jueves, 21 de septiembre de 2017

TERTULIA POLÍTICA

Rumores y sismo

Los rumores pueden ser poderosos, destruir matrimonios,
acabar con la carrera de un político o un artista,
quebrar instituciones financieras
y ocasionar conmoción social
Pedro Martínez Serrano
Manolo el amigo (!de lo ajeno!) de fiesta y Jiutepec
tiembla ante rumores
El miedo paraliza, frena el éxito, aferra a la gente al fracaso y se multiplica como hierba mala, su abono más enriquecedor es el rumor y la inseguridad de quien lo escucha. El poder del rumor, ha reportado rupturas matrimoniales, quiebra de empresas, pueblos fantasmas y hechos de consecuencias mortales.
Para que los rumores florezcan, debe haber personas inseguras, espantadas y temerosas de que situaciones ocurridas se repitan, como sucede hoy con el caso del sismo de 7.1 grados que azotó con furia a Morelos.
El ejemplo de lo anterior, es lo que sucede en Jiutepec, en donde la irresponsabilidad política e institucional, de su presidente municipal, Manuel Agüero Tovar, el del gobierno amigo (…!de lo ajeno!), ha dejado que crezca el temor de los residentes de la unidad habitacional El Pochotal, en donde atemorizados por un grupo de irresponsables, luego del movimiento telúrico, decidieron dormir en los jardines y estacionamientos, “porque los edificios se cuartearon unos, y se inclinaron otros”. Ni una ni otra cosa ocurrió, al menos por donde caminó este reportero.    
Desde el momento del sismo, irresponsables y protagónicos representantes vecinales, ansiosos de reconocimiento, inyectaron altísimas dosis de temor en los residentes de aquella unidad habitacional, empezaron a desalojar, como si ellos tuvieran la preparación, para dictaminar las condiciones estructurales de los edificios.
“Hay fugas de gas”, “los edificios están cuarteados”, “los daños no se ven a simple vista, pero los departamentos se pueden caer”, fue parte de lo que escuché ayer, luego de que se me advirtió: “puede pasar pero bajo su propio riesgo”. Querían que les firmara una hoja simple, haciéndome responsable de entrar a mi propiedad.
Lo que ocurre en aquel lugar, en Jiutepec, ante la ausencia de la autoridad, en donde estúpidamente duermen en jardines y estacionamientos, al pie de los edificios “que amenazan con caer”, me llevó de la risa a la preocupación, por los alcances que pueden logar un grupo de idiotas que trata de conducir a personas de buena fe, que no hacen más que vivir en el espacio que les fue asignado por el INFONAVIT, hace 25 años.
Mayor gravedad acusa, que en los servicios radiofónicos, se “informe” sin constatar, que “en el Pochotal, los edificios resultaron dañados”, que hay terror. Lo que no hace más que alarmar a la gente que no puede comprobar, a consecuencia de que las líneas telefónicas colapsaron.
El daño no para ahí. Durante mi visita para conocer la situación y acreditar que no ocurrió absolutamente nada, tomando en cuenta la magnitud del siniestro, me di cuenta que había camionetas ¡entregando víveres! Y comestibles, si, un grupo de universitarios, entregaban tortas a personas que en el terreno de los hechos, no sufrieron absolutamente ningún daño y que su permanencia en los jardines y estacionamientos, al pie de los edificios que, según ellos, amenazan con caerse, no es más que consecuencia de un miedo consecuencia del rumor.
Me tocó ver camionetas apretujando trebejos mugrosos, colchones miados y electrodomésticos destartalados. La gente quiere irse de ahí, porque nadie les había dicho que en donde viven, es tan seguro como el edificio mejor construido, con los daños propios del paso del tiempo, de más de dos décadas de ser habitados, pero tan de pie, como cualquiera en su tipo.
El miedo, el terror aviva luego de que millones de irresponsables sin escrúpulos atribuyen a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o a prestigiadas instituciones de educación superior, el anuncio de que viene un mega terremoto o que el 23 de septiembre de acaba el mundo.

Lo que resta decir es que no hay ser humano, ni tecnología aún creada, que pueda predecir un terremoto, como recordar el dicho que dicta que “cuando te toca, aunque te quites y cuando no, aunque te pongas”

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