jueves, 31 de enero de 2019


Todavía no muere Eligio viejo y sus herederos
pelean rabiosos por el control de El Mexicano

Se unen Lilian, Corina y el desflemado Junior, en
contra del regidor con licencia, Valencia López

Pedro Martínez Serrano
Los Valencia, los Cuervos de Tijuana
No tienen madre… Todavía no entierran al viejo y ya se andan peleando la herencia… Ve en lo que convirtieron al Mexicano, en un pasquín de extorsionadores… Ahora el hijo de Lilian, un tal Carlos Eligio, me llamó para decirme que cualquier asunto relacionado con la información o publicidad con el “periódico”, que lo viera con él, que porqué él es el jefe de información… Pedro, me dio risa, no saben ni hablar, pero se están matando, veo que se unieron en contra del hijo menor de Valencia Roque, el Eligio Valencia López.
         Lo anterior me lo comentó un viejo amigo que, en medio de carcajadas, recordaba los tiempos de la “diferiencia”, como llamaba Eligio Junior al restaurante la Di-fe-ren-cia; “esos pobres cabrones, son tan ruines que ya les urge enterrar al viejo; lo peor es que sienten que el hijo de Sarahí se los va a tragar, porque para colmo, él si se ve trucha. Es el que quiere meter don Eligio como delegado de Infonavit, aunque tampoco lo vamos a dejar pasar, ya ves que les gusta quedarse con propiedades ajenas”.
        Quien me platica lo anterior, es un importante activo político, que busca una de las candidaturas en disputa, con amplia experiencia en el servicio público e influencia en el sector empresarial y los medios de comunicación.
        ─Le contesté, porque se identificó como Eligio Valencia y no tuve el cuidado de preguntarle cuál de todos… Pero cuando le dije: a sus órdenes don Eligio, él me respondió de inmediato: No, no soy él; soy Carlos Eligio, el jefe de información del periódico, ese es el motivo de mi llamada, decirle que me designaron, que cualquier asunto relacionado con información o publicidad, lo arregla conmigo de ahora en adelante... Ah ´tá bueno, le dije y antes de que articulara la siguiente frase, me aclaró, me previno de no tratar ningún asunto con “el bastardo” de los Valencia y, como son tantos, le pregunté que ese quién era y me lo identificó como el que era regidor, di por hecho que se refería a Eligio Valencia López.
        En un rápido recuento, me narró cómo va la novela que ya tiene título: “Los Valencia, los Cuervos de Tijuana”
        Luego de la llamada, me comunicó a un amigo de ambos para saludarme, aunque el tema fue recurrente:
        ─¿Cómo ve a sus patrones?, me dijo a manera de saludo, a lo que repuse:
        ─¿Qué pasó?... Yo no tengo patrones y menos pendejos… El más abusado de los Valencia ya no coordina… Me dicen que ya anda tirando sablazos de a 10 mil… Pobre viejo, tan cabrón que fue y mire cómo fue a terminar, como objeto de disputa de una recua de hijos, ellos sí, muy pendejos, que no tuvieron el talento de adaptarse a los nuevos tiempos de la comunicación.
        Luego de las escaramuzas y los saludos, el buen amigo, vinculado también al sector empresarial y a los medios de comunicación, me comentó la bajeza “y lo hijos de la chingada que son los Valencia; ya ve que corrieron a un buen de sus trabajadores; bueno hasta a uno que le decían El Pachas y a muchos, incluidos sus amigos Sarmiento y Anzures”.
        Pues sí, le respondí, “son los estertores de El Mexicano, el periódico se murió y no se dieron cuenta; ahora se pelean por los pellejos de lo que queda del pasquín que han saqueado hasta hartarse”-
        El tijuanense, orgulloso de serlo y que ha promovido a la ciudad en diferentes foros, nacionales e internacionales, lamentó las condiciones en que ahora se ridiculizan en El Mexicano; “son gente sin dignidad, no supieron decidir a tiempo hasta cuándo el periódico… Valencia Roque creó parásitos, monstruos, cuervos que ahora buscan sacarle los ojos… Yo creo que sus ojos, los ojos de don Eligio, son el muchachito ese que también se llama Eligio, ese medio maleante, al que hizo regidor y que ahora quiere meter al Infonavit.       
        “Así las cosas por acá”, me comentó mi amigo; “me dice aquel que viene usted en estos días, ¿es cierto?...
        ─Pues sí, voy a subir a Tijuana, le voy a ayudar a algunos amigos en sus campañas; ya ve que, como dicen en Guerrero: aunque sea para hacer los mandados sirvo.

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