miércoles, 1 de junio de 2016

TERTULIA POLÍTICA

La naturaleza de los hombres soberbios
y viles es mostrarse insolentes en la prosperidad
y abyectos y humildes en la adversidad /
Nicolás Maquiavelo

Graco / Vera / Soberbia / protagonismo


Pedro Martínez Serrano
Fiel a su naturaleza, el gobernador Graco Ramírez es un sujeto que desde que llegó a Morelos, le ha apostado a la polarización, hasta conseguir lo que hoy ocurre en nuestra entidad, que naufraga en medio de un enfrentamiento social, en donde de un lado se coloca a los malos y en el opuesto a los buenos, como nos acusamos unos y otros; en un estado en donde los que están mal son los de enfrente y no se acepta el error ajeno; en donde el pleito es permanente, porque siempre hay dos dispuestos a responder y asumir sus consecuencias.
Lo anterior viene a tema, porque en los meses más recientes, desde el Palacio de Gobierno, desde todos aquellos frentes de que dispone el gobernador Ramírez, especialmente sus pasquines en renta: Diario de Morelos y Morelos Habla, en el ámbito local y Reforma y Milenio, en la Ciudad de México, se golpea, se cuestiona y se difama, la mayoría de las veces con el argumento ramplón de una fuente oficial; se acusa sin prueba; se busca pleito y se encuentra.
Y eso es precisamente lo que ocurre hoy en esta tierra, en donde el gobernador Graco Ramírez se cansó a golpear, difamar y desprestigiar lo mismo a empresarios que a quienes piensan distinto a él. El problema no había acusado gravedad. Hoy la tiene, y la tiene porque hubo respuesta a sus bravatas.
Apareció alguien que a medida que avanzan los escándalos, se coloca en el mismo nivel que el tabasqueño, en la arena del golpe bajo, de la acusación sin prueba y del proselitismo aventurero y oportunista, que sacrifica lo que se cruce a su paso, con tal de satisfacer intereses personalísimos de poder y dinero, el rector de la Universidad Autónoma del Estado, Alejandro Vera Jiménez hace lo que critica, actúa frente al espejo de la soberbia y la arbitrariedad, se convierte en calca, en ese producto de similares, corriente y de mala calidad que tanto cuestiona y acusa.
Hoy, en una guerra sin cuartel, en la que cada uno echa mano de sus pertrechos e improvisaciones; de las herramientas, funcionales o destartaladas a su alcance, el rector Vera Jiménez y el gobernador Ramírez Garrido, se lanzan rudísimas acusaciones, embarran al estado y a los morelenses con sus estercoleros. Por un lado, los medios en la nómina de Graco y, por el otro, aquellos de que dispone la UAEM, incluidas las páginas de la revista Proceso, al servicio de Javier Sicilia Zardain y en la nómina de la máxima casa de estudios.
Ese tono bravucón y fantoche; esa soberbia desbordada cobijada en piel de oveja, con que camina el rector Vera, es consecuencia de que en dos ocasiones anteriores arrodilló, esquinó al Estado, representado por el Congreso y el Ejecutivo, a dialogar a su gusto, a someterse a sus condiciones y a colocar las cosas en el rumbo correcto, en el camino electorero y complaciente a su aspiración mesiánica y enloquecida, de ser candidato a la gubernatura.
Y aunque en un principio dejó correr rumores de que buscaría la candidatura independiente, sin partido, lo cierto es que Alejandro Vera Jiménez y su manejador; su publirrelacionista Javier Sicilia decidieron aliarse al radicalismo y a la improvisación que representa Andrés Manuel López Obrador y su Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), de ahí la decisión de entregar hasta 2 millones y medio de pesos al mes, al proyecto del también tabasqueño.
Con las cuotas que me dicen que asegura su candidatura al gobierno del Estado por Morena (a ver qué piensa Rabindranath Salazar), el doctor Alejandro Vera dispone de recursos oficiales con fines político partidistas, de ahí que creo que es correcta la decisión del Congreso del Estado, de ordenar una auditoría a su administración que, por cierto,  me aseguran que desde el inicio de su rectorado ha evadido el pago del IVA, ISR y cuotas al seguro social que, en conjunto, suman una verdadera fortuna, cuyo destino es necesario aclarar.
Y, hablando del Congreso local, cuya mayoría de integrantes me parecen oportunistas e improvisados, creo que es conveniente destacar que el doctor Vera Jiménez no ha conseguido chamaquear a su presidente de la Mesa Directiva, el diputado Francisco Alejandro Moreno Merino que, con todo y ese estilo serio y firme que a tantos incomoda, ha mantenido el orden dentro del recinto, como el respeto al inmueble de quienes han intentado asaltarlo con plantones y manifestaciones.

En una ocasión en que nos encontramos con el rector Alejandro Vera Jiménez, en la sede del Congreso del Estado, escuché claro y fuerte, cuando el diputado Moreno Merino le saludó y, ese saludo lo acompañó con la frase !Al rector mi respeto, al activista la ley! Y aunque pareció broma, creo que atajó los afanes protagónicos y oportunistas del doctor Vera, en el inmueble legislativo de Matamoros.

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