Jorge Arturo Olivares Brito que
fue sacado a empujones del lugar.
A quien se le puso como tapete el
rector Vera cuando visitó la zona de
las fosas clandestinas, fue al diputado federal veracruzano, ratero oportunista
y traidor, Javier Bolaños Aguiler
quien, me dicen, fue enlace y facilitador de las presencias del rector en el
Congreso del Estado, mientras que fue legislador local y gestor de recursos
para obras, de las que, para estar acorde a los tiempos, pide su 25 por ciento
de comisión.
El raterazo venido de Veracruz,
con una mano atrás y otra adelante, que hasta el tono de caminar cambió, igual
que de esposa (se puede comentar porque la sacó de una nómina oficial), es
ahora uno más de los pilotos del
rector; uno más que cuando se reúne con él habla de la sucesión y de las posibilidades
de ambos de ser candidatos.
Hoy, en Tetelcingo, está Carmen Aristegui, una periodista
valiente y talentosa que creo que ha ensoberbecido; que ha aprovechado sus
desencuentros con el poder, para ganar simpatía, aunque hoy a lo que viene es a
atender una contratación de Javier
Sicilia quien, está claro, mueve a su antojo y conveniencia el
dinero de los universitarios.
Y a medida en que los días pasan,
el rector y su séquito desearían atrasar el calendario; andan engolosinados con
los reflectores; no entienden que ese asunto va a explotar y nadie,
absolutamente nadie es capaz de advertir los daños que causará a a la redonda,
tanto que podría tirar candidaturas y volver a todos a una realidad maquillada
a billetazos, por un lado, de la UAEM y, por el otro, del gobierno del Estado,
cuyo titular, Graco Ramírez, fiel a
su costumbre, deja de las cosas pasen, sabe que quienes lo fustigan, se cansan,
igual que los perros de pueblo.
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