jueves, 2 de junio de 2016

TERTULIA POLÍTICA

Muertos, manjar de vivos

Pedro Martínez Serrano

Lo que pasa en Tetelcingo con las fosas clandestinas por las que deberá responder Graco Ramírez, es un asunto que más temprano que tarde, pondrá a cada quien en su lugar; al gobernador, seguramente en la cárcel y al rector Alejandro Vera, del lado de la simulación y el oportunismo.
El desgaste político, social y económico que ha generado el caso Tetelcingo es grandísimo, en particular para quienes se han montado en un asunto de muertos que convirtieron en manjar de vivos, de vivales que, enchufados en nóminas millonarias de la política, andan buscando votos en donde no los hay y/o el lustre personal que les permita encarecer los servicios profesionales que prestan.
Y lo peor del caso, es que en el exceso de la ingenuidad, el rector de la Universidad Autónoma del Estado, el doctor Alejandro Vera Jiménez, en los días más recientes ha actuado por instinto, me parece que sin rumbo, algo así como perro de pueblo, que corretea los carros y, cuando estos se paran, corre para atrás, porque no sabe para qué ladró.
Peor aún, el doctor Vera Jiménez está mostrando que le quedó grande el cargo, que la rectoría es mucho más de lo que él puede atender, lo que aprovechan aquellos que lo pilotean, que conocen las limitaciones del rector y lo manipulan a placer; todo sea por el sueño de ser candidato a gobernador, ya sea independiente, que por alguno de los partidos menores, los partidos basura, les llamo.
Secuestrado en el laberinto de sus vanidades, al doctor Vera le dicen lo que quiere escuchar; vamos bien con el asunto de Tetelcingo, te vas a levantar como el gran defensor de las víctimas… Con esto, aseguras el 18 (en alusión a la gubernatura), le sopla al oído, en la nuca su gurú, el principal causante del desgaste de la imagen de la UAEM, el tal Javier Sicilia Zardain, el mismo que se ha adueñado de los reflectores mediáticos y del control de lo que se debe decir y lo que no, alrededor las fosas de Tetelcingo.
Y es precisamente el señor Sicilia el que ha jugado a satisfacción de intereses personales, con la agenda personal, ya ni siquiera política, del rector Vera a quien un día exhibe muy religioso y de acomedido con el Obispo de la Diócesis de Cuernavaca, Ramón Castro Castro que, por cierto, evita al escritor por protagónico; no lo soporto, porque es una persona mala; me dicen que es corrupto e hipócrita, que vive actuando ante los medios, cuando en realidad es un sujeto radical y pernicioso, habría comentado el prelado.
Y así como es Sicilia, de besucón y protagónico, no deja pasar oportunidad para politizar el dolor de quienes esperan encontrar algún ser querido en las fosas clandestinas de Graco, por eso, un día sí y otro también, desde que tomó el control de aquel panteón clandestino de Tetelcingo, invita a políticos afines al proyecto de la gubernatura en el 2018, pero también a quienes suman odios, al ya odiado gobernador del estado.
Así un día sí y otro también invita al lugar, con gastos pagados y cargo a la tesorería de la UAEM, a personalidades de la defensa de los derechos humanos, como ayer el padre José Alejandro Solalinde Guerra, un sacerdote defensor de migrantes, muy proclive a recibir donativos de empresarios, polleros y coyotes que trafican personas con destino a los Estados Unidos.
Al lugar, el señor Sicilia invitó también el año anterior al Obispo Emérito de Saltillo, Raúl Vera López que, para variar vino a hablar mal del sujeto más odiado en Morelos, Graco Ramírez.
Y para compartir el manjar con aquellos que le interesan al rector Alejandro Vera o con los que tiene intereses económicos y, por eso es obligado a recibirlos, Sicilia se encarga de agendar las conferencias de prensa de los bien vistos en el lugar, lo que no ocurre con el improvisado, fanfarrón y pendejo que despacha como presidente de la CEDHM, Jorge Arturo Olivares Brito que fue sacado a empujones del lugar.
A quien se le puso como tapete el rector Vera cuando visitó la zona de las fosas clandestinas, fue al diputado federal veracruzano, ratero oportunista y traidor, Javier Bolaños Aguiler quien, me dicen, fue enlace y facilitador de las presencias del rector en el Congreso del Estado, mientras que fue legislador local y gestor de recursos para obras, de las que, para estar acorde a los tiempos, pide su 25 por ciento de comisión.
El raterazo venido de Veracruz, con una mano atrás y otra adelante, que hasta el tono de caminar cambió, igual que de esposa (se puede comentar porque la sacó de una nómina oficial), es ahora uno más de los pilotos del rector; uno más que cuando se reúne con él habla de la sucesión y de las posibilidades de ambos de ser candidatos.
Hoy, en Tetelcingo, está Carmen Aristegui, una periodista valiente y talentosa que creo que ha ensoberbecido; que ha aprovechado sus desencuentros con el poder, para ganar simpatía, aunque hoy a lo que viene es a atender una contratación de Javier Sicilia quien, está claro, mueve a su antojo y conveniencia el dinero de los universitarios.
Y a medida en que los días pasan, el rector y su séquito desearían atrasar el calendario; andan engolosinados con los reflectores; no entienden que ese asunto va a explotar y nadie, absolutamente nadie es capaz de advertir los daños que causará a a la redonda, tanto que podría tirar candidaturas y volver a todos a una realidad maquillada a billetazos, por un lado, de la UAEM y, por el otro, del gobierno del Estado, cuyo titular, Graco Ramírez, fiel a su costumbre, deja de las cosas pasen, sabe que quienes lo fustigan, se cansan, igual que los perros de pueblo.

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