jueves, 21 de septiembre de 2017

…Cuernavaca es más grande que un temblor

Crónica / Jorge CAZALES MONTERO
Cuernavaca resistió otro gancho. Y de esos que acostumbraba propinar el César del boxeo, esos que hacían doblar a su contrincante, esos que dolían y mucho.
El movimiento telúrico de 7.1 en la escala de ritcher, sacudió a Cuernavaca, sacudió a la ciudad que lo soporta todo. Esa,  que soporta saqueos, violencia y abandono por parte de sus autoridades, esa que hoy luce destruida.
Su edificio emblemático se derrumbó. No resistió la fuerza y el jaloneo del temblor. La torre Latino Americana sucumbió. Un muerto y varios heridos, muchos rescatados.
Pero la ciudad mostró su fortaleza. Más allá de lo que sucedió en ese edificio, no hubo lamentaciones y sí mucho susto por toda la ciudad.
Se aferró Doña Cuernavaca. Nos  dio ejemplo de fortaleza, a los políticos y a los ciudadanos. Dicen que era necesaria una sacudida de esa magnitud:
─Es que ya nos portamos muy mal y Diosito nos mandó este castigo. Además por tanta pinche violencia que hay y que las putas autoridades no pueden controlar, dijo alterado Don Adolfo Domínguez, trabajador de Famsa.
Y arremetió: Ojalá y se abra la tierra y se trague a tanto jijo de la chingada que nada más joden al pueblo…
─Dónde están aquellos culeros políticos que piden y piden el voto?…”Yo no veo a nadie aquí, cargando cubetas con escombro. No los veo, no veo a nadie que se una al cuerpo de rescate, no veo a ningún hijo de su puta madre”.
La tienda Famsa se ubica sobre la Avenida Morelos, a un costado del edificio que se derrumbó. Don Adolfo tiene seis años trabando allí.
Narró lo sucedido:
“Sentí que me mareaba, pero cuando vi que muchos de mis compañeros salían al parejo con los clientes de la tienda, tuve que hacer lo mismo. Pero no fue fácil porque cuando está temblando caminas y caminas y no avanzas. Escuché un tronido muy fuerte y pensé que ya había valido madre. Al llegar a media calle seguía temblando y todos tenían rostro de pánico. Cuando voltié el edificio estaba tirado. Fue cuestión de segundos, nunca me imaginé la fuerza del temblor”.
En ese momento, dice Don Adolfo, “sacudí mi cabeza y corrí directamente a los escombros para ayudar a los atrapados. Aunque por un instante pensé que ningún esfuerzo salvaría a nadie, pensé lo peor”. En ese momento sentí miedo, sentí la muerte”.
…Cuernavaca es más grande que un temblor. Vamos a salir adelante, indicó Adolfo Domínguez.
La ayuda de la gente se dejó sentir casi al instante del derrumbe del edificio. Cientos de ciudadanos dispuestos a ayudar,  sin importar poner en riesgo su integridad. El objetivo era salvar a quienes habían  quedado atrapados bajo los escombros y de la ruta “Chapulín” que pasaba en ese momento y que recibió el impacto de los trozos de concreto que llovieron en ese lugar.
En ese momento se dejaron escuchar las sirenas de los equipos de rescate. La avenida Morelos era un caos. Pero todos querían ayudar. La solidaridad del pueblo se sintió, se vio, se palpó. Ellos son los verdaderos héroes…
Don Adolfo precisó que lleva viviendo en Morelos más de 30 años y que nunca había experimentado un suceso como el de ayer: He sentido temblores, pero no como este. De plano pegó muy fuerte, ahora si nos sacudió bonito. Ojalá ─dijo─ que no pase a mayores, que Diosito se apiade de nosotros.

La plática con Don Adolfo fue rápida, tardó poco tiempo, muy poco. Y también en poco tiempo llegaron rescatistas, policías preventivos, de vialidad y soldados que habían aplicado ya el Plan DN-III.

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